Nadie dijo que no podías:
nadie que es nada
entonces puedes.
del vuelo de las moscas
agotador
inquieto
se aprende a vivir en 24 horas.
Las flores crecen
hacia abajo en el paraíso perfecto.
Tú, mujer
dale al mundo tus ojos
nadie dijo que no podías.
(yo sabré dónde apuntan tus pupilas)
martes, julio 19, 2005
I.
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Mitos.
El Gran Guerrero se acercó a la Princesa. Desenvainó la Daga de Mil Sombras. La luz del alto vitral hizo refulgir el arma.
-¿Tenéis que ir? -preguntó la soberana cubriendo con ambas manos su pecho. Temía por la vida del Gran Guerrero.
-Debo ir, debo proteger nuestro amor y el pueblo que vive bajo el -respondió el Gran Guerrero mirando a los ojos a la Princesa.
El Gran Guerrero tomó una de las manos de la Princesa y la apoyó en su pecho, sobre el frío de la armadura. Aun con el armamento, ella sentía el palpitar del corazón.
-Lo que sientes, es tuyo -le susurró el Gran Guerrero. Despacio, empujó la mano de la Princesa a través de la armadura. Ella y su mano llegaron al corazón vivo del Gran Guerrero. Pudo sentir la adrenalina de la batalla y el amor eterno.
Cuando la Princesa retiró su mano, cargaba el corazón del Gran Guerrero.
-Lo que ves, es tuyo -dijo el Gran Guerrero. Tomó el corazón y lo clavó en el Escudo Real-. Antes de que mi corazón muera, estaré de regreso, y todo habrá sido victoria.
Al amanecer el Ejército se movilizó. Al caer la noche, habían perdido.
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Normalmente despierto normal, no me influye mucho si aparece en pleno verano un castor royendo la basura, son cosas que pasan, cosas normales, yo sólo despierto.
Me levanto, mi cuerpo es de plomo, es normal.
Hace calor. Cuando no.
Me visto y noto que he perdido un calcetín: normal.
Busco monedas para tomar micro. No tengo monedas de a 10 para pagar el pasaje exacto.
Llego al trabajo. Nada se ha movido, todo es normal.
Miro por la ventana. Se ve la Cordillera. Extraño, ¿no?
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Comparaciones micro-macro tomables, o no, en serio.
En el pasaje donde vivo no habrá más de 10 casas. Llevan 2 años tratando de colocar un portón eléctrico a la entrada. 10 casas, 25 personas aprox.
Desde la II Guerra Mundial la ONU ha ido construyendo sedes alrededor del mundo tratando de organizar la humanidad, que va en billones de personas. Esto ya viene desde antes de Cristo.
A saber: Paciencia.
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lunes, julio 18, 2005
Herejes hipócritas y Cristianos arrepentidos: cuentos y teologías (Óscar Helling, editorial SFB, 2005)
A.D.
Ya todos sabemos que al séptimo día, Dios descansó. PERO cuando despertó, se dio cuenta que no había terminado. Se puso sus pantuflas, las nuevas, las que los Ángeles le habían regalado para El Festejo de la Eternidad. Bajó de la cama. Un Secretario se acercó.
-Que repitan los siete días.
-¿La Creación?
-No. La Semana. Así como hice el Mar, lo mismo.
-Entiendo -dijo el secretario y se retiró.
Dios se acercó a la ventana. Apreció el Sol que giraba en torno al Mundo.
-El dilema de crear al Hombre es hacerle ver que he dado alma a su vida para que exista en el Paraíso, para que aprecie el Paraíso, para que lo proteja; pues sé que el Hombre siempre se sentirá expulsado del Paraíso, lugar del que no los he expulsado, sino que lo he creado para que vivan en él. Pero se han empeñado en creer que viven para que les otorgue la Eternidad... La Eternidad siempre ha existido... lo que vale es la Vida misma, aquello por lo que tuvimos que Luchar...
El secretario le trajo un café. Dios se puso a trabajar mientras disfrutaba el olor del grano de café crecido en las tierras de Colombia.
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Literatura viva.
-Soy escritor.
-¡Maravilloso! ¿Cuántos libros tiene publicados?
-Ninguno.
-Pero dijo que era escritor.
-¿Y?
-Tendrá algo publicado.
-No.
-Pero por publicar.
-No lo creo. El ocio es una práctica casi religiosa para mí.
-¿Y de qué vive entonces, señor?
-¿De qué va a ser? ¡De escribir!
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domingo, julio 17, 2005
Teoría socio-política mientras se cocina un huevo: diálogos con el profesor ***.
La cosa fue así. De alguna parte, en agún lugar, surgió el primero de nosotros. Pero no estaba solo, porque se reprodujo. O sea, venía evolucionado desde el comienzo, porque compartía con el resto de las bestias la capacidad de reproducirse. Y disfrutarlo para hacerlo continuo para la sobrevivencia de la especie.
Este hombre temprano, feo me imagino, tuvo relaciones y por consecuencia tuvo pequeños. Cuando se da cuenta que estos pequeños no son sólo grito y comida, que al crecer tienen imaginación, que de niños inventan cosas, ayudan y son fuertes, los adopta: son suyos, son sus herramientas y sus músculos, son su sangre renacida. *Y Freud introduce una nota en este párrafo diciendo que el Padre reprime a la prole de acercarse a las mujeres para él controlarlos y sublimar el deseo sexual en trabajo y desarrollo. Dando nacimiento a la Civilización, el deseo contenido. Bueno, este es un mundo libre, Freud puede decir lo que quiera.
El hombre temprano descubre la voz de mando. Primero a través de la violencia, luego por la política. Aprende a señalar, a darse a entender, a crear palabras, a escribirlas, anotarlas y dedicarse al estudio. Aprende hacer La Guerra.
Para lograr un orden, el hombre temprano somete al mundo a una interminable violencia. El hombre temprano desconfía de los otros: algunos de ellos necesitan ser reyes para sentirse seguro entre los suyos. Y lo que lo desespera es saber que queda tanto por descubrir. Hoy en día, no queda rincón para esconderse. La Guerra se hace en silencio y el deseo de conquista se transforma en la adquisición de bienes y dinero. Suena comunista, pero es la única forma de expresarlo.
(extracto primero, publicación pendiente.)
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2:28 a.m.
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sábado, julio 16, 2005
Conflictos que llevan a otros.
Un español, venido de Asturias, se empeñó en tomar micro para moverse por Santiago. En uno de los paraderos se topa con "el típico chileno" como diría cualquier Asturiano que lo viera. Le urge hablar con el chileno.
-Hey, tío, que tienes un apio que te sale por la oreja, joder.
El chileno, asustado en un principio, fingió no escuchar la estupidez del español. Seguro era algo que se decía en España.
-Venga, tío, que no es broma, que te sale un apio por lo oreja, te dicen, ¿eres mongol?
-¡Pero de que chucha me hablas! ¿Ah? ¡Déjame tranquilo, español conch%&$?@...
-¡Pero que te sale un apio, gilipollas, cómo vas a andar por ahí con el apio! ¿¡Pero es que acaso no te das cuenta, joder, no sientes el apio saliendo de tu puta oreja!?
