jueves, mayo 26, 2005

Multi-tiendas: manicomio lleno de productos y tubos fluorescentes.

Dan ganas. Es cosa de estar más de 30 minutos en una multi-tienda, en un Mall, en un mega-mercado, para urdir en la cabeza algún atentado terrorista que borre de la faz de la tierra tanta burocracia, tanta publicidad con gente hermosa, tanta oferta inútil, tanta cosa que se supone debes tener y aunque puedas tenerla no tienes por qué tenerla. Si mañana ocurre un atentado, y mis temores de que la CIA –o cierta Organización del Orden Mundial Secreta- controla todo lo que intercambiamos por Internet, entonces me veré en Guantánamo y dejaré a una bella mujer, en el peor de los casos, viuda. (¿Viuda? Ni en broma, si Drácula pudo cruzar océanos de tiempo para recuperar el amor, pues yo también). Sería un atentado sin dogmas de un “ismo”, citando bruscamente a Savater. Nada más que frustración ante el dédalo civilizado en el que te mueves como ratoncito de laboratorio.
Resulta que voy a comprarme unos zapatos a una de estas hiper-tiendas. Examino unos zapatos que me agradan y le pregunto al vendedor si los tiene en mi número. “Me va a tener que esperar, eso sí, porque es mi hora de almuerzo”. Ok. Esa respuesta es bastante para querer apretar el RESTART del mundo. No me opongo que el trabajador haga uso de su hora de almuerzo. Incluso le deseo buen provecho. Lo que está ausente en el balance del correcto funcionar de la giga-tienda es el “me va a tener que esperar, eso sí, porque es mi hora de almuerzo”. ¿No que el cliente tiene siempre la razón? ¿Tengo que esperar la hora y media que tiene el hambriento vendedor para digerir lo que sea el menú del día le ofrezca?Falabella, señores, necesita mejores clases de capacitación si no desea que mi macabra y desagradable experiencia se multiplique entre los otros consumidores –quienes portamos el dinero, eh- y tenga que ir cerrando sus puertas como lo hicieron los campos de concentración alemanes cuando perdieron la guerra.
¿Dónde está el GRAN GERENTE detrás del VENDEDOR que esté atento a las quejas de LOS COMPRADORES para que el mundo sea un better y happier place?
El libre comercio, a veces, restringe la libertad a un punto crónicamente frustrante.
La competencia entre súper-tiendas al parecer sólo influye en el aspecto “gráfico”, “design”, y “rostros famosos cool” de cada una: el consumidor sólo es un ratón acondicionado que va en busca del queso.
Pero no. Lo que menos es el consumidor, es ser IDIOTA y PACIENTE.
Demando el retorno del slogan “El cliente siempre tiene la razón”. Si no, pues a aprender a confeccionar mi propia ropa y calzado. Y me guardo mi dinero.
Cambio y fuera.

viernes, mayo 20, 2005

Variaciones sobre "Despertar bajo Cero", II.

