viernes, abril 29, 2005

FUERA DE FOCO: Borrador Indeleble. 2002 (2ª parte)

ANDAR DESCALZO



Escribo para no dormir. Si duermo, la noche luego se convierte en un estado de letargo in-zombie, me quedo con los ojos incrustados en la pintura resquebrajada del techo, pensando, pensando, qué puedo escribir, qué hago tirado en la cama, por qué no estoy escribiendo. Por eso mejor me lanzo a escupir palabras mientras el sol aún cuelga del cielo, hoy como una ampolleta de bajo wattaje, el invierno suele ser triste.
La asquerosa preocupación por el reloj. Falta que se haga costumbre encender incienso todas las mañanas y adorar al dios Minuto o a la diosa Hora, yo soy un patán, un vagabundo con estilo y no me alcanza el tiempo para mendigar por la vida una que otra alegría, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo, lunes, martes, miércoles...
La gente absurda me pregunta en la calle qué hora es, qué sé yo, respondo, me miran como si fuera el anticristo, yo no uso reloj, no ahora que el 2002NT7 se me viene encima, no señor, por quinientos pesos se compran el Tiempo y el Destino en la calle, encerrados ambos en un plástico receptáculo de cristal líquido. ¿Qué cresta es el cristal líquido?
Hoy, por suerte, un taxista me sacó de mi aburrimiento. Dijo: las lesbianas han aumentado en este país por culpa del hombre.
-¿El hombre ya no cumple sexualmente?- pregunté interesado en su reflexión y el taxímetro de cristal líquido.
-Sexualmente, no –inició su cátedra sociológica-, la cosa va más allá, es que la mujer ha tenido que salir a buscar pega y el hombre no se pone con lo que debiera en la casa, algunos se quedan sentados, esperando que la pega venga a ellos, cuando es uno el que debería salir buscándola, y las mujeres no se sienten seguras con el hombre... ¿me apuro? Parece que va tarde.
-No se preocupe, si llego tarde les va a importar un carajo, y si me dicen algo, les cuento que venía hablando de lesbianas con usted.
-¿Y usted qué opina de las lesbianas?- preguntó con un dedo de perversión. Miré por la ventana. Lesbianas. Qué pienso de ellas.
-Si mi hermana fuera lesbiana, no creo que me importaría.
-¿Está seguro que no lo es?- como buen taxista era un refinado copuchento.
-No tengo hermana, en realidad no podría responderle.

La verdad es que una vez conocí a una lesbiana. Se hacía llamar Lucy, en honor a Almodóvar.
-Pero Almodóvar es gay.
-Sí, y no es un huevón prejuicioso como tú.
-No digas eso, já, prejuicioso yo, cómo se te ocurre.
-Porque todos los hombres, todos, son unos maricones reprimidos.
Me quedé callado. No vale la pena opinar sobre la sexualidad de los demás. Lo importante es estar seguro de la propia. Supongo.
Lleno mis pulmones del rancio aire de mi habitación. Estoy contento. Una revelación me ha dado un tremendo cabezazo. La verdad no existe, no es al menos una piedra que te puedas encontrar en el camino, levantarla, meterla al bolsillo y salir silbando.
Nadie conoce La Verdad. Este descubrimiento me provoca un orgasmo en el hemisferio derecho. El izquierdo se queda mirando.

