jueves, junio 26, 2008

domingo, abril 13, 2008: versos que fusilan tu ego.



yo
de ser inabarcable como el horizonte
confesaría sin penas
que en mi pecho remolinos
-los cuales me roban el aire-
hunden
esto que llamamos
corazón
en océanos carentes
de superficie:

bajo el agua
la garganta que se ahoga
y lo único que deseo decir
o gritar

porque
si a mí me sepultan los mares

debo sobrevivir
cada segundo de cada instante
de cada día

la tierra que cubre
a mi único
y amado
hermano muerto.

tendido lo vi
sobre su cama sin moverse
y sentí
que tanto vida
como objeto
dejarían de moverse:

mi hermano muerto
detuvo el tiempo.

entonces
yo
quedé retratado
en los colores oscuros
el áspero lienzo
en los trazos de un pintor
pintando con lágrimas

y noches de insomnio.

pero
ante todo
amo
a mi hermano muerto.

es el recuerdo
de sus ojos cerrados
el rostro de un durmiente
la tierra que lo esconde

lo que duele.

pero si un condenado a muerte
colgado del árbol
y al cuello enrrollado su propio ego
es capaz de desenterrar
el último grito que mi madre
dejó como eco en tu tumba de tierra

o
arrancar a mi padre sus ojos
y gestos
y sangre
y dejarle mencionar con voz cobarde
el nombre de cuatro generaciones

no me pidas
ni cierres con llave

la rabia
"del último rey"
-tu novela de la cual no sé fin-

porque de mí
no recibirá nada

pero del cielo
tampoco caerán bendiciones:

dejemos
el resto de sus años
el que pendiente esté...

de tus manos pende
insegura
último rey y hermano

la espada justicia.


(tu hermano menor.)
(tu único hermano.)
(yo tu corazón y tu mi sangre.)

Mc.

Schaulsohn: "A los guionistas se los trata como quien vende un kilo de manzanas"

martes, junio 17, 2008

OjOs. BiEn. CeRrAdOs.

El Insomne espera paciente al borde de su cama, noche tras noche, que su reloj marque la medianoche exacta.

Entonces se levanta, corre las cortinas de su ventana Este, la abre y respira la brisa de lo que ha estado esperando el día entero: el silencio.

Agradece, en cierta forma, que la maqueta mal hecha de la ciudad sea de concreto. Sus desconocidos vecinos regresan a casa, fatigados, oprimidos por el cemento y su falta de eco.

El Insomne y la noche pactaron amistad.

Las ideas son claras. Las ideas encajan. Las ideas insinúan respuestas. Mientras el caos duerme o reposa o festeja buscando olvidar el día, El Insomne se sienta ante su máquina de escribir y piensa.

A Einstein le valió una teoría.

El Insomne cree que a él le puede valer la respuesta al poema de Vallejo:

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué mas da! Emocionado... Emocionado...

Pero El Insomne, que nunca enciende la TV, lo ha hecho esta noche.
Y decicido cerró la ventana.

Porque pensamientos tuvo y respuestas llegaron.
El hombre es capaz de construir el más complejo de los mecanismos.
Abstraerse al punto de imaginar un átomo festejando su cumpleaños.
Caer de rodillas ante un niño muerto.

¿Pero la Paz?

La Paz es Guerra: tanques, bombas, ignorancia y siempre "en otra parte".
La Paz es una bala en pleno cráneo del que la descifra para el resto.

El Insomne piensa: Luther King; Gandhi; Juan Pablo II.

Medianoche y veinte minutos.
El Insomne bosteza.

Pensar, pensar, pensar...

Y siempre una bala que interrumpe todo.


Jorge A. Medina

lunes, junio 09, 2008

Apareció de pronto.


hermano.

una sonrisa que busca un abrazo.

un abrazo improbable.

pero mi corazón se inclina,
reverencia improvisada,
y es el signo que expreso para decirte
sin palabras:

joder, cuánto te quiero.

domingo, junio 08, 2008

LOS PRINCIPIOS DE DILBERT.

viernes, junio 06, 2008

Por favor, usted saque las conclusiones.

Un hombre luchando por los derechos de una minoría que en 130 años no ha conseguido vivir sin miedo en el país que la ingresó a la fuerza: pero una sola bala bastó para silenciar a aquel hombre.

Un hombre que habla de orgullo y paz escondiendo su identidad de flautista de Hammelin: confundir a una masa de desaforados jóvenes que, pronto, serán lanzados a campo abierto teniendo como único refugio las sinuosas trincheras de infinito largo, inútiles a medida que pasaba el tiempo. Este hombre, confundiendo paz con poder e imperialismo, tuvo al mundo 9 años luchando por la paz con más de 56 millones de muertos y ciudades completamente destruidas.

Comenzando por su propia patria, Alemania, demolida y olvidada.

martes, junio 03, 2008

Mujer, si tengo todo arreglado (o cómo el efecto dominó se aplica sólo a desastres).

HOPPER.


El 2006 envejecí como delatan hoy las canas que llevo en la barba.