Seis de la mañana. El viento del norte agitaba las ramas de los gigantescos árboles y la violácea luz del Nuevo Sol ocupaba el horizonte como telón. A lo lejos se distinguía una columna de humo. Gruesas bandadas de pájaros volaban en dirección contraria al fuego. Martín destapó el vaso de café y pensó que tal vez el incendio que se disponía a apagar no iba a resultar simple como los otros. Algo estaba mal. Lo presentía.
- Capitán, sólo quedan cuarenta kilómetros para llegar –le indicó el piloto primero Almarez-, ¿cuál es el plan?
Cómo podía saberlo. La estación de monitoreo no había entregado antecedentes acerca del siniestro que afectaba al área Atacama y, por tanto, sólo podría pensar en un plan cuando estuvieran sobrevolando el sector de la jungla que estaba ardiendo.
- Revisa el scan, Almarez, y dime desde que profundidad emergen las llamas.
Tomó dos sorbos del amargo café que producían en el sector Tierra del Fuego para las unidades especiales aéreas del Departamento de Control y Seguridad Agrícola y Forestal, DECONSAFOR, institución a la que había ingresado luego de ser expulsado de la FACOCH, fuerza aérea colonizadora de Chile, por incumplimiento de tarea asignada. Tonterías. Cruzar la Fisura que mantenía al Cono Sur como una isla-continente para chequear el estado de la tierra en el otro extremo del planeta no había sido “incumplimiento de tarea asignada”, sino un deber como ser humano. De pequeño siempre escuchaba historias de ondas caloríficas insoportables a causa del sol que moría lentamente por la entropía, fenómeno que sin explicación alguna varió y convirtió al sol en el Nuevo Sol, una nueva fuente de energía que permitió que el proyecto García-Giannini se pudiera llevar a cabo. Martín notó que la aeronave volaba demasiado cerca del colosal bosque. Dio un empujón a Almarez.
- Más arriba, piloto –dijo seriamente-, no querrás que choquemos con estos gigantes de madera y que luego pasen meses buscándonos en la Gran Selva.
La Gran Selva. El proyecto García-Giannini al principio no convencía a nadie hace cien años. Ahora, mirando por la ventanilla de reconocimiento, nadie podría negar que el territorio chileno no se asemejaba en nada a las áridas llanuras que avistó al rebasar la frontera de la Fisura. Sólo la isla Cono Sur poseía vegetación. El resto de la Tierra era un vasto desierto inhabitable, distinto a los bosques de cientocincuenta o más metros que sobresalían de espesas extensiones vegetales. El hecho es que el proyecto había salvado del hambre y la falta de oxígeno a los hombres. Y ese era su trabajo. Resguardar de cualquier posible peligro las milagrosas y descomunales plantaciones que proveían de alimento a las Ciudades-Satélite del Renacido Chile.
- Capitán –la voz de Almarez sonaba insegura-, acérquese y vea esto.
Almarez apuntaba la pantalla del scan. Unas lenguas verdosas tintineaban en la octogonal pantalla.
- Ese es el fuego, Almarez –dijo Martín sin entender la preocupación del piloto primero.
- No, Capitán –insistió Almarez-, vea bien.
Martín se quitó los lentes negros y miró con mayor detenimiento. En efecto, un punto rojizo pulsaba entre las verdes imágenes del scan.
- ¿Qué es eso, Almarez? –preguntó.
- No sé. Está al centro del siniestro, pero no es fuego, Capitán, se lo aseguro. Veamos –Almarez apretó un par de botones-, según el analizador es un elemento compuesto por un metal no conocido, de forma esférica, que pareciera emitir algún tipo de señal.
- Comunícate con la Central. A ver si nos pueden ayudar con esto al menos.
- AN-334 a Central zona 47, AN-334 a Central 47, responda...
Martín aguardó en silencio la respuesta. Un leve rumor de motores vibraba por la cabina. Estaban ya a dos kilómetros de la columna de humo que parecía un grisáceo pilar nebuloso que sostenía el cielo.
- Aquí Central zona 47 a AN-334, responda.
Por los audífonos Martín escuchó fuerte y claro la voz del controlador de turno.
- Habla el Capitán Monrea de la AN-334.
- Buenos días, Capitán –contestó amable el controlador-, ¿problemas con el fuego?
- No, más bien con otra cosa –dijo Martín sin prestar atención al saludo de su interlocutor-. Hemos detectado un objeto extraño que nuestros sistemas no pueden reconocer. Solicito un scan satelital en las siguientes coordenadas... –las leyó en la pantalla de vuelo.
- Bien, un momento –respondió el controlador-, de inmediato recibirá los datos, Capitán.
La Central cortó la comunicación. Almarez sobrevolaba ya el sitio del incendio manteniendo altura y posición.
- Permiso para liberar las bombas A, Capitán.
Martín seguía mirando la mancha roja que pulsaba en el scan.
- Olvídalo, Almarez. Si tiramos una bomba sin saber que es eso que está allá abajo no sabemos que podemos ocasionar. Es demasiado riesgoso.
¿Pero qué podía ser? El área Atacama no estaba permitida a ningún ciudadano por tratarse de complejos agrícolas Prioridad Uno, por lo que dudaba que aquello que estaba en el fondo de la Gran Selva, entre las llamas, fuera humano. ¿Algún nuevo experimento derivado del proyecto García-Giannini? Él al menos estaría enterado. Una señal en la pantalla de su computador indicaba mensaje en espera. Bajó los datos reportados por el Fasat-Alpha 7. Un mapa digital se abrió en la pantalla y el punto rojo fue aumentando el tamaño de su imagen hasta que Martín pudo apreciar bien la forma del objeto. No podía creerlo. Envío la imagen a la pantalla de vuelo para que Almarez la observara. Éste al verla abrió los ojos.
- Capitán –balbuceó-, esto... no puede ser posible.
Martín suspiró.
- Lo estás viendo, Almarez.
De pronto, la pantalla verdosa cambió a un intenso amarillo. Los sistemas avisaban de la rápida aproximación por sobre ellos de un objeto similar al que estaba en los monitores.