La cosa en la vida es ser valiente, pelear como Muhammad Alí, aguantar hasta el último round y después dar el fatal golpe maestro, que nadie lo vea, que nadie lo note, rápido como una ardilla hambrienta, certero como el lobo en celo. Las mujeres me aman, los hombres me envidian, soy el mejor, que alguien se atreva a retarme, sólo con la mirada puedo derribar imperios. Imaginen mis puños.
También hay cosas que me perturban. Aprieto los puños y me convierto en una bomba esperando, ingresando al núcleo mediocre, revolcarme como un gusano caníbal en las mentes de los idiotas, aquéllos que sonríen por el poder imaginario que les otorga (psicóticamente) el poder de adquisición, fenómeno cada día más amplio, las orillas del arribismo están carcomiendo las costas de la cordura. Soy una bomba que espera una excusa para estallar y llevarse consigo, entre el fuego y los escombros, toda la mierda del mundo más allá de los límites del universo.
Natalia (no es su nombre, pero será de aquí en adelante) es la mujer que amo. Es más, ella es la única persona con sangre viva por sus finas capas capaz de soportar el flujo inestable de mi literatura. Ella dice que tengo todo el derecho a sentirme escritor, uno es lo que piensa todo el día, dice Emmerson –lo cita ligeramente y yo no tengo idea de quién es ese tipo-, entonces como yo vivo caminando por las calles de la vida escribiendo en las murallas, en la cara de los desconocidos, sin tinta ni papel, en voz baja, un murmullo motivado por un cerebro neurótico, encajado en la etapa oral freudiana, Natalia me ama, dice que soy escritor y yo le creo.
Me lo dice con un beso.
Adoro a las mujeres, Natalia es la que amo, sin lugar a duda, pero sigue siendo refrescante cruzarse con una mujer y el olor de esa mujer y el cabello de esa mujer, las caderas de una desconocida, Natalia sabe que la amo, aunque tiene claro (¿por qué amas tanto a un escritor loco?) que los otros elementos femeninos dejados por Dios en las fértiles tierras del deseo seducen mis sentidos. Son sirenas las mujeres, cada una seduce con una particular voz, sea hermosa como un crepúsculo en la Polinesia o fea como una descomunal polilla.
Natalia cree que los hombres sólo somos niños altos.
-Vámonos a la India –me dijo anoche.
-Olvídalo. Allá no te puedes comer un buen bistec. Algo tienen con las vacas.
-Come chancho entonces- se apura Natalia en responder, le fastidia que tome todo tan a la ligera. Como si irse a la India fuera simple.
-El cerdo me cae mal. Es cochino.
-El perro es más cochino, se come sus propias heces.
En la tele daban Pulp Fiction.
-¿Y qué se supone vamos a encontrar en la India, Natalia?
-Una espiritualidad que aquí no podríamos conocer.
-Te reto a que digas ESPIRITUALIDAD lo más rápido posible.
Natalia se enfada, se levanta de la cama y como un gatito amurrado se acomoda en el sillón a leer los Grandes Autores.
Puede leer seis, siete horas seguidas, inmóvil, cual araña a la espera de la mosca caída en la red. Trato de seguir su ritmo, me siento, abro el libro que sea que estoy leyendo, pongo la cara de ensimismamiento (o intento) que Natalia pone tan dulcemente y leo. A la media hora termino cortándome las uñas, lavando los platos de la cocina o tirando conchitas de mar a los transeúntes que pasan justo debajo del balcón del departamento.
-Así jamás vas a escribir bien- me dice medio enojada, medio maternal.
-Woody Allen lo dice y John Nash (ojo, premio Nobel) también lo dijo: no prestes atención a tus profesores, ellos nada te pueden enseñar.
-Ya, pero cúal es la relación con la lectura.
-Los libros son pequeños profesores desparramados en letras.

Gonzalo P. tenía la seguridad que después de los treinta años la brecha entre un profesor y sus alumnos es imposible de reducir. El profesor de treinta nunca llegará a entender las mentecillas de sus discípulos, porque es comprobadamente imposible que dos esferas generacionales distintas lleguen a un acuerdo. Sucede hasta en las mejores familias: el hijo no entiende al padre, el padre cree que su hijo es drogadicto, la madre odia al padre, pero también sospecha que el hijo rebelde es drogadicto, el hermano menor no entiende ni jota y finalmente es el más feliz.
La comida china me distrae de tanta cavilación filosófica repugnante. Natalia prefiere mil veces comer a lo hindú, harto curry, bien hippie buena onda, mucho incienso. El humo de las varitas aromáticas se me mete en la nariz y paraliza mis glándulas gustativas. Además la comida china tiene ese misterio de no saber si lo que uno se come es carne o un pobre gato callejero atrapado por distraído para ser rebanado con las técnicas más milenarias del cuchillo del maestro de cocina chino, que en los últimos años se ha visto reemplazado por un cocinero chileno instruido en las artes orientales del menú para dos y los arrollados primavera.
Una nueva mañana. Las sábanas las tengo contagiadas a la piel, la cama es el útero que vagamente recuerdo. A esto me refería con ser patán. Qué más lindo, relajante, inspirador, que quedar flotando en los sueños, en el olor de la noche, cerrar los ojos y tratar de penetrar como una bala de fuego en lo que soñamos y no podemos recordar.
El café en la cama es un ritual sagrado para Natalia. Mi cabeza se tambalea por la embriaguez del descanso, mis ojos pierden la órbita y los labios los tengo secos. Anoche fue feroz el sexo, eres tan antiromántico, ¿antiromántico?, qué palabrota más cursi, no me trates entonces igual que si hubieses pasado la noche con una prostituta, no seas sensible y sensiblera, Natalia, olvídalo, lo digo en serio, las rarezas de tu clan son inexpungables, las mujeres provienen de reinos hundidos en el mar, viven sumergidas en fantasías amorosas, viejas historias de caballeros, dragones y espadas, héroes magnos, vigorosos....
-Cállate y tómate el café, ridículo.
Ah. Nada como la buena música. Me ayuda a recordar los sueños.