El chileno se tira sobre el Asturiano. Con un maletín de cuero que lleva le da en plena cabeza al asturiano.
-¡Venga, vale, que te den, si quieres andar con el apio en la oreja es cosa tuya!
-¡Qué apio, español de mierda, pero de qué apio me hablas!
Llega la micro. Se abre la puerta y el chofer queda mirando al español y al chileno.
-¿Suben? -les pregunta amable.
El chileno se pone pálido.
-Oiga, chofer...
-¿Sí?
-Usted... ¿Sabe que de la oreja le salen... unos rabanitos?
El chofer mira al chileno. Cierra la puerta y se va. El español mira al bus.
-¿Tenía unos rabanitos? -preguntó intrigado.
-Los tenía... -el chileno se pone a llorar y se apoya en el español, quien le dice que se calme, que de seguro es cosa de cosechar el apio para que quede como antes.
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Accidentalemente debo decirlo.
M. analiza cosas. Artefactos arqueológicos. Ella tiene un mini-lab que llamamos El Lab de Dexter. Ahí mide, dibuja, fotografía, compara, limpia, ordena, cataloga los cientos de materiales que llegan de las excavaciones. Tengo, a saber, más de 6.000 años en historia humana en nuestra casa. No sé si son 6.000 justos, tal vez, menos. El punto es otro.
Me pide que le ayude. Está haciendo un informe que para mí parece ya la Enciclopedia Británica. Para ella, es poco. Quiero analizarlo todo, sacar conclusiones. Quiere saber qué esconden los artefactos que usaron los hombres mucho tiempo atrás. La corroe la curiosidad tanto de mujer como de arquéologa. Ella sólo quiere saber.
Me dice: toma estas fichas y rellena por favor estas otras poniendo ahí justo ahí el sexo y la edad dependiendo de la fosa y número de esqueleto es muy simple.
"¿Esqueletos?"
Claro. Los fosas donde se encontraron los cuerpos que tenían como acompañamiento las ofrendas que M. venía analizando.
Femenino. Adulto. Masculino. Nonato. 0-10 años. 20-25 años. No determinado.
Cientos de personas. Enterradas. Y sus ofrendas en nuestra casa. Analizadas por M.
Entendí perfectamente al chequear el trabajo hecho por ella que me había casado con un Premio Nobel.
Y todo comenzó en Dexter's Lab.
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7:54 p.m.
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S.D.A. o la pérdida de la memoria (capitulo 8)
Viene de S.D.A. o pérdida de la memoria 7ma parte publicado en www.tuerto.blogspot.com.
Levanté el cuerpo. Mi cabeza bailaba en giros, pensé que vomitaría de nuevo. Pero no. Di unos pasos hacia atrás para apoyarme en la puerta que me separaba del troglodita de Elmías. No se escuchaba nada del otro lado. Me encontraba en una habitación que por lo que distinguí estaba en remodelación. No tenían vidrios las ventanas y las herramientas de construcción estaban dispersas por el suelo como un niño deja disperso sus juguetes. La baja temperatura de la noche soplaba desde el exterior. Agité la cabeza y miré mi mano izquierda: el anillo no estaba. Sólo la enfermera pudo robarlo, mientras me preparaba para que el doctor me examinara. No tenía mucho tiempo antes de que la traidora lo vendiera, regalara o se lo tratara de poner. Si le quedaba apretado, pensé en cómo cortarle el dedo sin raspar el anillo.
“Un plan, debes tener un plan.”
Busqué dónde mirar mi reflejo. Un vidrio-ventanal me sirvió como espejo. Iba vestido con una de esas túnicas desgastadas celestes, unas pantuflas y calzoncillos boxer negros.
“Así no podrás huir a ninguna parte”.
La puerta por donde había entrado se estremeció por el brutal golpe de una estructura metálica. Era Elmías, que la azotaba con la camilla, sujeta de seguro, por sólo una de sus bestiales manos. Inspiré.
“Recuerda que hay una mujer esperando fuera.”
Cerré los puños. Qué hacer. La verdad, lo primero estaba claro: recuperar el anillo. Di tres saltos y abrí la puerta de entrada a la pieza en refacción. Abrí sigiloso, no quería toparme con la mirada de tiburón herido de Elmías. Para mi gran suerte, la habitación daba a un nuevo pasillo, lo que me separaba de Elmías bastante. Un nuevo golpe atizó la puerta, cediendo esta vez un poco.
- ¡Voy por ti, enano mal agradecido! ¡Puedes correr, pero correr no te servirá de nada! –Elmías estaba completamente fuera de sí.
“Busca el anillo. Busca a la enfermera. Y recordarás.”
Empecé a correr. La sangre recuperaba su flujo, los músculos respondían a los mandatos de mi mente, el corazón palpitaba. Había resucitado. Ahora, tenía que deshacerme de mis delatores ropajes. Ayudado por Fortuna, encontré los lockers de los médicos y funcionarios. Cuando terminé de vestirme, llevaba puestos unos pantalones negros, unas zapatillas de footing, calcetines blancos, una polera con el estampado de un condón feliz y una chaqueta verde. La chaqueta verde la cambié por un cortaviento anaranjado.
“Ahora, a buscar lo que es tuyo”.
Nadie parecía fijarse en lo mal combinado de mi vestuario. Por ahora, todo iba bien. Hasta que escuché el estruendo. Giré la cabeza y divisé, lejos, al final del pasillo, a Elmías con lo que quedaba de camilla en sus manos. Me di vuelta y comencé a caminar con apuro.
- ¡Hey, tú, el de la parka naranja! –gritó Elmías.
No me detuve. Pero un rugido me dio a entender que mejor me daba vuelta. Vi a Elmías levantar la camilla y lanzarla por los aires, directo a mí. La camilla dio un primer bote en el suelo, destrozando parte de las baldosas. El manojo de fierros venía directo hacia mí. Y no era una parka, era un cortavientos.
“Sálvate. Todavía falta el anillo y salir al mundo”.
Continua en www.tuerto.blogspot.com
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2:25 p.m.
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jueves, julio 14, 2005
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3:48 p.m.
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Testamento.
Conviene
arrodillarse para pedir perdón.
Es mejor
que perder las rodillas.
Capaz.
Mil poemas como mil oscuras sombras
como murciélagos alrededor del campanario.
Estoy
y no.
La campana vibra.
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miércoles, julio 13, 2005
Silueta de un mito.
No necesitas ver
el cuerpo
mientras vas cayendo.
De la alta torre.
En el castillo.
Detrás del espejo.
Volar no es humano
ni pensarlo es divino:
cuando saltas
a cada salto
eres aire.
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7:25 p.m.
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Etiquetas: Rimologías.
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L.O.S.T.
Con Marcela veíamos un capítulo de LOST. En eso, suena el teléfono. Era Sebastián Piñera: "hola, puedes cortar o escuchar lo que te tengo que decir...". No corté. Tampoco puse atención. Dejé el teléfono apoyado en el escritorio y subí el volumen de la tele.
Las grabaciones de "hola, soy XXX y quería..." son equivalentes al SPAM.
Y tan desubicadas como llamar a la hora de almuerzo o en el minuto que me acomodo a ver LOST con Marcela. Válgame Dios.
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1:13 p.m.