- ¡Rápido, Almarez! –gritó mientras ocupaba su sitio-. ¡Tomemos altura antes de que esa bola nos choque y nos arrastre hacia el fuego!
Almarez deslizó rápidamente sus manos a los guantes de control con los que piloteaba el avión, los empuñó y en un movimiento brusco hizo retroceder la nave para poder elevarse.
- ¡La veo, Almarez, la veo! –Martín miraba por la ventanilla- ¡Viene directo a nosotros! ¡Elévate, Almarez, ahora!
La nave se ladeó unos cuantos grados y levantando la punta puso en marcha los motores de ascenso. Una bola de unos dos metros de diámetro rozó el ala izquierda de la nave, llevándose en la carrera un pedazo de la misma. El avión cambió bruscamente la posición. Descendía a causa del impacto. Almarez trataba con notable esfuerzo de mantenerla estable.
- ¡Central zona 47, avión AN-334 impactado por meteoro y con posibles fallas de navegación! –Almarez entre los esfuerzos de mantener en el aire el avión gritaba desesperado- ¡Solicito rescate en las coordenadas...!- Martín mientras examinaba el terreno para calcular el mejor lugar para el aterrizaje forzoso.
Caerían entre las llamas, idea que no le agradaba mucho. Sin pensarlo dos veces, liberó las bombas A. Almarez pudo controlar mejor la aeronave debido a la ligereza que logró en las maniobras por la falta de las bombas, aunque no pudo evitar que continuaran cayendo.
- ¡Capitán! –gritó Almarez-, ¡agárrese que ya es poco lo que puedo hacer!
Se escucharon cuatro detonaciones. Una intensa luz azul cegó por unos segundos a Martín. Luego vino el duro golpe con la tierra. Y después, silencio.
- ¿Almarez? –preguntó mareado Martín.
El piloto primero estaba apoyado sobre los monitores de la cabina de vuelo. Un agudo cristal le había atravesado el cuello. Se convulsionaba. Martín tiró de él y vio como Almarez vomitaba sangre entre guturales sonidos. No podía hacer nada por él. Cerró los ojos y cuando notó que Almarez ya no se movía, los abrió de nuevo. Su compañero estaba muerto.
- ¡Mierda! –se cubrió la cara con las manos manchadas de sangre.
El Capitán abrió la escotilla. Los controles y los sistemas de comunicación no funcionaban. Del compartimento de emergencia extrajo tres luces químicas, algunas inyecciones y cápsulas para evitar la deshidratación. No sabía cuánto tiempo pasaría antes de que lo hallaran en la Gran Selva. Miró hacia arriba. Un árbol que se elevaba entre el denso follaje y aún humeaba por el fuego dejaba pasar entre las crepitantes hojas la luz de la mañana. Las bombas A se habían encargado del incendio, como siempre, pero eso no alentó en nada a Martín. Almarez estaba muerto y él estaba solo en páramos que conocía únicamente por fotos de satélite y scan. Se alejó un par de pasos de la destruída nave. Encendió una de las luces. Inspeccionó los alrededores. Plantas gigantes lo rodeaban; se sentía como un insecto en un laberinto de vegetales. Tuvo ganas de gritar, más se contuvo al ver que a un par de metros la esfera causante del desastre pulsaba una luz roja. El cráter que la rodeaba era de unos diez metros de diámetro y unos ocho de profundidad. Alrededor de ella unas ramas carbonizadas humeaban.
- Esto causó el incendio –dijo Martín-, esta maldita bola con el impacto en la tierra.
Supuso que el segundo impacto incandescente había sido extinguido eficazmente por las bombas A. Se acercó a la esfera que tenía cerca. El olor a madera quemada se confundía con el olor del metal recalentado, parecido al azufre. Cuando estuvo cerca, la esfera se abrió, separándose en dos mitades iguales, cayendo la superior al suelo. Martín bajó los ocho metros intrigado por el comportamiento de la esfera y vio que al centro de la semi-esfera había una circular pantalla celeste que incrementaba su intensidad a medida que Martín se acercaba. Una vez al lado en la pantalla Martín pudo leer: APROXIMACIÓN HUMANA / INICIO TRANSMISIÓN. Una voz digital comenzó a hablar.
- Esta es una sonda de reconocimiento Saris en busca de vida humana en el planeta Tierra. Identifíquese.
Martín sin pensarlo, respondió.
- Martín Monrea, Capitán de la DECONSAFOR.
La máquina guardó silencio.
- El proyecto García-Giannini. ¿Resultados?
¿Resultados?
- Incremento de la capacidad del planeta para reproducir especies vegetales al punto de incrementarlas en un trescientos por ciento proveyendo a la población de la isla Cono Sur de recursos alimenticios inagotables y regeneración de la atmósfera... –le pareció estúpido estar contándole los beneficios del proyecto a una cosa que venía del espacio.
- Enviando mensaje. Tiempo estimado de recepción en la colonia Alpha-Centauro, un año luz. Gracias, Capitán Monrea, la humanidad podrá regresar a su hogar.
La última parte del mensaje no parecía ser parte del monólogo de la máquina. Enrtonces comprendió. Los hombres que habían iniciado hace cientocincuenta años un viaje de colonización hacia rincones inhóspitos del universo tratando de huir del Viejo Sol estaban enviando sondas para saber si el regreso era posible. El Hombre investigaba su propio planeta. Se sentó en la tierra y no pudo más que reír. El hogar que alguna vez la humanidad había destruido quería ser recuperado por quienes lo dañaran hace siglos irremediablemente. Y para hacerlo ya habían provocado un incendio y la muerte de un funcionario de la DECONSAFOR. Sintió en esos momentos que los extraños que viajaban por el vacío del espacio trataban de invadir lo que con tanto esfuerzo tratara de proteger: el mundo o lo que quedaba de él. Rió de nuevo. El Hombre venía a invadir al Hombre. Un avión se acercaba. Podía sentirlo. Lo venían a rescatar. Por última vez.