“Una pareja de casados, amigos míos, estaban sentados en sillas de mimbre alrededor de una mesa redonda de oro. Él leía el diario al revés, ella hervía aire en una de sus palmas. Cerca, acostado en una hamaca elaborada de trenzas de cabello rojo, descansaba mi cuerpo. Algo hablaban, no podía escuchar, en el techo revoloteaban mariposas de colores que canturreaban una canción de Elvis. El viento entraba por una ventana con forma de ojo. Mi amigo se reía entredientes de los artículos en el diario. Ella, mientras, vertía el aire caliente en una taza de cristal. Echó luego granos de café, similares a capullos, y ofreció la taza a su esposo. Él se negó amablemente y me ofreció la taza. Acepté. El problema era que no lograba zafarme de la hamaca escarlata, así que ella tuvo que acercarse y darme a tomar como si yo fuera un enfermo recluido. Bebí del sabroso elixir. Mis huesos comenzaron a crecer dentro de mi carne, pero yo no crecía, eran sólo mis huesos. El dolor era insoportable. Con una sonrisa él me ofreció el diario, el cual agarré con furia y lo rajé en dos. Ambos rieron con ganas, pensé que morirían de tanto reír. Mi amigo entonces tocó con su dedo índice los labios de su mujer. Tranquilamente se acercó ella, contenta, radiante, y fue un profundo beso suyo el que apaciguó el dolor de mi cuerpo...”

FUERA DE FOCO:Borrador indeleble.2002 (novella por entrega)

Al agitar la pluma, las gotas de tinta
manchan en desorden la hoja:
lo mismo es este libro.
Una hoja y su tinta.




El asteroide 2002NT7 viene directo hacia nuestro planeta. Los expertos dicen que nada hay para preocuparse, que se desviará, será absorbido por la órbita de otro planeta, que la probabilidad de que impacte la tierra es similar a que un koala llegue a nado a las costas de nuestro largo, estrecho país para iniciar una nueva colonia.
Pero, digan lo que digan, miren por donde miren, en esos monumentales juguetes que observan puntitos brillantes en la densa oscuridad del Universo... A ver qué pasa el día que se topen con la cara de Dios haciéndoles raras muecas de estrella divina.

Con asteroide o sin asteroide, este mundo se muere. Mírenme a los ojos y díganme honradamente que soy un pesimista dictatorial, nieguen que el mundo llora por un respirador artificial y unas vacaciones all-included en alguna playa caribeña.
Los continentes nunca se debieron haber separado, por lo menos así estaríamos más cerca unos de otros, escuchando la angustiada respiración de los niños, el llanto de las mujeres, oliendo el intenso líquido que emana de los poros de un hombre asustado. Ay, ya lo decía Juanito, el niño idiota del barrio: “yo no juego con ustedes, porque todos ustedes son malos”. Juanito es uno de los tantos pecados que he de cargar de aquí al 2019, año en que el maldito pedazo de roca interestelar caerá sin ser invitado siquiera por la ONU en algún lugar de la deforme pelota terrícola, tal vez en Groenlandia o quizás en la casa de mi vecino. ¿Y qué pensarán hacer? ¿Avisarnos por correo certificado que un gran terrón se acerca a nosotros a una velocidad espeluznante? Por favor, evacuen el área. Y quién me cuida el jardín, Señor, por favor, el 2002NT7 viene bajando, pero mis plantas.