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martes, julio 12, 2005
Soñé que estaba en la mansión del actor ese, Val Kilmer, y el lugar era gigante, se ve que Hollywood sabe pagarle a su gente. Val tenía muchas piezas, algunas vacías, y cuando le pregunté para qué tanta habitación, me dijo, "dude (*compadre) a veces entro a una que pienso es la mía y me encuentro con que hay dos chicas que invité hace semanas, ya lo ves, Kubowski, muchas piezas significan muchas sorpresas". No sé que carajos quiso decir con eso, pero como era un sueño le seguí la corriente.
-Y para beber, Val.
-Lo que quieras, dude.
El bar de Kilmer era extenso como la biblioteca infinita de Borges, aunque la sabiduría estaba guardada en botellas de vodka y whisky 12 años, no en libros desgastados llenos de polvo. Como era un sueño, el vaso se llenaba con sólo mirarlo, tomé mucho whisky, con y sin hielo, y las miles de piezas se multiplicaron por cuatro, la gente por dos, y yo era uno solo, una esponja humana, un hombre destilado con más de 40º en el aliento.
Encontré a Val sentado junto a otros actores. Jugaban a la ruleta rusa. Le tocó el turno al calvo de Ed Harris y antes de apuntar la pistola a su sien, dijo: "Aquí va mi encuentro para conocer a Pollock". Los sesos de Harris mancharon la alfombra persa que Val había comprado durante el rodaje de The Spartan. Cuando fue mi turno de ponerme el cañón en la cabeza, desperté. Estaba de regreso en mi sucia habitación de hotel de cuarta. Pero vivo. Tal vez, antes de salir del sueño, debería haberme despedido de Val. Espero el tío me invite de nuevo a su mansión.
(C. Kubowski, "Piel de Ángel/Carne de Demonio", editorial Eterno Siglo, 1998)
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12:09 p.m.
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domingo, julio 10, 2005
Queridos humanos,
Debo presentarme así ante ustedes, porque siendo yo un pingüino, debemos entender nuestras diferencias.
Ustedes, mis queridos humanos, son extremadamente desordenados. ¿La verdad? Un desastre. Yo no soy nadie para juzgarlos, mis desastrosos amigos bípedos, pero la Naturaleza es la Naturaleza: un pingüino tiene espíritu y voluntad, pocos seres vivos pueden tirarse al agua gélida del polo antártico y nadar para contarlo, ¡Yo diría que ninguno, excepto nosotros, los pingüinos!; ustedes, mis humildes humanos, cogen un resfrío con sólo desearlo y, eso, da cuenta de cierta característica más débil.
¡Pero no he venido para marcar diferencias! No. He venido para recalcar las necesidades mutuas de supervivencia, el intercambio de ambientes ecológicos, libertad para ambos, ¡hombre y animal, juntos, por un mañana mejor! ¡Una tierra en orden! Eliminar el caos y la fe que le rinden ustedes, mis queridos humanos…
(aquí la señal se interrumpe, dos guardias toman al pingüino, lo sacan del escenario y lo tiran a la calle, donde tres pingüinos le esperan con maletas para salir de Madagascar)
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sábado, julio 09, 2005
telegrama
Se acercó y sin detenerse me abrazó apoyando su cabeza en mi hombro dejando caer el cabello desordenado y me dijo que nos fuéramos de vacaciones pronto sin tomar compromisos laborales para estar más tranquilos el tiempo que estemos en esas pequeñas vacaciones que venimos planeando hace ya un largo tiempo.
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viernes, julio 08, 2005
¿Nos devuelven el mundo, por favor?
(4 bombas estallaron en Londres)
No conozco todas las desdichas del mundo.
Sé del hambre,
los cataclismos,
las lluvias que disuelven la vereda
por donde caminan los ancianos.
No conozco todos los pesares.
Mi madre
y mi padre
crearon familia:
querían vida
desde su propia vida,
no un mundo de desdichas
o pesares.
¿Quién sois realmente, demonio destructor?
¿Es mi ciudad la próxima que harás detonar?
¿Asesinarás a mis padres?
¿A mi hermano?
¿Mi mujer?
¿Qué pides a cambio del mundo?
¿Una infinita cuenta de ahorros?
¿La sangre del desconocido?
¿Es tu plan incrustarme el miedo en los ojos?
¿Por las venas?
No conozco las desdichas del mundo.
¿Qué sabes tú como para resquebrajarlo?
¿Más que mis padres?
Si atacas mi ciudad, demonio destructor,
sé que quedaré sordo
y ciego y rodeado de muertos:
y no conozco otro lugar
donde lo vivo en mí
desee seguir creyendo
que el mundo
es más que un dédalo de desdichas
y pesares.
Yo quiero envejecer
en una foto blanco y negro
entre los párvulos dedos del futuro.
Entre mis nietos.
¿Te los llevarás a ellos también, demonio destructor?
¿Es el mundo para tí sólo un tablero?
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miércoles, julio 06, 2005
When Joanna Loved Me.
Paul Desmond, Feeling Blue.
Veo la Cordillera desde la empañada ventana. Sé que fuera hace frío, los pájaros vuelan de tejado en tejado, vuelos cortos, para entrar en calor.
Escucho el saxofón tocado por Desmond. Cierro los ojos. El viento del instrumento habla de Joanna. De Joanna cuando me amó.
No conocí a Joanna. Pero la canción me dice: de haberla conocido, ya sabes que no estaría aquí, porque sólo se habla de Joanna cuando Joanna te amó.
Paul Desmond, Feeling Blue. Disco de la mañana.
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Sobre películas.
Alfie: diminutivo de Alfred.
Dícese del soltero seductor atribulado, que para llevar un estilo de vida acorde a lo que dicta la alta moda, se enreda con mujeres -algunas mayores- que puedan otorgarle el acceso a los lujos por él requeridos.
Dícese del hombre actual que, aprovechando su superficial atractivo, logra de las mujeres bellas lo que gran mayoría de los hombres solteros busca: sexo.
Dícese del hombre que posee las cualidades masculinas entendidas como metrosexuales, pero que día a día despierta solo.
Dícese del galán existencialista que goza de su existencia, pero a su vez la rechaza, por causarle la misma una escisión moral y de espíritu que lo aleja de lo normal, simple, cotidiano y amable.
Alfie: miserable caballero de buen porte, que al jugar con lo fútil -frívolo- de la vida, termina siendo juzgado por los eventos de la misma para dar paso a un gran descubrimento: se es lo que es y se es otra cosa sólo ante otro. Lo complicado está en lograr la balanza perfecta.
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martes, julio 05, 2005
Me tocaba ir al supermercado. No me entusiasma la idea de ir a un lugar atiborrado de gente y productos, pero me tocaba a mí. Ciertas reglas se respetan.
Descubrí dos cosas interesantes:
1)La seria mirada de algunos mientras chequean profesionalmente cuál es el "confort" más adecuado para llevar, en un pasillo de altos estantes plétoros de níveo papel blanco.
2)Las cajas registradoras tienen un sistema de tubos de vacío para enviar el dinero recaudado en unos huevos de plástico a la gran bóveda.
Un amigo me llama.
-Detesto venir al supermercado.
-Pfff... Tú compra lo más caro y despúes no te van a mandar nunca más.