Y que no digan que no se enteraron... Posted by Hello

Variaciones sobre "Despertar bajo Cero".

Los ojos se le cerraban por el sueño. Los majestuosos árboles que se veían en los monitores de la nave ya no producían en él esa grandiosa sensación de asombro que nacía en los primeros vuelos de reconocimiento cinco años atrás, cuando había ingresado al centro de Control y Mantenimiento. La gigantesca vegetación era ahora parte de la rutina. Que América fuera una extensa plantación de cientos de metros de altura no le quitaba el sueño; al menos, no como le emocionaba de niño la idea de ver lo que científicos como su padre habían logrado para erradicar el hambre y absorber la contaminación.
Una luz roja comenzó a tintinear entre los controles de la cápsula. Vigo abrió los ojos sorprendido.
-¿Quedándose dormido, piloto? –dijo el controlador con un irónico tono de reproche.
Vigo sacudió la cabeza y con esfuerzo logró no bostezar.
-Siempre atento, controlador. Regla número uno en la División Aérea de Control y Mantenimiento –respondió, pero un largo y perezoso bostezo asomó finalmente.
-¡Ah! Ahí lo tienen. El mayor de los vagos manejando la última preciosura de los Saeta-RZ –clamaba el controlador por los parlantes-. Ya verán como la destruye.
Vigo empuñó y abrió las manos unas cuantas veces, para ver si el entumecido cuerpo recuperaba algo de vida. El uniforme de piloto no era de mucha ayuda, siendo un material especialmente diseñado para soportar altísimas temperaturas. Con la voz inició el procedimiento de Extinción.
-Beta, libera el oxígeno para llenar los tanques de Rocío.
Rocío era una espuma química azulosa activa al fuego, capaz de esparcirse por el aire y cubrir una gran área de árboles.
-Te fuiste de fiesta anoche, ¿no? –el controlador tenía una delicada voz femenina-. Me habrías avisado, yo me quedé sola.
Una leve sonrisa apareció en la boca de Vigo. A la lejanía se distinguía una densa voluta de humo. Continuó con las instrucciones.
-Abre la escotilla, Beta. Quiero ver mejor a qué monstruo nos enfrentamos hoy.
El computador levantó las placas metálicas que cubrían las ventanas de la nave.
-Hoy estás especialmente celosa, controlador –dijo Vigo como si estuviera hablando consigo mismo. Miraba atento la oscura columna de ceniza a la que se acercaba.
-¿Aló? ¡Tonterías! Yo pregunto sólo para velar por la joya que estás volando. El incendio que tenemos esta mañana no es especialmente fácil. Abarca casi quince kilómetros.
Eso podía deducirlo sin las fotos satelitales. Vigo entonces notó que el sol asomaba a su izquierda, por encima de los monumentales árboles de la Nueva América. Sintió nostalgia. No supo la razón.
-Un kilómetro y aproximando –informó-. Dios mío, creo que estoy viendo el mismísimo infierno.
-Trata de apagarlo antes de que te lleve –aportó el controlador.
La nave descendió unos doscientos metros. La cúpula de los árboles eran del tamaño de un estadio de fútbol. Divisó por un instante un puesto de Recolección y Calidad. Ellos se encargaban de cosechar los descomunales frutos que alimentaban a la hundida Europa y la sobrepoblada Asia. El Cono Sur de América, la madre que daba de comer al mundo, tenía las más tranquilas y cómodas ciudades. En ellas habitaban los más prestigiosos hombres de ciencia, así como sus familias. El padre de Vigo le llamaba “la realizada Utopía”. La humanidad debía su existencia a la transformada geografía del continente americano.