Ahora nos haría falta un Superman. O un gran láser construido en el espacio, como sugirió un ruso de alto cargo. Confío más en Superman y pone más nervioso aún pensar que los rusos creen que la solución de las soluciones sería montar un enorme disparador de energía flotando como una inofensiva pluma sobre nuestras cabezas. Carajo, el asunto del asteroide es bastante más interesante de lo que esperaba. No hay Superman, entonces debemos ofrendar nuestra confianza a quienes el cálculo renal de las galaxias los tiene sin cuidado. No creo que llegada la hora fatal en que el presidente de los EEUU nos informe a toda la población mundial del impacto inminente del áspero asteroide, me ayude a dormir mejor.

Tengo 24 años. El 2019 tendré cuarentiuno, es decir, la primera próspera mitad de mi vida se verá calcinada por un infame pedazo de qué sé yo, que vino de quién sabe dónde, y que tuvo todo un universo para incrustarse. No, no quiero otro lugar, me gusta la Tierra, se ve tan bien desde aquí, azulito y calmo, dan ganas de reventarlo como a un globo.

El Piojo se ríe en mi cara. Cree que soy un paranoico, un alarmista, algo parecido a los profetas del Apocalipsis que se paran en pleno paseo Ahumada con un chirriante parlante y un micrófono de juguete.
-Ríete, pero el día que veas al cielo ponerse rojo como un fósforo recién encendido vas a ponerte de rodillas a rezar.
-Tal vez llore -me responde sacándose un pedazo de carne con un palillo- pero lo de rezar ni te lo esperes, antes hago el servicio militar.
Nadie comparte mi angustia, este terror a la muerte, el conocimiento que rodando ingrávido se acerca una isla de dos kilómetros de diámetro.
Por eso, hoy 28 de Julio de 2002, 23:03, he comenzado a escribir mi bitácora. Daría algunos datos más, como cuántos segundos faltan para el 2019, pero perder el tiempo en esas tareas matemáticas me distraen del verdadero fin: adelantarme al futuro, crear un devenir acorde a lo que mi imaginación desee expresar. Soy, desde este preciso momento, mi propio Destino, nada puede interferir con las elecciones que tome, las críticas que haga, desde ahora camino entre ustedes, mortales, cargando en mis manos el mayor de los poderes. La libertad.

Una veloz revisión al pasado me deja bien aturdido. No puedo creer que he desechado tanto en tan poco tiempo. Me he comportado como un simio, de rama en rama, un grito aquí, un grito allá, en concreto nada, estoy vacío de experiencias, la sangre aburrida hace su circuito, no he probado aún el caviar. Mejor no hacerlo. Los rusos locos han de querer construir la estrella de la muerte para destruir al asteroide, luego de comer tanto de los pequeños huevitos negros. La elite come óvulos. Los lujos son morder, masticar y digerir la vida de otro. Rusos locos.

-¿Aló? Papá, hola... no, no llamo por dinero, llamo por el 2002NT7... no es un auto, papá, escúchame, es una piedra que flota, no, no estoy llamando por cobro revertido,... ¿qué?, espera, esto es importante, ¿ah? ¿mamá y tú se separan?... mierda... no, yo sólo llamaba para decirles que los quiero a pesar del 2002NT7.... ¡olvida el auto!

Los antiguos sabían de esto. Conocían las formas mágicas en que el universo afecta nuestras microscópicas viditas. Viajaban largas distancias para aplacar la furia de las deidades... No sé si es sano psicológicamente culpar al asteroide del derrumbe que sufre mi familia. Ellos ni se han enterado.


Para que otros nos recuerden así también. Posted by Hello

miércoles, abril 27, 2005

Matrimonio: Nuevo Testimonio de La Vida Reciente.

El lunes, día antes del civil, hubo relámpagos y truenos. “Así de terrible es la cosa”, dijo un personaje. Como repito una y otra vez, resulta ya agotador escuchar las oscuras, negativas y dolorosas experiencias de otros respecto del estar casado. ¿Nada han aprendido de lo que vivieron como para decir: lo que no debes hacer es ESTO para que todo funcione? ¿Tan rápido te ves derrotado si el amor no funciona dentro del vínculo matrimonial?

No ocurrió lo que auguraban los pesimistas. No hubo tormenta en mi cabeza cuando desperté a dos horas de ir al registro. No sentí ansiedad. Tampoco angustia. Es más, quería casarme.

