domingo, junio 19, 2005

Para ti, Marcela (y te dije, no lo recuerdas, cuando éramos nuevos en esto del estar juntos, "nunca podré separarte, aunque nos separemos.")

De qué me hablas, maliciosa vocecilla: Es ella la única. Junto con el sol que escala ligero por la silueta de las montañas, despierta ella, revive, renace, abre los ojos, dice te quiero.


De qué me hablas, maliciosa vocecilla: Mil mujeres cruzan desnudas. Ninguna posee el cuerpo para ataviarse con el velo del misterio. Es ella la única.



De qué me hablas, maliciosa vocecilla: No me ha pedido nunca felicidad eterna. Prefiere buscar la felicidad, construir la felicidad, feliz de amarme tantas veces como sea necesario el que volvamos a enamorarnos.

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