Despertar bajo cero. (2º lugar Concurso Chile 3001 [2001])

Miller desempacó cuidadosamente los equipos que cargaba el módulo de arrastre. Primero enterró en la nieve el localizador que emitía un molesto pitido siempre a la misma frecuencia. Yo dispuse el termo-refugio a unos cuantos metros del localizador para que en la Central pudieran monitorear nuestros signos vitales.
-No sé por qué, Almarez –gritaba Miller tratando de no tragar nieve por la intensa ventolera- pero una y otra vez me convences para que vengamos de picnic al centro del pedazo más grande de hielo que existe en todo el planeta.
Sonreí. Sabía que a Miller le fascinaba la exploración Antártica, pero también era usual en él quejarse por aquél privilegio.
-Mister Miller –me acerqué para que pudiera oírme- y yo no entiendo por qué debe quejarse como una anciana cada vez que venimos a hacer lo que es nuestro deber hacer.
Miller sonrió irónico, me dio una palmada en la espalda, y continuó descargando el módulo. Colocó con exagerado cuidado el Link-Satelital junto al localizador, mientras yo encendía las baterías del refugio para que el proceso de atemperación se iniciara.
-Todo OK –dijo con el pulgar en alto. El acento canadiense aún no desaparecía, a pesar de vivir en Ciudad Tierra del Fuego hace ya treinta años. Una mujer lo había retenido en el país. Cecilia. Mujer aguda e inteligente que dejó la carrera científica por criar los tres pequeños Miller que tenían. Por mí aguardaba Rita, en un cómodo departamento junto al Nuevo Mar de Santiago. Y fue Rita, en un sueño, quien inicio el primer contacto.
Herví agua rápidamente con el nuevo invento del doctor Moraga, una especie de incubadora láser, juguete que ni Miller ni yo lográbamos comprender. Pero servía para hacer un aromático café de grano gentileza del Departamento de Distribución y Bienestar. Por ahora, nada más podíamos pedirle a la vida, considerando que estábamos a miles de kilómetros de la civilización.
Aquella noche no ocurrió nada. Durante el día tampoco, todo fue realizado bajo estricto procedimiento de manual, asunto que en nuestras manos estaba de más, siendo que llevábamos cerca de quince años investigando "el pedazo más grande de hielo que existe en todo el planeta”.
No podía conciliar el sueño. Los ojos los tenía abiertos, perdidos a través del cobertor transparente del termo-refugio en una limpia noche estrellada. En realidad no podía dormir por dos razones: los siniestros ronquidos de Miller (a los cuales yo pensaba estar acostumbrado) y una perturbadora pesadilla que me parecía tan real como el calor de mi cuerpo dentro del “capullo”, nombre que le dio Miller a los purpúreos sacos de dormir.
Rita caminaba descalza por una playa de blanca arena e inquietas aguas cristalinas verde esmeralda. Ella sonreía, el viento agitaba su cabello, el mar acariciaba sus pequeños pies, era una hermosa imagen. Yo me encontraba –supuse luego- en una especie de burbuja transparente que resistía mi peso a pesar de parecer tan frágil, de algún material parecido al más delgado plástico. La extraña nave se movía alrededor de Rita, quien miraba divertida como su esposo levitaba encerrado en una esfera. Noté entonces que las paredes de la burbuja se empañaban; el aire se agotaba, no podía respirar, intuía que pronto llegaría la muerte. El mar se tornó rojo, bravo, el cielo se eclipsó, la arena ahora era filosas piedras. Rita ya no reía. Lloraba desconsolada con ambas manos apoyadas en la esfera y apenas podía distinguir su rostro en la bruma de semejante claustrofóbico espacio. Pude oír entre el sonido del mar hostil y la tristeza de Rita una voz con cierto tono paternal que repetía, “tienes que encontrarme, Julián Almarez, debes encontrarme, hazlo por Rita, hazlo por la vida de aquellos que respetan la vida. Julián, no será difícil, sólo debes encontrarme”. Esa noche desperté sobresaltado, sudoroso; me sentí solo al pensar en Rita. Traté de imaginar a qué se refería la voz. No quise despertar a Miller para relatarle la pesadilla. Pronto ambos sabríamos a qué apuntaba todo el misterio. Seguí divagando con la mirada por el inabarcable firmamento nocturno.
-¡Despierta, Almarez, vamos, rápido! –Miller sacudía mi cuerpo aletargado por el denso sueño.
-Qué... Qué ocurre, Miller, por qué gritas.
Con una mano que agitaba nerviosa en el aire me indicó la pantalla de la Bio-Sonda. El analizador de espectros vibraba enloquecido.
-Pero cómo... –interrogué con la mirada a Miller. Éste movió negativamente la cabeza.
Estábamos en la Zona Neutra. Equivalía a pensar en uno de los contados lugares de la Tierra que era imposible encontrar vida. En mi cabeza nuevamente escuché la voz onírica, “Julián, no será difícil, sólo debes encontrarme”.
-Miller, prepara los deslizadores. Tenemos que saber qué puede estar vivo en la Zona Neutra.
Mi compañero abrió los ojos con un dejo de horror. Luego salió de la tienda y encendió los motores. Yo escribí un escueto mensaje que se enviaría en exactamente una hora. “Vida en la Zona Neutra. Almarez y Miller en misión de reconocimiento. Próxima transmisión, 0030. Equipo Antártico a Base Central en Ciudad Tierra del Fuego”.
El radar indicaba que nos encontrábamos exactamente sobre el organismo detectado por la Bio-Sonda. Pero no veíamos nada. Sólo nieve.
-Almarez, tal vez esta cosa tuvo un fallo o se confundió con nuestros propios signos vitales.
-Eso es lo último que podría ocurrir, Miller, lo sabes bien. Hace quinientos años que se creó el Ministerio de Tecnología en Chile y por extraños que resulten los inventos del doctor Moraga nunca algo ha resultado fallido –dije un poco molesto-. No. Estamos bien posicionados. Eso está justo debajo de nosotros.
Ligeros copos comenzaron a caer. Se acercaba una tormenta.
-Bueno, entonces piense rápido, doctor Almarez –la voz de Miller indicaba su preocupación por la proximidad de la nevazón.
Caminé con el radar en círculos alrededor del punto indicado por el satélite. Fue cuando vi de reojo una especie de manilla que sobresalía de la nieve. Entregué el aparato a Miller y agachándome sacudí la nieve que cubría una escotilla. Miller soltó una exclamación de asombro. Giré la manilla. La compuerta empujada por algún mecanismo se levantó y del interior una oleada de calor me llegó en la cara. Al mirar descubrí un túnel que se perdía dentro de la Tierra.
-Bien, Miller. Voy a bajar. Tú mejor regresa al campamento y haz contacto con la Central.
-Estás loco, Almarez. No voy a dejar que bajes quién sabe dónde y menos sin la autorización del Consejo de Investigaciones. Además no quiero ser la gran noticia en las pantallas del mundo como “el científico que permitió que el afamado doctor Almarez descendiera al mismísimo infierno...”
-¡Miller! No es una petición. Es una orden.
-No hagas esto, Julián.
-Te he dicho que te marches –fui lo suficientemente enérgico para convencer a Miller. Levantó los hombros, me dio una palmada en la espalda, y partió de regreso.
Bajé despacio. Cuando, según mis cálculos, llevaba cerca de quince metros unas luces fluorescentes se encendieron. Pude ver con claridad que a unos diez metros más abajo se encontraba una plataforma. Miré hacia arriba. La tormenta había comenzado. La escotilla volvió a cerrarse.
En la plataforma una esfera sujeta a unos gruesos rieles de metal pareció percibir mi presencia activando su sistema y abriendo la compuerta que resguardaba una cabina para un único pasajero. Me senté. Una cálida voz, similar a la del sueño, me sugirió que ocupara el cinturón de seguridad. Al tiempo que me lo ponía, la esfera comenzó a deslizarse hacia las profundidades con una aceleración increíble. Un agudo zumbido me llegaba a los oídos. Por un momento pensé que el peculiar transporte se iba a descarrilar. Pensé también en Rita. Entonces, con un duro golpe, la máquina detuvo su viaje.
La compuerta se abrió. Al salir mis brazos y piernas procuraban acostumbrarse a la gravedad. Me encontraba en una gran bóveda semi-circular, iluminada por gigantes rectángulos de color azul. Al centro un tubo transparente salía desde el suelo y se conectaba con el cielo raso. El aire era puro y el ambiente de una temperatura agradable. Caminé hacia la estructura tubular. A través del vidrio observé que un líquido rojizo era contenido por el tubo. Una pequeña luz se encendió dentro. Fue creciendo, aumentando la intensidad, hasta que me reveló lo que se escondía flotando en el líquido. Al principio me negué a creerlo. Pero ahí estaba. Un niño de unos diez años dormía suspendido en el líquido. Apoyé dos dedos en el vidrio. El niño abrió los ojos. Retrocedí sorprendido.
-¿Qué año es, Julián? –dijo con calmada voz.
-Es el año 3001 –contesté automáticamente.
-Bien. ¿De qué Era?
-La Era de la Nueva Glaciación –respondí sin dejar de mirar el plácido rostro del niño.
-Provienes de Chile, ¿verdad, Julián?
-Sí... ¿Tú quién eres?
-He necesitado de un siglo para nacer finalmente. Yo soy la conciencia del mundo, Julián.
La manera de expresarse del niño era confiada y convincente.
-¿La conciencia del mundo?
-Soy la semilla que dejaron latente el 2001 dos científicos. Soy el proyecto Morea.
-¿Te refieres a la teoría de Fernández y Morea? ¿Mis compatriotas que se extraviaron el 2001 en el Área Antártica? Esa teoría es sólo un mito dentro de la comunidad científica.
-No, Julián. Ellos vinieron y trabajaron en secreto durante cincuenta años. Son mis padres y la salvación del mundo. ¿Cuáles son las estadísticas de hambruna para los próximos cien años?
-Treinta millones de seres humanos morirán por la falta de alimento...
El niño sonrió.
-Eso ya no habrá de suceder. Porque tú y yo cambiaremos el futuro.
La confianza del niño me confundió.
-No entiendo.
El niño sonrió nuevamente.
-He vivido en tu mente durante los quince años que has trabajado en estas gélidas tierras, Julián Almarez. He visto también a Rita. Sé que ustedes son los elegidos para llevarme.
-¿Llevarte? ¿Dónde?
-Al desierto. A Atacama.
-Para qué.
El niño se acercó al vidrio. Vi que no movía los labios al hablar.
-Para convertirlo en el más hermoso de los jardines.
Comprendí de pronto a qué se refería. La teoría Morea. La forestación total del desierto. La plantación vegetal más grande nunca antes vista. El desierto florido. Sonreí. El líquido rojo comenzaba a ser vaciado por unos tubos conectados a la tierra. El niño se disponía a salir.