-¿En serio?
-Hazme caso.
Cuando llegué con las compras, Marcela me esperaba. Yo había comprado cosas que encuentras por un menor precio. Marcela me mira:
-Pudiste comprar el más barato, es lo mismo.
-Me equivoqué, tal vez no debería ir yo a comprar...
Y entonces, veo el brillo del jaque mate en sus ojos.
-No voy a caer en eso de que como compras más caro, mejor es que vaya yo al supermercado. No me vengas con eso.
Buena jugada.
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lunes, julio 04, 2005
Día de la Independencia.
4 de Julio.
Me declaro, hoy, antipoeta.
Un pequeño verso en paz
distinto al gran fuego de artificio del país
donde la libertad es sólo una estatua.
Nada tengo contra el norte,
ni con el sur,
ni con la derecha o la izquierda.
Si todos pudieran cantar en alto
el himno de la Independencia:
¿Y de qué se compone?
¿De estrellas?
Y hoy un misil persigue un cometa.
¿Antipoeta?
En nuestro país
la libertad no significa independencia
y sólo un poeta es antipoeta
el resto son poetas-poetas
o lo mismo o qué importa.
Hoy, 4 de julio,
-como rey en el exilio-
me nombro a mí mismo anti-noble-y-poeta:
¡pero qué falta de respeto!
¡deje de escribir con esa letra!
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Etiquetas: Rimologías.
domingo, julio 03, 2005
En Mayúscula.
No dejemos esta vida sin la oportunidad de ser Felices.
No intentes hacer otra cosa más que el Bien.
No dudes respecto de tu concepto de Bien, como el Sol no duda en salir cada mañana.
No ocultes el corazón.
No faltes a la Verdad.
No busques complacer al Alma o al Cuerpo si la búsqueda te llevará al Daño.
No dejes de sentir cuando un ser querido te Abrace.
No te aburras ni culpes a otros de tu aburrimiento.
No tengas miedo; una herida suele sanar y si no lo hace, sólo la Muerte otorgada por la Vida puede darle fin.
No compadezcas, actúa.
No intentes, haz.
No caigas.
Nunca dejes de Ser Humano.
(extracto de "A Life Within" por Michael Strompstein)
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viernes, julio 01, 2005
Desde hoy.
Desde hoy, mi gran obligación es escribir. Me lo debo a mí mismo y a los que creen en mí. Hay fe.
La vida no es un montaje. Se lee, se siente, se huele. Eres libre, ¿por qué no ocupas tu libertad? ¿Qué te tiene amenazado? Libre y no un rollo de película.
Entonces, como decía, mi gran obligación es escribir. Pero estoy pensando en que hay alguien al final de la escalera.
Hoy me despedí de un gran soldado, un guerrero honorable. Me besó la mejilla, como saludan los rusos a otros rusos, abrazados en actitud de hermanos, uno mayor, otro menor, pero hermanos.
Me despedí de otro guerrero. Uno distante, pero leal si lo eres de vuelta.
Este fue un haiku moderno.
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A todos, con cariño.
Estuve en Santiago. Rodeado de ustedes.
Vamos que se puede.
M.
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un amigo que tiene el espíritu que tú no tienes.
Son casi las dos de la mañana,
El galpón helado que es la productora esta más frío que nunca
El frío se cuela lento por los grandes ventanales cayendo lento sobre las cosas en silencio liviano y transparente, pero húmedo.
Mañana frente a un grupo de personas que no conozco
Tengo que recitar un montón de información casi de memoria
Todavía no me lo aprendo.
Son casi las dos de la mañana…..creo que esta presentación esta media R.
Puede que sea por el cansancio
Aún tengo que revisarla.
(escrito por Cristián, el amigo).
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domingo, junio 26, 2005
debate entre(s)líneas.
Cuando caí en la cuenta, no era tarde, era ya de noche, comencé a reírme solo, sentado en el futón, hice un recuento de mis ideas, Patria o muerte, escucho, hasta la victoria siempre, las frases célebres del cubano al ritmo de una melodía electrónica, todavía no logro bloquear el control remoto del dvd para que no prenda también la televisión, y me reía, porque sentí que me envolvía lo invisible de la libertad de estar compartiendo un espacio y el porvenir con una mujer, que antes era una niña… llevamos conociéndonos muchos años, hace mucho, mucho tiempo, así que la pregunta, Cuántos años llevan, no es la correcta, la pregunta correcta es, Cuántos años creen que les quedan.
Pues muchos, claro. Qué pregunta es esa.
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martes, junio 21, 2005
Speed
El viejo me provoca
me mira con esos ojos y los ojos
no tienen cuenca
no tienen derecho
no tienen razón
y me dice que es mudo
y me miente
el viejo ha perdido la cordura
y el mapa del mundo
el mapa del mundo
y sé que puede hablar
porque me dijo
susurrando
las dos palabras que llevan al infinito.
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Etiquetas: Rimologías.
Agua del cielo
En la tierra mis pies:
en el alto cielo de invierno
las densas nubes que veo.
La semilla en la tierra,
oculto su color inocente,
la imagino brotando en primavera.
En la puerta apoyado el paraguas.
El frío, palabra en la lengua;
el viento se arremolina
y huyen los cardenales.
De largo abrigo negro.
Todos los pasos suman la ruta.
Una antorcha te ilumina.
El agua del cielo:
la lluvia te encuentra.
Es mejor no correr.
El cuenco de la madre
entibia el reposo del joven soñador
mientras caen las gotas.
Agua del cielo.
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S.D.A. o pérdida de la memoria (6ta parte)
Viene de S.D.A. o pérdida de la memoria (5ta parte) publicado en
www.tuerto.blogspot.com
“Último llamado, Lan Chile avisa la salida se su vuelo 435 con dirección a la ciudad de Stgo. de Chile a las 3:45, pasajeros, favor abordar en puerta 12, ¿Viajas solo? Escuché a mis espaldas mientras revisaba el número de vuelo entre mi boleto y una gigantesca pantalla llena de nerviosos números y nombres de países que cambiaban muy rápido, me volteo y veo un rostro que he visto antes, un rostro hermoso, ¿Viajas solo? Volvió a preguntar….”
Que si viajo solo. La miro, la recorro en silencio con la mirada, dónde he visto tus ojos, tu boca, tu rostro, dónde…
-Yo te conozco –digo sin apuro, escondiendo las palabras en el murmullo de gente. Ella, coqueta, entrecierra los ojos y ladea delicadamente la cabeza. Le divierte el ingenuo descaro que he tenido.
-¿Sí? –sonríe. Afirma su mentón con la mano izquierda, en el clásico movimiento de “deja que te examine”, y dando un paso atrás, me recorre ahora ella con la mirada.
El vuelo 435 con destino a la ciudad de…
-¿No es ese tu vuelo? –me pregunta mirando el tablero de Departures.
-No, mi vuelo es contigo –respondo certero-, ya ves, no viajo solo.
-Pues tu ticket dice 345 y el mío, 347, lo que quiere decir que viajamos juntos pero a distintas ciudades.
-Lo importante es viajar juntos –insisto. Ella deja de sonreír.
-Sí… eso es lo importante.