Me sentía feliz.

Una buena señal para la vida reciente. Y la vida por venir.

Dos anillos para unirlos.

martes, abril 26, 2005

Día Cero.

Hoy, finalmente, fue el matrimonio civil.

Más aventuras luego.

lunes, abril 25, 2005

capitán N. (relato imaginario)

En la oscuridad del mar profundo notó que le costaba respirar. El invento comenzaba a mostrar las fallas de los prototipos. Se relajó, no valía la pena consumir el oxígeno a causa del temor.

Temor a morir en el espacio que más amaba: el océano.

Palpó las cuerdas de la mochila para ascender. Un golpe de burbujas lo impulsó hacia arriba en el instante en que el aire de los estanques se acababa.

“Llegaré, no puedo morir, no ahora, hay cosas que hacer, maravillas por apreciar, quiero que el mar sea mi mundo, quiero vivir, quiero terminar el diseño de la nave...”

Perdió la conciencia. Seguía subiendo. El sol rebotaba en la superficie y un pequeño bote esperaba la llegada del joven Nemo.

domingo, abril 24, 2005


¿Y bien? ¿Qué quieres? Posted by Hello

extra.

El 30 de Abril, me caso. Anótese, revísese, archívese.


P.D.L. Posted by Hello

(Ella dijo, Ojalá llueva.)

Suena la sirena de un auto de carabineros. El auto pasa raudo según escucho por las ventanas. La sirena, no se apaga.

-o-

Esos momentos solitarios en que pasas por una situación extraña, momentos que nadie vivió contigo, rarezas de la vida, ayudan a saber que el parámetro de lo normal es un poco alto para el verdadero mundo.

Tomé un taxi que tenía escrito en la puerta “TAXI SEGURO”. Curioso nombre, pensé, antes de subirme. Dentro, con el auto en marcha, descubro un grueso vidrio que me separa del chofer y que las puertas no tienen pestillo.

-Este taxi es seguro –dice el taxista-, el vidrio es antibalas, tengo un GPS que indica dónde estoy y las puertas las controlo yo desde adelante.

Seguro para quién, pensé. Era ciertamente una jaula.

-Es que ya me asaltaron una vez, así que tenemos una sociedad de taxis seguros, así no nos hacen nada y no pueden bajarse sin pagar.

El señor tenía que gritar para que lo escuchara a través de unos pequeños círculos-rendija. Yo gritaba para responder…

-o-

A una semana para el matrimonio. Una.

-o-

Echaba de menos escribir.

miércoles, abril 13, 2005

Planeta mini.

El mundo es una bodega de detalles. Lo que decidas a futuro, sea un estilo de vida o una meta concreta, no podrá escapar a lo inconcluso.
Veamos. Eliges un auto. Ahorras. Lo compras. Adquieres un seguro, pagas los permisos. Y un día el carro soñado no tiene luces: el pequeño fusible que controla los focos se ha quemado.

No estructures tanto. No planees tanto. Sé más flexible. Mejor es tener fe que vivir procesando frustraciones.

martes, abril 12, 2005


You will not be able to stay home, brother.
You will not be able to plug in, turn on and cop out.
You will not be able to lose yourself on skag and skip,
Skip out for beer during commercials,
Because the revolution will not be televised.

The revolution will not be televised.
The revolution will not be brought to you by Xerox
In 4 parts without commercial interruptions.
The revolution will not show you pictures of Nixon
blowing a bugle and leading a charge by John
Mitchell, General Abrams and Spiro Agnew to eat
hog maws confiscated from a Harlem sanctuary.
The revolution will not be televised.

The revolution will not be brought to you by the
Schaefer Award Theatre and will not star Natalie
Woods and Steve McQueen or Bullwinkle and Julia.
The revolution will not give your mouth sex appeal.
The revolution will not get rid of the nubs.
The revolution will not make you look five pounds
thinner, because the revolution will not be televised, Brother.

There will be no pictures of you and Willie May
pushing that shopping cart down the block on the dead run,
or trying to slide that color television into a stolen ambulance.
NBC will not be able predict the winner at 8:32
or report from 29 districts.
The revolution will not be televised.