Si no es ella, ¿quién? Posted by Hello

Diario del náufrago sobreviviente.

Día 437: supongo que es jueves por el color de las palmeras y el mes, según la Gaviota Jefe, es Abril. (No confiar tanto en la Gaviota Jefe, está senil).

Ayer una avioneta sobrevoló la isla a lo que calculo cuatro palmeras de altura. Estaba tan ocupado sacando punta al pedazo carbonizado de madera para poder seguir escribiendo mis memorias en las rocas que la vi deslizarse por el aire y perderse entre la frondosa cima del volcán que protege el pedazo perdido de tierra en el mar que habito.

Recuerdo que el día 48 habría corrido como un vendedor de acciones detrás del aparato volador; más hoy, barbudo, delgado, y acompañado por el sinfónico compás eterno de La Frontera que resguarda La Gran Gaviota, me refuerza el espíritu seguir con mis actividades diarias. ¿Volver? ¿Adaptarse de nuevo? ¿Y quién cuida de esta isla? Me viene a la memoria Tom Hanks en la película en que se hace amigo de un balón. Já. Qué estúpido. La Gran Gaviota se reía a carcajadas la otra noche en la celebración del cumpleaños 436 de la Palmera Primaria. Y la Palmera Primaria, aburrida del alegre graznido de la Gran Gaviota, dejó caer un coco en su cabeza para que se callara…

miércoles, mayo 18, 2005


Musa. Posted by Hello

FUERA DE FOCO: borrador indeleble. 2002 (4ª parte)

CORO SOLITARIO



Te digo, tú nunca me crees, aunque te lo repita mil veces, por qué, no entiendo por qué esa desconfianza, de qué podrías dudar, ¿de mi amor?, ¿de lo que realmente soy?, mujer, por favor, estoy aquí y no me pienso mover, tú me conoces, no me muevo, seré una momia entre tus cosas, si sales entonces yo voy en tu bolsillo, no te rías, te estás riendo, no puede ser, me has mentido todo el rato, no puedes jugarme estas bromas.

¿Aló? ¿Se encontrará el Piojo? Gracias... Piojo, qué cuentas... bien, bien, ella está bien... volviste donde tus viejos... qué desgracia... por ahí escuché algo de una pega... bueno, no queda más que seguir caminando... para eso te llamaba, ¿qué onda?...¿seguro?... no lo conozco... pero Piojo, por qué haces esas huevadas... la otra movida era mucho mejor...

No te muevas Natalia, tengo ganas de hablar.
Aunque vivamos en el culo de América, no significa que debamos pensar como unos buttheads, todo lo contrario, somos el último rincón descubierto en la historia, imagina eso, somos la humanidad más joven, la más fresca, el vigor de nuestra raza supera a los otros cansados Continentes, nosotros aún podemos ser algo, definirnos, desencajar la cultura, barajarla y repartirla de nuevo, todavía estamos despiertos, es ahora que debemos abrir la ventana, liberar el viciado aire, correr los riesgos que nadie se atrevió a correr, ser lo que siempre buscaron en estas tierras, el paraíso perdido.
La locura es un lujo que sólo la conciencia puede darse, te sigues riendo, cuidado que vas a botar el vino, ¿en qué iba? Ah sí, los genios necesitan ser locos, necesitan la locura para obsesionarse, indagar en los detalles del universo que los demás dejamos pasar, por eso el dicho “cada loco con su tema”, no me estás pescando, claro que no, yo te hablo de la razón ontológica de la insania mental y tú te burlas, me dejas como un idiota, pero sé que tú piensas lo mismo, porque tú crees que yo estoy loco...
Fui donde el Piojo, Natalia, no me pongas esa cara, lo sabías desde un principio, es absurdo que te parezca una debilidad, lo que pasa es que te da miedo que vaya donde el Piojo, no sé cuál es el problema, “un cigarrillo de marihuana” (como les llama Marlowe) es un pequeño y tiernucho tubito de buena onda...
Ven, durmamos, tengo ganas de verte por la mañana, Natalia, antes de abrir las cortinas...

martes, mayo 17, 2005


LdM. Posted by Hello


LdM. Posted by Hello

lunes, mayo 16, 2005


Los sospechosos de siempre. (Foto: Irma Bernhard). Posted by Hello


Yo sonrío. Tú sonries. Y la cámara no deja de mirarnos. (Fotos: Irma Bernhard). Posted by Hello


Mi primo menor, aquél al que acompañaba a los vídeojuegos cuando niño. Y mírenlo, casi tiene mi porte. Casi. (Foto: Irma Bernhard). Posted by Hello


La novia, el novio y la esposa del amigo (del amigo celoso que traté de presentarle a mi amiga del fondo). Foto: Irma Bernhard.Posted by Hello

Matando zancudos.

Dormí y desperté. Hace quince minutos. Bajé a tomar café. Se supone debo seguir durmiendo, no tratar de mantenerme alerta. (¿Alerta a qué me mantengo?).

Suerte que quise café, la maquina seguía chirriando y el oscuro líquido bullía, calculé que llevaría un par de horas funcionando. Se supone que estas maquinitas están hechas para quedar encendidas. (¿O no?).

Tomo mi posición habitual frente a la pantalla del freaking computador. Ojeo las hojas con el resumen del libro que se supone debo convertir en escaleta. (¿Viene de noche la inspiración?).

Escribo cualquier cosa. Se supone que debería estar escribiendo sobre algo. (¿No es así que funciona?)

“Dos jóvenes, él y ella, se sientan a tomar desayuno una mañana de verano, un día refulgente, difuso por la fuerte luz, da la sensación de una escena onírica en la que ellos son protagonistas. Ella se levanta y corre la cámara digital que los está grabando. Él habla a cámara. Ríen. Suena la tetera y ella sale de cuadro. Él se acerca al lente, lo empaña, y da un mini-monólogo sobre el amor y la muerte. Él vuelve a la mesa. Ella sirve agua caliente en las tazas. Él entonces le pide que le pase algo que está sobre el mueble de cocina. Ella sale nuevamente de cuadro. Cuando vuelve, sostiene con ambas manos una Magnum. Él la toma y apunta a cámara. A ella le parece patético que juegue con el arma. Él, enojado, le dice que no tiene que preocuparse. En eso, un balazo se le escapa y destruye la cámara que los estaba grabando.”

sábado, mayo 14, 2005

Teoría sobre el Tiempo y el Espacio y lo que el Universo supone.