Sin aviso, se acerca y me abraza. El perfume, el calor de su cuerpo, dónde…
-No quiero más juegos –me susurra al oído-, ya es suficiente, necesito que esto sea real, que tú seas real, si separarse duele, que el dolor sea real, ¿me entiendes?
-Entiendo perfectamente… -pero no recuerdo su nombre. No recuerdo ningún instante, ningún lugar, ningún beso, no recuerdo dónde comenzó el amor que me transmite su abrazo tibio…
-Sabes que te amo –me respira al cuello las palabras-, y prometiste que, pasara lo que pasara, volverías…
He vuelto.
-¿Cómo dice? –me pregunta la enfermera.
Abro los ojos. Abro la mente. Busco con mi mano derecha el anillo. Despierta en mí un anhelo.
-He vuelto –le digo a la sexy enfermera trigueña-. He vuelto como se lo había prometido…
La enfermera me desordena el cabello. Soy un loco atractivo.
-A mi usted no me ha prometido nada –dice.
Le sonrío. Quiero contarle mi sueño.
-¡Hemos regresado, y por favor, no quiero más interrupciones, este paciente está severamente pésimo según la audiometría y creo que la hipnosis estaba ayudando!
Es el doctor Gonzáles seguido por la mole de Elmías. La enfermera se retira sin antes dar una mirada de asco a los recién llegados.
-Y bien… ¿cómo se siente? –me pregunta el doctor. Elmías echa un vistazo al culo de la enfermera. Cierra la puerta y en vez de ponerle llave, la tranca con su grotesca humanidad.
Me siento listo para escapar, pienso, se anuncia la última salida de mi vuelo. Lo primero es saber qué hacer con el doctor y su enfermero de la muerte.
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lunes, junio 20, 2005
domingo, junio 19, 2005
Lyrica, 75 mgs.
Cápsulas:
o cada hombre es una isla.
Y se forman puentes.
Y la isla de cada hombre se convierte en un balneario.
Se agotan los asientos.
No hay más entradas.
La salida.
Encapsulada.
Cada ocho horas.
Cada ocho horas.
Cada ocho horas.
La somnolencia será normal.
Disuelvo en mi sangre
la moderna alquimia de lo desconocido.
Te sentirás mejor.
Cada ocho horas.
El tiempo en medio
-inútil ocultarlo-
es la barca hundida:
el mundo contrario,
el mundo sin aire,
el silencio del mundo.
Cada ocho horas
la barca hundida busca un puerto
que no existe.
Y el tripulante imaginario,
(polizonte)
capitán,
(personaje)
aventurero,
leva anclas y navega
-sin saberlo-
perdiéndose en el fondo.
Barca hundida.
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2:04 p.m.
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Prueba Nº 376: sujeto experimental con casco G-Shock. Se espera sobreviva, los voluntarios ya escasean.
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Poema Japonés que refiere a la Política en la Guerra.
El halcón bate las alas;
el refugio ya queda lejos,
no se puede cambiar el viento.
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Etiquetas: Rimologías.
Para ti, Marcela (y te dije, no lo recuerdas, cuando éramos nuevos en esto del estar juntos, "nunca podré separarte, aunque nos separemos.")
De qué me hablas, maliciosa vocecilla: Es ella la única. Junto con el sol que escala ligero por la silueta de las montañas, despierta ella, revive, renace, abre los ojos, dice te quiero.
De qué me hablas, maliciosa vocecilla: Mil mujeres cruzan desnudas. Ninguna posee el cuerpo para ataviarse con el velo del misterio. Es ella la única.
De qué me hablas, maliciosa vocecilla: No me ha pedido nunca felicidad eterna. Prefiere buscar la felicidad, construir la felicidad, feliz de amarme tantas veces como sea necesario el que volvamos a enamorarnos.
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sábado, junio 18, 2005
jueves, junio 16, 2005
Preguntas que todo candidato a la Suprema Presidencia del Gobierno de Chile debiera ser capaz de responder con soltura y celeridad:
1) ¿Quién le corta qué a quién y cómo y dónde en el episodio 5 de La Guerra de las Galaxias?
2) ¿Cuál es la distancia más corta entre dos puntos?
3) ¿Qué es un emoticon y para qué sirve?
4) ¿Dónde encuentra la flor de los siete colores la niña llamada Ángel?
5) ¿Qué es el “Plan Z”?
6) ¿Cuál es la cantidad máxima a cobrar en cheque en cualquier Servipag?
7) ¿Lo que fuma Gandalf, dónde lo consigue y cómo lo fuma?
8) ¿Cuál es la capacidad máxima en general de la (el) micro?
9) ¿De quiénes habla cuando habla de clase media?
10) ¿A qué clase pertenece usted?
11) ¿Qué músico fue el primero en dar un recital “estando en democracia”?
12) ¿Maui and Sons es una corredora de propiedades?
13) ¿Por qué Indiana Jones se autodenomina Indiana?
14) ¿Qué entiende por sima?
15) ¿Es cool ser Presidente?
16) ¿Dónde se aprende a ser Presidente? ¿Sobre la marcha?
17) Si se aprende a ser Presidente sobre la marcha, ¿el tiempo que dura el mandato permite graduarse?
18) ¿Qué días pasa la basura por cada comuna?
19) ¿El río Mapocho tiene arreglo?
20) Cuándo hablan de soluciones inmediatas, ¿significa que a mis futuros hijos habrá que inmediatizar otras similares?
21) ¿Qué va primero: el huevo o la gallina? ¿Qué va primero: la salud o la educación? ¿Qué va primero: el país o el pueblo?
22) ¿Por qué siempre hay serias fallas en los Gobiernos que administran el país antes de las elecciones? ¿Será porque se aprende a ser Presidente sobre la marcha?
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7:33 p.m.
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miércoles, junio 15, 2005
S.D.A o la pérdida de la memoria (4ta parte)
…continuación de S.D.A o la pérdida de la memoria 3ra parte publicado en www.tuerto.blogspot.com...
Tuve un sueño. Mi padre, mi madre, mi hermana. ¿Pero por qué tengo la sensación de que no era mi padre ni mi madre ni mi hermana? ¿Por qué se me confunden ahora y se desfiguran los rostros que vi en ellos? ¿Por qué hay en mi un sentimiento de amor hacia la hermana con la que soñé, como si ella fuera en verdad una mujer a la que amo? ¿Por qué creo que mi padre soy yo en el sueño y mi madre es otra mujer, una mayor, a la que también amo?
Ha cambiado el tiempo, ya no estoy soñando. Estoy en el presente, tabula rasa, desmemoriado.
El cuerpo se me curva Desde la nuca una serpiente eléctrica se desplaza por mi columna, llega a mis pies y desaparece. Relajo los dientes, con la lengua noto que he mordido un tubo de plástico.
-¡Elmías, idiota, sólo el cuestionario, sólo el cuestionario, nada de electricidad!- chilla el doctor Gonzáles. Al menos escucharlo al doctor me da la sensación de que me ha salvado la vida.- ¿Cuántas descargas le has dado?
-Yo… -Elmías balbucea algo en un idioma que sólo su primigenio cerebro entiende.