There will be no pictures of pigs shooting down
brothers in the instant replay.
There will be no pictures of pigs shooting down
brothers in the instant replay.
There will be no pictures of Whitney Young being
run out of Harlem on a rail with a brand new process.
There will be no slow motion or still life of Roy
Wilkens strolling through Watts in a Red, Black and
Green liberation jumpsuit that he had been saving
For just the proper occasion.

Green Acres, The Beverly Hillbillies, and Hooterville
Junction will no longer be so damned relevant, and
women will not care if Dick finally gets down with
Jane on Search for Tomorrow because Black people
will be in the street looking for a brighter day.
The revolution will not be televised.

There will be no highlights on the eleven o'clock
news and no pictures of hairy armed women
liberationists and Jackie Onassis blowing her nose.
The theme song will not be written by Jim Webb,
Francis Scott Key, nor sung by Glen Campbell, Tom
Jones, Johnny Cash, Englebert Humperdink, or the Rare Earth.
The revolution will not be televised.

The revolution will not be right back after a message
bbout a white tornado, white lightning, or white people.
You will not have to worry about a dove in your
bedroom, a tiger in your tank, or the giant in your toilet bowl.
The revolution will not go better with Coke.
The revolution will not fight the germs that may cause bad breath.
The revolution will put you in the driver's seat.

The revolution will not be televised, will not be televised,
will not be televised, will not be televised.
The revolution will be no re-run brothers;
The revolution will be live.
Posted by Hello

lunes, abril 11, 2005

Nos hemos reunido aquí.

Una pareja de invaluables amigos se casaron. Dos ex – compañeros de psicología. Lo que necesito es recordar cómo fue que finalizó en que con otra amiga más formamos un “grupo de estudio” donde cuatro responsables jóvenes solían no dormir los tres últimos días previos a la entrega de un trabajo. Fuimos un apacible y extremadamente tentado de la risa “grupo de estudio”.
Dice mi amigo que cuando me fui, entonces no le quedó más que estudiar. Hoy tiene el título de pisc… no, psicólogo; mi amiga y compañera de estudio como esposa; un hermano genio que estudia cine. No sé si debería sentirme halagado por aportar a su repunte académico. Me siento la raíz del mal. O tal vez si me hubiese quedado, también habría sufrido aquel repunte.
Miento si nunca pensé en que terminarían juntos. En ambos algo se detectaba. ¿Cuánto tiempo estuvieron saliendo sin que lo supiera? Sólo ellos saben.
Su matrimonio fue al aire libre. Una ceremonia propia de ellos, al estilo de ellos, como ellos. Genial.

Ellos son los gratos recuerdos que llevo a todas partes. No solía verlos con frecuencia luego de dejar la carrera, pero conmigo recorrieron los años. Hay recuerdos que se convierten en continuos presentes evocables desde el pasado.
Quizás nunca los olvidé por el cariño que les tengo.

Serán felices mis amigos. Son testarudos, nunca dejarán que la relación se deteriore.

En el matrimonio, mientras bailaban el valse, intenté recordarlos iguales a la época universitaria. No pude. Sólo logré recordarlos como pareja.

Un maravilloso matrimonio.

Si pudiera bendecir la decisión que han tomado, estarían ya bajo el cuidado de los dioses.

Si pudiera apostar a que serán felices, mañana mismo pongo la plata.

G. y T. (sí, sí… como el grupo de música argentino). Una pareja de invaluables amigos son ahora marido y mujer.

Algún día contaré lo otro que aconteció ese mismo día, tan importante como la boda. Una historia sobre mi propia boda.

Por ahora escribiré sólo recordando a G. y T. (sí, sí…).

sábado, abril 09, 2005


Doisneau: colegio en escala de grises. Posted by Hello

viernes, abril 08, 2005

A normal morgen.

El dado seis.