(Transcripciones seleccionadas de la conferencia otorgada por el doctor en física y astrología, Egal Morkovitch.)




“Sí la principal teoría dice que es factible viajar por el Tiempo y Espacio, sea el pasado o el futuro, puede que sea verdad y yo no soy quién para rebatirla. Porque para los científicos la ciencia no es un juego como lo es para los parapsicólogos. No hay fantasmas en buscar el Orden en el Esquema del Todo y el Viaje Dimensional.”

“Un café, por favor…”

“Se requiere un vehículo capaz de alcanzar la velocidad de la luz. Aunque parezca demasiado optimista, los japoneses en veinte años tendrán la tecnología para comprobar la teoría de viajar por el Tiempo y Espacio: Kia, que no es japonesa pero opera en Japón, asegura tener el diseño perfecto.”

“Sí, películas como Back to the Future, tienen severos errores lógicos, físicos y dimensionales, pero es interesante. De hecho, es mi película favorita. ¿Un placer culpable?”

(audiencia: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Ay…)

“¿Qué problemas presenta volver al futuro…?”

“Una de las teorías más fuertes hoy entre los Cerebros es que el retroceder en el Tiempo y Espacio borra por completo el Tiempo y Espacio de la Línea Tempo-Espacial. A saber, si vuelves cinco años de tu vida, no podrás regresar al presente, porque habrás eliminado de tu propia Línea Tempo-Espacial cinco años y entonces el pasado se convierte en tu presente.”

“¿Qué no me entendió? ¿Qué hace usted aquí? ¿No debería estar desplumando gallinas?”

“Disculpen…”

“¿Podemos llegar hasta aquí? El juanete me está matando…”

(fin entrevista)

El mundo al instante.

Te acuestas. Una cama grande. Más amplia que la cama de tu adolescencia. Te cubres con un plumón de plumas de ganso. No plumas del pecho del ganso, pero es un buen plumón. No apagas la luz porque no hay luz en la habitación, no has sido capaz de colocarle una ampolleta. El farol del pasaje es la luz artificial que tiene la habitación por las noches. Recuerdas no acostarte al medio o en diagonal, lo conversaron, no te acostumbres a ignorar el espacio del otro. Te acongojas por nada, hay que lavar una cantidad considerable de platos y vasos, lo haces durante la tarde de mañana, en turnos. Escuchas que tus vecinos se gritan sin regla alguna de respeto. Ves por la ventana que un auto policial llega a las 5 de la mañana con las luces apagadas y se estaciona al final del pasaje. La vecina del frente nunca prende las luces. Decides moverte hasta los confines de la extensa cama para bajar a tomar un vaso de agua. Encuentras el computador prendido. Te sientas a escribir y has terminado.

viernes, mayo 13, 2005


Against Evil and Wedding Singers. (1945. foto: Irma Bernhard.) Posted by Hello

jueves, mayo 12, 2005


Elle. (foto: Irma Bernhard) Posted by Hello

martes, mayo 10, 2005


Gente bailando. Wow. Posted by Hello


Sobre el matrimonio y otros consejos. Posted by Hello


El presidente de la ENNADEREFOB, Javín Valenta, abrazado a su señora, la senadora Karolin Eddemberger. Posted by Hello


Gab Heres junto a su flamante pareja, la actriz belga Sussi Vallen. Posted by Hello


El capitán mercante Andrés Órpalus junto al festivo novio. Posted by Hello


La doctora en filosofía Tamis Acquabravo junto a su marido, el reconocido payador Golo Muñiz. Posted by Hello


La célebre diseñadora francesa Maricell L'Orleans.  Posted by Hello


El Premio Nobel Dr. Albaros Peresklein acompañado de la famosa neonatóloga Iris Almibàr.  Posted by Hello


¡Bienvenidos! Posted by Hello


Pao y Piojo. (No olvide pedir a Piojo "el baile del zapato"). Posted by Hello


En psicología me recordaba qué era lo que realmente hacíamos en esa carrera. Recuerdo el día que no tuvo que recordármelo más. (Chuncho) Posted by Hello


Giros (foto por Marisolcilla). Posted by Hello

domingo, mayo 08, 2005


Golden Years. Posted by Hello

FUERA DE FOCO: borrador indeleble. 2002 (3ª parte)

EPITAFIOS

No sé si creerle a un tipo que recomendaba para la depresión cocaína a sus amigos.
No sé si creer las teorías de un hombre que no buscó sanar una enfermedad, sino que él se convirtió en una enfermedad para atacar el mal.
No le creo a un señor que asegura que el orgasmo es la búsqueda del principio primitivo, la nada, la muerte.
Freud yace en esta tumba.

Bien. Perfecto. Soy el sepulturero de otra religión sin fieles, sólo esclavos. He liberado mi mente del peso de la moda.

-No sé, no me convence. Hay mucha rabia escondida, un resentimiento.
-O sea, ¿se nota el resentimiento?
-Claramente.
-Gracias, Natalia. Ahora podemos decir que soy un escritor.

A veces creo que soy imprevisible. Entro en un lugar, y nadie me nota, me deslizo como el humo, sonrío, las personas me rodean, pero no pueden tocarme. Invisible. El perfecto asesino.