-No sé que complejo tienes, Elmías, será el de Electra, que vas dando chispazos a todos los pacientes que llegan, y cómo se te ocurre aplicarle a éste, sobre todo a éste, que es el espécimen más raro y fenomenal que ha llegado. Vete de aquí antes de que te encierre de nuevo con la anciana evangélica delirante y te pases noches enteras escuchando la venida del demonio y el fin del mundo.
Parpadeo. La luz me sigue afectando, pero ya puedo hacer foco. Lo primero que veo nítidamente es la cara de pitbull psicópata de Elmías. Indescriptiblemente horrendo. Se agacha sobre mí.
-Ya te contaré que haces aquí, chico, oh sí, es una historia interesante –me susurra al oído. Se va y me deja con el doctor Gonzáles, quien me desata de la camilla.
-Siéntese –me dice en un tono que no denota preocupación por mi evidente estado vegetal-atómico, entre sedantes y descargas. Hago un esfuerzo olímpico y me incorporo. La mano izquierda ya responde completamente a las órdenes de mi mente. La miro: me rodea el dedo anular un anillo plateado. Levanto la vista. El doctor Gonzáles, un gordo chaparro embutido en un delantal blanco levemente teñido de rosado, lentes del porte de un telescopio de la Nasa, calvo y cejas hirsutas que recuerdan al monstruo de las galletas de los muppets –mi segundo recuerdo, vamos progresando- sonríe frente a mí con las manos cruzadas a su espalda. Nota que he mirado el anillo.
-Bien, bien… ¿algo que se le venga a la mente con ese objeto?
Estiro con paciencia la mano.
-Sí –contesto.
-¡Perfecto! Así se nos hará más fácil su tratamiento, dígame en que piensa.
Detrás del doctor hay una ventana enrejada. Llueve.
-Pienso que al menos afuera hay alguien esperando a que salga…
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martes, junio 14, 2005
lunes, junio 13, 2005
S.D.A. o la pérdida de la memoria. 2da parte
…continuación de “S.D.A. o la pérdida de la memoria. 1ra parte”, publicada en www.tuerto.blogspot.com...
Las voces, Doctor Gonzáles, A pabellón, el pequeño y firme culo, la blanca luz, ¿es el sol?, no, el sol no es blanco sobre fondo blanco, ¿Por qué no me podía mover?
Estaba tendido, planchado, inerte por el Valium intravenoso que agitaba mi sangre, joder, y me comenzaba a picar la cabeza. Una áspera y enorme mano entonces agarró mi cráneo como si fuera un gajo de uva y apuntó mis desenfocados ojos hacia un póster que mostraba un cerebro caricaturizado, didáctico, como la chispita de chilectra.
Pensé en huir. Pero el hilo de baba que podía sentir correr de mi boca a la almohada era la evidencia que por un rato no tendría más agilidad que un brócoli cocinado al vapor.
Veamos, veamos, usted no se preocupe, que ya le muestro cómo lo vamos a arreglar, dijo una vocecilla. ¿Doctor Gonzáles?, Sí, ese soy yo, ¿No lo están llamando a pabellón?, Ajá, veo que algo de atención mantiene, ya podrán lobotomizar al otro sin mi ayuda, sigamos con usted.
La lobotomía es que te saquen, como vil manzana podrida, el pedazo malo que tienes en algún hemisferio. ¿Quién me dejó ahí? ¿Quién podría desear que me dejaran muerto en vida? ¿Tenía familia? ¿Estaba loco?
¿Estoy loco?, NO, pero qué ocurrencias, usted sólo sufre de S.D.A. y pérdida de la memoria, algo bastante común en individuos con historial como el suyo, pero sigamos –una varita telescópica apuntó al cerebro dibujado- para que me entienda, le explicaré lo que ocurre en estos momentos en su infectado cerebro, si me sigue con los aturdidos ojos, verá que en esta parte la sinapsis…
Me quedé fijo mirando los ojos del cerebro-caricatura. Dejé de oír al doctor Gonzáles. Me hundí en la mirada del cerebro buscando el camino a mi propio cerebro, al núcleo de los recuerdos, y localicé una emisión punzante de dolor en la nuca, ¡CRASH!, en un milisegundo reviví el latigazo de un golpe contra un vidrio, ¿un accidente?
…Y en definitiva, eso es lo que usted tiene, ¿me entendió? Perfectamente, le mentí al doctor Gonzáles, justo en el instante que las puertas a mis espaldas se abrían empujadas por una turba de chillonas enfermeras, ¡DOCTOR GONZÁLES, EL HITLER DEL PABELLÓN 3 SE ESTÁ TRATANDO DE AUTOEXTERMINAR CON EL BOLLO DE MIEL DEL DESAYUNO, SU ESQUIZOFRENIA MUTÓ EN ALGO INCLASIFICABLE, AHORA SE CREE NAZI Y JUDIO Y…!, ¡SILENCIO!, chilló a su vez el doctor Gonzáles, ¡ese Hitler nos ha causado más problemas que el Ghengis Kahn del 2 o el Napoleón de las celdas de aislamiento, miren que creerse nazi y judío y desaprovechar el bollo de miel del desayuno…!
Se fue la voz del doctor acompañada de los chillidos de las enfermeras. Regresó sólo para decir, Elmías, llévate al chico a la sala acolchada y hazle las preguntas del cuestionario, y por favor, no quiero maltratos…
La gorilezca mano giró nuevamente mi cabeza y distinguí una cabezota tatuada con una cara parecida a los guardias de Jabba en El Regreso del Jedi. No se preocupe, le dijo Elmías-Brutus, esta vez prometo hacer sólo las preguntas.
Entonces me levantó como si yo fuera menos que un kilo de plumas y lanzó la jalea de mi cuerpo –y pude sentir que era usual en él jugar a lanzar humanos, sólo para probar su puntería- a la camilla que estaba a medio metro.
Elmías me llevó por los pasillos. Logré articular la mano izquierda. Hablé: ¿Sabes qué hago aquí? Respondió el Elmías-Jabba: ¿Qué nadie te ha dicho por qué te han traído? Uf, carajos, chico, tienes que saberlo, porque lo tuyo es más que S.D.A. o pérdida de la memoria, es mucho peor, deja que te cuente…
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miércoles, junio 08, 2005
Un día de furia.
Lo que duele, duele. Aquello que se incrusta bajo la piel como un aterrizaje forzoso, el ejército que te derriba, que te rodea, que te asedia, el choque del sueño con el pilar del misterio, misterio la vida, real todo.
Las pupilas rígidas, la sonrisa del insomnio, los músculos del corazón agarrotado.
Y Peter Pan sólo era un niño. Y de sólo dulces al final explotas.
Lo que duele es amarlo todo y olvidar cada instante.
Duele leer lo que escribo.
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jueves, mayo 26, 2005
Multi-tiendas: manicomio lleno de productos y tubos fluorescentes.
