sábado, julio 19, 2008

IX. El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. (Winston Churchill )

Me estaba tratando de anudar la corbata naranja que me regaló mi vieja cuando me vino la cita de Churchill a la mente:

"El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse."

-Claro, tener todo el poder en una Segunda Guerra Mundial te permite decir cualquier cosa, además era bipolar, por eso fumaba tanta pipa, para evitar los bajones --
-Martín.
-Qué.
-Qué-- O sea-- a qué te refieres-- ¿estás hablando solo?
-Es la corbata naranja, siempre me pone nervioso.

Natalia se acerca, aparta mis manos de la corbata naranja y con destreza de modisto gay francés parisino, logra un nudo perfecto.

-Listo.
-Sin ti, yo nada.
-Martín, para con hacerte el niño alto, esta entrevista es importante, necesitamos sacarte del vídeoclub porno antes de que te conviertas en un peligro para la sociedad.
-¿Qué? ¿Cómo así?
-Que de tanto escuchar jadeos, orgasmos fingidos, y ver qué sé yo cuántas cochinadas con caballos y perros, capaz que tu cerebro sufra una erección y te vuelvas medio raro...

Mi cerebro erecto. Me causó gracia. Pero no lo demostré. Era momento de defenderse.

-Tengo el criterio bien erecto-- digo-- derecho y bien formado, ¿cómo puedes decir que me podría convertir en un violador de las pampas?
-Hombres... Todos iguales...

Caminé hacia la puerta, tomé la chaqueta apoyada en la silla junto a la salida y me la puse. Miré a Natalia.

-No puedo creer que me hayas dicho eso, ¿además cómo se te puede erectar el cerebro? Eres una perversa, Natalia.

Natalia sonrió cruzándose de brazos.

-Chao -me dijo y liberó un tenue beso.

Salí dando un portazo.

Pasaron unos segundos. Abrí de nuevo.

-Natalia... ¿Te acuerdas que me ibas a prestar plata para llegar a la entrevista?
-Revisa en tus bolsillos.

Rebusqué en la chaqueta. Bingo. Cinco lucas.
Le sonreí.

Y salí nuevamente de un portazo.

***

-Su corbata es... naranja.
-Lo sé. Mi corbata es naranja y el Oso Panda es... negro y blanco. ¿No?

El calvo individuo, de irritante delicado bigotito, lentes de marco cuadrado -personaje sacado de algún documental de Discovery Channel que explica las fases cuánticas que en teoría el gusano espacio/temporal previo a la supernova, bla, bla, bla...- me miraba la corbata y con sus manos blancas, uñas perfectamente cortadas, una pluma a tinta entre sus dedos delgados como raíces de tubérculo anotando cada detalle de la insulsa entrevista, ¡LO QUE QUERÍA ERA LEVANTARME DE LA SILLA, DARLE "UNA TROMPADA" PARA ESCUCHARLO SOLTAR UN GRITITO DE DOLOR Y SORPRESA AGUDO QUE LO LLEVARÍAN AL DESMAYO, BIEN, PORQUE ENTONCES TOMARÍA LA PLUMA, LA MAGNÍFICA PLUMA, QUE MERECÍA ESTAR EN MANOS DE ESCRITOR Y NO DE GERENTE DE RECURSOS HUMANOS CON RASGOS PSICOPÁTICOS Y MANOS NÍVEAS DE TANTO LAVÁRSELAS POR "LAS BACTERIAS"! ¡COMO ESTÁ EL MUNDO, CÓMO ESTÁ, ASEGURABA EN ESE INSTANTE QUE EN SU CASA, DEBAJO DEL PISO DE SU CASA, UN SÓTANO HÚMEDO, SECRETO, MALÉVOLO, ESCONDÍA UNA NIÑA, UNA MUJER, UN MONO, NO SÉ, CUALQUIER SER VIVO QUE JUSTIFICARA AQUELLOS LENTES, BIGOTES, MANOS CREMA NIVEA, CHALECO EN V...!

Respiré profundo. Pensé en ti.

En nosotros.

Natalia, nunca pierdes.

-¿Cuál es su actividad actual?
-Eh... Bueno, digamos, gerente comercial de una cadena de vídeoclubs.
-¡Ah, pero qué bien! Comentan que es rentable.
-Odio el cine, por eso quiero cambiar de rubro, ¿me entiende?
-Claro, claro. Trabajar en algo que a uno no le gusta es frustrante.
-¿Usted es feliz?
-¿Perdón?
-Aquí, entrevistando gente. Decidiendo si darle trabajo o no.

Silencio.
El calvo suelta la pluma.

-Siempre quise una corbata naranja.

Lo miré un instante. Me la quité -con dificultad- y estiré el brazo.

-Tenga. Es suya.
-¡No, no, no podría!
-Vamos, hombre. No crea que por una corbata estoy tratando de comprar una plaza de trabajo en esta empresa.

El calvo sonrío satisfecho ante mis palabras. Recibió la corbata y la colgó alrededor de su cuello.

-¿Cómo cree que me queda?
-Debería haberse comprado una mucho antes.

La sonrisa se le amplió.

Natalia, creo que tengo ticket seguro para salir del burdel audiovisual en el que trabajo hasta ahora.

Un poco de estrategia y amabilidad no le hace daño a nadie.

Madre, "se me perdió la corbata, te lo juro, no sé cómo".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor de ésta entrevista, es haberte desprendido de la corbata naranja (perdón madre) No quiero decepcionarte, pero Dios! creo que no te conviene el trabajo.. que otras perversiones tendrá ése sesudo D. recurso..