-Hola.
-Eh... hola.
-Ya sé- bajó los ojos y volvió a mirarme- no te acuerdas de mi.
-No, es la verdad, no me acuerdo de ti.
-Lucía...- dejó la palabra equilibrarse en sus labios.
-Ah... Lucía- dije con voz de perdedor.
-¿En qué andas?- pregunta y se apoya en la pared, bien cerca, demasiado, maldita perra.
-Estoy con Natalia- Respondí como un autómata que sufre de retardo mental. Lucía. Cómo estaba. Estaba en la edad donde no necesita sostén para exhibir una blusa roja cuyo escote es una cascada que arrastra la mirada hacia abajo, al resto del cuerpo, años atrás, hasta el ático de su abuela.
-Natalia es tu chica.
-¿Mi chica?
-Tu novia.
-Bueno, sí, llevamos un par de meses... – qué hacía contándole mi vida a Lucía.
Trataba que no se fuera.
Lucía vive en la calle donde yo crecí. Su casa estaba en una esquina. Grande, estilo Bauhaus, no en su mejor momento, pero Bauhaus de todos modos.
La abuela ocupaba todo el segundo piso. Era una mujer terrible, un ser hipocondríaco, un arrugado caracol sin concha.
Pero la madre de Lucía quería cuidar a la vieja, algo tenía que ver con los evangélicos. Dios daba la orden. Dios mandaba. Dios debió mandarla a un asilo. La vieja lo único que hacía era gritar garabatos contra los comunistas, los rotos, las albóndigas y la democracia.
Para llegar al ático y follarme a la niña de catorce tuve que entrar por la cocina, reptar por la escalera y esperar quince minutos a que la vieja saliera del baño, “demócratas de mierda”, gritaba, “eso quieren, matarme, eso tratan al darme de comer albóndigas”, “una vez vi un koala, era tan lindo”.
Yo tenía dieciséis. Ya estaba enterado del sexo gracias a una niña del colegio que cursaba cuarto medio y yo octavo. Con ella perdí la virginidad, durante una fiesta organizada por su hermana, mi compañera de curso. Luego me acostaría con mi compañera.
Pero Lucía fue distinto. Me alegré cuando supe que era virgen, creí que me ganaba el Loto. Lucía venía genéticamente predeterminada al sexo. Con tanto saltar pensé que el suelo del ático cedería, caeríamos justo en la cabeza de la vieja, “comunistas, hijos de puta”, pero Lucía no habría parado, la niña quería romper los pétalos, “dale con fuerza, con fuerza, quiero ser una buena mujer”...
-Fue un gusto, nos vemos por ahí.
Lucía se fue justo cuando llegaste tú, Natalia.
La vida no muere, sólo cierra los ojos. Pero hay mucha gente que está muerta, cuando es uno quien debiera estarlo. ¿Por qué mueren los genios? Ellos no necesitan estar muertos, sin ellos la Humanidad es sólo un refugio de huérfanos.
-¿Es amiga tuya?
-Lo era. Ahora está muerta.
-¿Muerta? ¿Qué estás tomando?
-El piojo me regaló un cuartito de tripi.
-¿Otra vez? Un día el piojo va a aparecer en su cama con el cerebro en la almohada.
El hombre se fue a agarrar el peor ADN. Tiene conciencia y puede reconocer la muerte. Veo como duerme mi perro, plácidamente acostado sobre mi cama, sin importarle un carajo la muerte o lo que estoy escribiendo. Y si pudiera preguntarle qué piensa de la muerte me diría: la muerte es cuando dejas de comer huesos. Simple y hermoso.
¿Por qué esa tristeza? Algo se va para nunca regresar y en vez de sentirnos liberados, dueños de más espacio, nos sentimos aún más solos. Muerte... ¿existirá el cobro revertido?
-Vámonos.
-Natalia, qué pasa, por qué el apuro.
-Es tarde.
-Disfruta la vida. ¿Has pensado que la vida es tan corta y tan largo el proceso de descomposición?
-Aj, eres un inútil. No estás pensando bien, ¿entiendes?
-Estoy perfectamente. Sólo necesito una secretaria que anote mis ideas, antes que mueran, que se vayan en los pensamientos de otro, una secretaria y una grabadora...
-Se te ha freído el cerebro.
-Yo creo. Vámonos mejor a la casa, Natalia.
A Natalia no le avergüenza tener que cuidar a un desarrollado ser humano. No le molesta quererlo. Ella me cuida y me dejo cuidar. Cuando apoya su cabeza en mi hombro puedo descansar de mi pirotécnica mente.

La caspa es una espantosa muerte. Tengo los hombros cubiertos por los restos de mi incinerada superficie craneana. Son las ideas hechas sal. Dicen que el stress produce caspa, pero en verdad es la cabeza.
Hoy vi un grupo de escolares saquear los kioscos de diario del Paseo Ahumada. El aire era gris y retocaba los edificios. Los gigantes de la ciudad, torres de Babel construidas por arrogantes que nunca preguntaron si uno quería ver el sol mientras caminaba por el Paseo Ahumada. Los escolares también se veían grises. Actuaban gris. Algo horrendo está pasando en la sombra de la sociedad.

Con-verso.

Sin decirlo, lo dijo, claramente. Mi amigo C.

“¿Acaso has cambiado tu vida para despertar por las mañanas y mirarte al espejo y sentir que todo sigue igual? ¿Acaso le has prometido amor eterno a una mujer para darle el mismo abrazo que le dabas antes? ¿Acaso crees que ella te escogió para no recibir nada de ti? ¿Acaso ella no te va a entregar una nueva vida, una vida mejor, acaso no ha jurado ella amarte eternamente? ¿Y tú sigues despertando por las mañanas con el mismo brillo en los ojos? ¿El opaco reflejo del hombre que quiere amar pero arrastra una sombra de melancolías? ¿No es ella quien te hace desear ser un mejor hombre? Entonces, ¿por qué no ha cambiado nada? ¿Qué quieres de la vida y de ella? ¿Respuestas? No, compadre, nada de respuestas, sólo arrancar hacia delante.”

sábado, mayo 07, 2005


Two Rings to bind them... Posted by Hello