Dan ganas. Es cosa de estar más de 30 minutos en una multi-tienda, en un Mall, en un mega-mercado, para urdir en la cabeza algún atentado terrorista que borre de la faz de la tierra tanta burocracia, tanta publicidad con gente hermosa, tanta oferta inútil, tanta cosa que se supone debes tener y aunque puedas tenerla no tienes por qué tenerla. Si mañana ocurre un atentado, y mis temores de que la CIA –o cierta Organización del Orden Mundial Secreta- controla todo lo que intercambiamos por Internet, entonces me veré en Guantánamo y dejaré a una bella mujer, en el peor de los casos, viuda. (¿Viuda? Ni en broma, si Drácula pudo cruzar océanos de tiempo para recuperar el amor, pues yo también). Sería un atentado sin dogmas de un “ismo”, citando bruscamente a Savater. Nada más que frustración ante el dédalo civilizado en el que te mueves como ratoncito de laboratorio.
Resulta que voy a comprarme unos zapatos a una de estas hiper-tiendas. Examino unos zapatos que me agradan y le pregunto al vendedor si los tiene en mi número. “Me va a tener que esperar, eso sí, porque es mi hora de almuerzo”. Ok. Esa respuesta es bastante para querer apretar el RESTART del mundo. No me opongo que el trabajador haga uso de su hora de almuerzo. Incluso le deseo buen provecho. Lo que está ausente en el balance del correcto funcionar de la giga-tienda es el “me va a tener que esperar, eso sí, porque es mi hora de almuerzo”. ¿No que el cliente tiene siempre la razón? ¿Tengo que esperar la hora y media que tiene el hambriento vendedor para digerir lo que sea el menú del día le ofrezca?Falabella, señores, necesita mejores clases de capacitación si no desea que mi macabra y desagradable experiencia se multiplique entre los otros consumidores –quienes portamos el dinero, eh- y tenga que ir cerrando sus puertas como lo hicieron los campos de concentración alemanes cuando perdieron la guerra.
¿Dónde está el GRAN GERENTE detrás del VENDEDOR que esté atento a las quejas de LOS COMPRADORES para que el mundo sea un better y happier place?
El libre comercio, a veces, restringe la libertad a un punto crónicamente frustrante.
La competencia entre súper-tiendas al parecer sólo influye en el aspecto “gráfico”, “design”, y “rostros famosos cool” de cada una: el consumidor sólo es un ratón acondicionado que va en busca del queso.
Pero no. Lo que menos es el consumidor, es ser IDIOTA y PACIENTE.
Demando el retorno del slogan “El cliente siempre tiene la razón”. Si no, pues a aprender a confeccionar mi propia ropa y calzado. Y me guardo mi dinero.
Cambio y fuera.
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4:54 a.m.
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viernes, mayo 20, 2005
Variaciones sobre "Despertar bajo Cero", II.
Seis de la mañana. El viento del norte agitaba las ramas de los gigantescos árboles y la violácea luz del Nuevo Sol ocupaba el horizonte como telón. A lo lejos se distinguía una columna de humo. Gruesas bandadas de pájaros volaban en dirección contraria al fuego. Martín destapó el vaso de café y pensó que tal vez el incendio que se disponía a apagar no iba a resultar simple como los otros. Algo estaba mal. Lo presentía.
- Capitán, sólo quedan cuarenta kilómetros para llegar –le indicó el piloto primero Almarez-, ¿cuál es el plan?
Cómo podía saberlo. La estación de monitoreo no había entregado antecedentes acerca del siniestro que afectaba al área Atacama y, por tanto, sólo podría pensar en un plan cuando estuvieran sobrevolando el sector de la jungla que estaba ardiendo.
- Revisa el scan, Almarez, y dime desde que profundidad emergen las llamas.
Tomó dos sorbos del amargo café que producían en el sector Tierra del Fuego para las unidades especiales aéreas del Departamento de Control y Seguridad Agrícola y Forestal, DECONSAFOR, institución a la que había ingresado luego de ser expulsado de la FACOCH, fuerza aérea colonizadora de Chile, por incumplimiento de tarea asignada. Tonterías. Cruzar la Fisura que mantenía al Cono Sur como una isla-continente para chequear el estado de la tierra en el otro extremo del planeta no había sido “incumplimiento de tarea asignada”, sino un deber como ser humano. De pequeño siempre escuchaba historias de ondas caloríficas insoportables a causa del sol que moría lentamente por la entropía, fenómeno que sin explicación alguna varió y convirtió al sol en el Nuevo Sol, una nueva fuente de energía que permitió que el proyecto García-Giannini se pudiera llevar a cabo. Martín notó que la aeronave volaba demasiado cerca del colosal bosque. Dio un empujón a Almarez.
- Más arriba, piloto –dijo seriamente-, no querrás que choquemos con estos gigantes de madera y que luego pasen meses buscándonos en la Gran Selva.
La Gran Selva. El proyecto García-Giannini al principio no convencía a nadie hace cien años. Ahora, mirando por la ventanilla de reconocimiento, nadie podría negar que el territorio chileno no se asemejaba en nada a las áridas llanuras que avistó al rebasar la frontera de la Fisura. Sólo la isla Cono Sur poseía vegetación. El resto de la Tierra era un vasto desierto inhabitable, distinto a los bosques de cientocincuenta o más metros que sobresalían de espesas extensiones vegetales. El hecho es que el proyecto había salvado del hambre y la falta de oxígeno a los hombres. Y ese era su trabajo. Resguardar de cualquier posible peligro las milagrosas y descomunales plantaciones que proveían de alimento a las Ciudades-Satélite del Renacido Chile.
- Capitán –la voz de Almarez sonaba insegura-, acérquese y vea esto.
Almarez apuntaba la pantalla del scan. Unas lenguas verdosas tintineaban en la octogonal pantalla.
- Ese es el fuego, Almarez –dijo Martín sin entender la preocupación del piloto primero.
- No, Capitán –insistió Almarez-, vea bien.
Martín se quitó los lentes negros y miró con mayor detenimiento. En efecto, un punto rojizo pulsaba entre las verdes imágenes del scan.
- ¿Qué es eso, Almarez? –preguntó.
- No sé. Está al centro del siniestro, pero no es fuego, Capitán, se lo aseguro. Veamos –Almarez apretó un par de botones-, según el analizador es un elemento compuesto por un metal no conocido, de forma esférica, que pareciera emitir algún tipo de señal.
- Comunícate con la Central. A ver si nos pueden ayudar con esto al menos.
- AN-334 a Central zona 47, AN-334 a Central 47, responda...
Martín aguardó en silencio la respuesta. Un leve rumor de motores vibraba por la cabina. Estaban ya a dos kilómetros de la columna de humo que parecía un grisáceo pilar nebuloso que sostenía el cielo.
- Aquí Central zona 47 a AN-334, responda.
Por los audífonos Martín escuchó fuerte y claro la voz del controlador de turno.
- Habla el Capitán Monrea de la AN-334.
- Buenos días, Capitán –contestó amable el controlador-, ¿problemas con el fuego?
- No, más bien con otra cosa –dijo Martín sin prestar atención al saludo de su interlocutor-. Hemos detectado un objeto extraño que nuestros sistemas no pueden reconocer. Solicito un scan satelital en las siguientes coordenadas... –las leyó en la pantalla de vuelo.
- Bien, un momento –respondió el controlador-, de inmediato recibirá los datos, Capitán.
La Central cortó la comunicación. Almarez sobrevolaba ya el sitio del incendio manteniendo altura y posición.
- Permiso para liberar las bombas A, Capitán.
