martes, julio 05, 2005

Me tocaba ir al supermercado. No me entusiasma la idea de ir a un lugar atiborrado de gente y productos, pero me tocaba a mí. Ciertas reglas se respetan.

Descubrí dos cosas interesantes:

1)La seria mirada de algunos mientras chequean profesionalmente cuál es el "confort" más adecuado para llevar, en un pasillo de altos estantes plétoros de níveo papel blanco.

2)Las cajas registradoras tienen un sistema de tubos de vacío para enviar el dinero recaudado en unos huevos de plástico a la gran bóveda.

Un amigo me llama.

-Detesto venir al supermercado.
-Pfff... Tú compra lo más caro y despúes no te van a mandar nunca más.
-¿En serio?
-Hazme caso.

Cuando llegué con las compras, Marcela me esperaba. Yo había comprado cosas que encuentras por un menor precio. Marcela me mira:

-Pudiste comprar el más barato, es lo mismo.
-Me equivoqué, tal vez no debería ir yo a comprar...

Y entonces, veo el brillo del jaque mate en sus ojos.

-No voy a caer en eso de que como compras más caro, mejor es que vaya yo al supermercado. No me vengas con eso.

Buena jugada.