No existía percepción del tiempo; pasábamos día tras día, de la mañana a la madrugada de la la mañana siguiente para seguir trabajando durante la tarde hasta la noche en el proyecto de serie para el Canal de TV. Un caos del tiempo-espacio que a mi señora esposa nada bien le caía. Parecíamos más amantes furtivos que legítimo matrimonio. Y bien, ¿dije en qué trabajo? Pues soy guionista en un canal de televisión y ese año sacamos al aire una serie policial que nos exigía tener tres hemisferios cerebrales por su complejidad. Y porque era mi primera serie policial como guionista jefe. Era, la verdad, un proyecto nuevo para todos, novedoso para el Canal, una apuesta donde todas las fichas estaban dispuestas sobre la mesa a la espera que la ruleta diera el veredicto: el espectador y el rating.

Entonces, vislumbrando una posibilidad de escape, tres maravillosos días sin tener que estar pensando en asesinatos, pistas y resoluciones, pedí prestado a un pariente su departamento en una ciudad costera, impecable para reposar. Mi mujer, dichosa, organizó todo. En un bolso metió sin mirar azarosamente lo que sus manos agarraban del clóset, cajones y baño.

Pero yo confío en ella.

Miré mi reloj: 18:47. Encendí el auto, retrocedí lentamente, alinee la punta con la calle y poseído por demonios, hundí el acelerador hasta el fondo. Natalia gritó: "¡RAISING ARIZONA!".

En ese segundo éramos Cage y Hunter disparados hacia la Costa con sólo una motivación: cazar a la libertad, amarrarla de manos, taparle la boca y ser por tres días libres de los límites de la libertad misma.

Dios, qué euforia, cualquiera hubiese pensado que estábamos en speed u alguna otra droga hiper estimulante.

Por la carretera el auto no era un auto. Era un rayo, una visión distorsionada de una cápsula cercana a la velocidad de la luz, yo quería batir el récord entre la capital y la ciudad costera que nos esperaba, mi pie no aflojaba el acelerador, parecía que el pedal se había fundido al cuerpo del auto. Natalia se quejaba, tenía en sus manos una cámara digital nueva, pero a la velocidad que íbamos, las fotos le salían como cuadros de Pollock. Estábamos sólo a 20 kms. de la ciudad costera. Tan cerca, tan lejos...

Aparqué el auto en el estacionamiento privado del edificio. Bajamos los bolsos. Revisé mis bolsillos, no fuera ser que no tuviera las llaves. Todo en orden.

Junto a las llaves, encontré el papel con letra redonda y pulcra del cabo Don Johnson QUE ME CITABA Y MULTABA POR EXCESO DE VELOCIDAD. Levanté la mirada, Natalia se sonreía y me sacó una foto con mi expresión avinagrada. Le hice una mueca despectiva, flash. Otra foto.

Subimos en el ascensor. Buscamos por el pasillo el número del departamento. Saqué las llaves y con una sonrisa por el descanso merecido, las agité ante Natalia. Introduje la primera, tal cual me habían señalado.

La llave no giraba.

La segunda.

Tampoco.

Ninguna de las llaves encajaba.

Comencé el proceso de nuevo.

Y de nuevo.

Y de nuevo.

Cuando Natalia dijo, "¿me dejas tratar a mí?", eso, aquello, sus palabras, fueron la catarata que desbordaron el vaso.

Salté con el hombro hacia la puerta.

La puerta me repelió y me empujó de vuelta.

Tomé distancia y le di feroz patada a la chapa, pero sólo conseguí desequilibrarme y caer al suelo amrtiguado en mi trasero. Dolió. Un relámpago subió por la espina dorsal, provacándome un inmediato dolor de cabeza.

Natalia se agachó junto a mí. "Nos trajimos las llaves equivocadas...".

Nada peor que comenzar unas pigmeas vacaciones acumulando stress.

Era tarde.Cargando los bolsos, mi señora y yo en silencio, caminamos por las calles en busca de refugio. De pronto, un cartel luminoso: HOTEL ALTAMA… (la R estaba quemada). Sin cuestionarnos nada, entramos, pedimos una habitación y nos consolamos mutuamente con haber encontrado sitio en un hotel.

El dependiente nos guió por los pasillos y escaleras, sin intenciones de llevar nuestros bolsos. Subimos más escaleras. Llegamos a una escalera que en realidad terminaba en una puerta que daba la sospechosa sensación de ser una trampilla. Nos dejó las llaves y bajó los infinitos escalones. Con mi mujer nos miramos. Parecía escena de película de terror B.

Al entrar a la habitación nos quedó claro por qué era la más barata: el piso estaba casi en 45 grados; si hubiese tenido un skate, me entretenía un rato haciendo skateboarding. La cama matrimonial era para dos, pero si te acostabas de perfil y hundiendo la guata; la ducha tenía esos calentadores eléctricos que se adaptan a la regadera y que han matado a más de una persona por descargas; las ventanas tenían vista al edificio del lado, a la muralla gris, rugosa y sin pintar. Y por las paredes se filtraba el aire. ¿Cómo se filtraba el aire? No era hora de bajar la escalera infinita hasta la recepción para preguntar.

Estábamos en la suite presidencial de un universo paralelo.

Aunque dormimos mal, ya que nos empujábamos por turnos al suelo, nada impidió que de día disfrutáramos del mar, la buena mesa y un abrazo sentados en una banca cerca de la orilla.

Con eso nos bastaba.

Y lo bueno de ir a caer en ese hotel de parque temático onda Fantasilandia, es que aprovechábamos el día y la noche al máximo.

En fin. Lo importante es... bla, bla, bla, moraleja.