Martín seguía mirando la mancha roja que pulsaba en el scan.
- Olvídalo, Almarez. Si tiramos una bomba sin saber que es eso que está allá abajo no sabemos que podemos ocasionar. Es demasiado riesgoso.
¿Pero qué podía ser? El área Atacama no estaba permitida a ningún ciudadano por tratarse de complejos agrícolas Prioridad Uno, por lo que dudaba que aquello que estaba en el fondo de la Gran Selva, entre las llamas, fuera humano. ¿Algún nuevo experimento derivado del proyecto García-Giannini? Él al menos estaría enterado. Una señal en la pantalla de su computador indicaba mensaje en espera. Bajó los datos reportados por el Fasat-Alpha 7. Un mapa digital se abrió en la pantalla y el punto rojo fue aumentando el tamaño de su imagen hasta que Martín pudo apreciar bien la forma del objeto. No podía creerlo. Envío la imagen a la pantalla de vuelo para que Almarez la observara. Éste al verla abrió los ojos.
- Capitán –balbuceó-, esto... no puede ser posible.
Martín suspiró.
- Lo estás viendo, Almarez.
De pronto, la pantalla verdosa cambió a un intenso amarillo. Los sistemas avisaban de la rápida aproximación por sobre ellos de un objeto similar al que estaba en los monitores.
- ¡Rápido, Almarez! –gritó mientras ocupaba su sitio-. ¡Tomemos altura antes de que esa bola nos choque y nos arrastre hacia el fuego!
Almarez deslizó rápidamente sus manos a los guantes de control con los que piloteaba el avión, los empuñó y en un movimiento brusco hizo retroceder la nave para poder elevarse.
- ¡La veo, Almarez, la veo! –Martín miraba por la ventanilla- ¡Viene directo a nosotros! ¡Elévate, Almarez, ahora!
La nave se ladeó unos cuantos grados y levantando la punta puso en marcha los motores de ascenso. Una bola de unos dos metros de diámetro rozó el ala izquierda de la nave, llevándose en la carrera un pedazo de la misma. El avión cambió bruscamente la posición. Descendía a causa del impacto. Almarez trataba con notable esfuerzo de mantenerla estable.
- ¡Central zona 47, avión AN-334 impactado por meteoro y con posibles fallas de navegación! –Almarez entre los esfuerzos de mantener en el aire el avión gritaba desesperado- ¡Solicito rescate en las coordenadas...!- Martín mientras examinaba el terreno para calcular el mejor lugar para el aterrizaje forzoso.
Caerían entre las llamas, idea que no le agradaba mucho. Sin pensarlo dos veces, liberó las bombas A. Almarez pudo controlar mejor la aeronave debido a la ligereza que logró en las maniobras por la falta de las bombas, aunque no pudo evitar que continuaran cayendo.
- ¡Capitán! –gritó Almarez-, ¡agárrese que ya es poco lo que puedo hacer!
Se escucharon cuatro detonaciones. Una intensa luz azul cegó por unos segundos a Martín. Luego vino el duro golpe con la tierra. Y después, silencio.
- ¿Almarez? –preguntó mareado Martín.
El piloto primero estaba apoyado sobre los monitores de la cabina de vuelo. Un agudo cristal le había atravesado el cuello. Se convulsionaba. Martín tiró de él y vio como Almarez vomitaba sangre entre guturales sonidos. No podía hacer nada por él. Cerró los ojos y cuando notó que Almarez ya no se movía, los abrió de nuevo. Su compañero estaba muerto.
- ¡Mierda! –se cubrió la cara con las manos manchadas de sangre.
El Capitán abrió la escotilla. Los controles y los sistemas de comunicación no funcionaban. Del compartimento de emergencia extrajo tres luces químicas, algunas inyecciones y cápsulas para evitar la deshidratación. No sabía cuánto tiempo pasaría antes de que lo hallaran en la Gran Selva. Miró hacia arriba. Un árbol que se elevaba entre el denso follaje y aún humeaba por el fuego dejaba pasar entre las crepitantes hojas la luz de la mañana. Las bombas A se habían encargado del incendio, como siempre, pero eso no alentó en nada a Martín. Almarez estaba muerto y él estaba solo en páramos que conocía únicamente por fotos de satélite y scan. Se alejó un par de pasos de la destruída nave. Encendió una de las luces. Inspeccionó los alrededores. Plantas gigantes lo rodeaban; se sentía como un insecto en un laberinto de vegetales. Tuvo ganas de gritar, más se contuvo al ver que a un par de metros la esfera causante del desastre pulsaba una luz roja. El cráter que la rodeaba era de unos diez metros de diámetro y unos ocho de profundidad. Alrededor de ella unas ramas carbonizadas humeaban.
- Esto causó el incendio –dijo Martín-, esta maldita bola con el impacto en la tierra.
Supuso que el segundo impacto incandescente había sido extinguido eficazmente por las bombas A. Se acercó a la esfera que tenía cerca. El olor a madera quemada se confundía con el olor del metal recalentado, parecido al azufre. Cuando estuvo cerca, la esfera se abrió, separándose en dos mitades iguales, cayendo la superior al suelo. Martín bajó los ocho metros intrigado por el comportamiento de la esfera y vio que al centro de la semi-esfera había una circular pantalla celeste que incrementaba su intensidad a medida que Martín se acercaba. Una vez al lado en la pantalla Martín pudo leer: APROXIMACIÓN HUMANA / INICIO TRANSMISIÓN. Una voz digital comenzó a hablar.
- Esta es una sonda de reconocimiento Saris en busca de vida humana en el planeta Tierra. Identifíquese.
Martín sin pensarlo, respondió.
- Martín Monrea, Capitán de la DECONSAFOR.
La máquina guardó silencio.
- El proyecto García-Giannini. ¿Resultados?
¿Resultados?
- Incremento de la capacidad del planeta para reproducir especies vegetales al punto de incrementarlas en un trescientos por ciento proveyendo a la población de la isla Cono Sur de recursos alimenticios inagotables y regeneración de la atmósfera... –le pareció estúpido estar contándole los beneficios del proyecto a una cosa que venía del espacio.
- Enviando mensaje. Tiempo estimado de recepción en la colonia Alpha-Centauro, un año luz. Gracias, Capitán Monrea, la humanidad podrá regresar a su hogar.
La última parte del mensaje no parecía ser parte del monólogo de la máquina. Enrtonces comprendió. Los hombres que habían iniciado hace cientocincuenta años un viaje de colonización hacia rincones inhóspitos del universo tratando de huir del Viejo Sol estaban enviando sondas para saber si el regreso era posible. El Hombre investigaba su propio planeta. Se sentó en la tierra y no pudo más que reír. El hogar que alguna vez la humanidad había destruido quería ser recuperado por quienes lo dañaran hace siglos irremediablemente. Y para hacerlo ya habían provocado un incendio y la muerte de un funcionario de la DECONSAFOR. Sintió en esos momentos que los extraños que viajaban por el vacío del espacio trataban de invadir lo que con tanto esfuerzo tratara de proteger: el mundo o lo que quedaba de él. Rió de nuevo. El Hombre venía a invadir al Hombre. Un avión se acercaba. Podía sentirlo. Lo venían a rescatar. Por última vez.
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