Deslizó el mouse por la superficie de su mesa de caoba. Su nueva mesa de caoba. Los negocios iban excelente: los gringos se tragaban todo lo que la Compañía ofrecía. Dominan el mundo, pensó el obeso y calvo ejecutivo, y por lo mismo tienen una despreocupación alarmante acerca de lo que adquieren, bien por nosotros, bien por mí que me da la libertad de renovar la oficina y cambiar el BMW.
Hizo clic en “ventas”. Excel desplegó una ventana que contenía un largo listado de clientes en Estados Unidos. Revisó con la mirada las cifras. Sonrió.
-Evelyn, tráeme el último fax de la Inner Company –dijo a través del intercom.
-¿Cuál fax, señor Ebermann?
-Cómo cuál fax, no me venga con tonterías, ese documento es muy importante –el señor Ebermann se quitó sus gafas Christian Dior-. ¿Me va a decir que si no hago yo las cosas no las puede hacer nadie bien?
-Pero, es que…-la secretaria trastabillaba buscando explicaciones.
-¡Ah, no la despido sólo porque Germán me dijo que la contratara, ya va la segunda vez en el año que me viene con “pero es qué”! Voy para allá y mejor será que se ponga a buscarlo y lo encuentre.
Se levantó. Afinó la vista para encontrar su reflejo en los inmensos ventanales de su despacho y arregló el cuidado nudo de su corbata Armani. Suspiró. Nadie hace nada bien, nadie. Caminó hacia la puerta. Sin apuro. Pensaba en cómo llamar la atención de Evelyn, a quien no despedía porque en realidad encontraba que una atractiva mujer mejoraba la imagen corporativa. Además, los últimos días había pensado en llevarla a comer a algún lugar fino y reservado para luego terminar en un motel de primera. Ese último pensamiento lo excitó. Uf, parezco un adolescente, rió para sus adentros.
Estaba por girar la manilla cuando un estruendo irrumpió en la oficina. Vidrios volaron sobre él, el notebook se estrelló contra la muralla y el sofá de cuero negro junto al librero se volteó con violencia. La puerta se abrió y dio con todo en la nariz a Ebermann.
-¡Señor, qué pasa señor! –la joven secretaria gritaba histérica sin notar siquiera que había reventado de un golpe la cara de su jefe.
Debajo del sillón una mano cubierta de sangre asomó lentamente.
-¡Dios! –gritó Evelyn- ¡Qué es eso!
El señor Ebermann sacó su pañuelo Yves Saint Laurent del bolsillo y cubrió su accidentada nariz.
-¡Cállese, por el amor de Dios, cállese! –un fuerte tono nasal quitaba toda autoridad al señor Ebermann-. ¡Si grita como una loca no me deja pensar!
A la mano siguió un brazo. Evelyn abrazó al señor Ebermann. Ambos estaban en iguales condiciones: el horror de la imagen frente a ellos los tenía helados. Ninguno parecía querer tomar la iniciativa.
-Acérquese, Evelyn, yo llamaré a la policía desde su teléfono…
-¡Pero señor Ebermann…!
-¡No me discuta si no quiere perder su trabajo! –dijo fuera de control el macizo ejecutivo y abandonó el despacho.
Evelyn miraba como la mano se abría y cerraba despacio, sin fuerzas. En sus ojos se notaba un repudio similar al de las ancianas frente a una rata gigante. Sin aviso, el sofá se elevó y fue a caer a los pies de la espantada secretaria. Evelyn gritó y antes de desvanecerse vio que un hombre joven, tal vez de unos veintitantos, se erguía con esfuerzo. El señor Ebermann regresó a la oficina. Casi pisa a la secretaria con sus zapatos de diseño italiano. El joven sacudió la cabeza. Un hilillo de sangre corría por su rostro.
-¿Quién… quién es usted? –preguntó Ebermann con tono agudo. Le temblaba la voz como si le estuviera hablando al mismísimo demonio.
-¿Yo? Mi nombre es Daniel –respondió el muchacho mientras examinaba el lugar. Claramente no reconocía el lujoso despacho del señor Ebermann-. ¿Tendrá un baño? Quiero lavarme la cara –sacudió sus pantalones para quitar restos de vidrio.
-¿Baño? Sí, sí, es la puerta detrás suyo.
-Perfecto. Gracias.
Daniel arrastró su magullado cuerpo hasta el baño. Al cerrar la puerta el señor Ebermann aprovechó de encerrarlo con llave.
-Que alguien me explique qué está pasando…
Un tirón en sus ropas provocó un grito de espanto poco masculino por parte del señor Ebermann. Era Evelyn que agitaba en la mano un papel.
-El fax, señor Ebermann, el fax que… -la secretaria volvió a perder la conciencia.
-Qué desastre… Justo hoy que llegaban los japoneses… -pensó el señor Ebermann angustiado-. Los malditos japoneses…


Mi padre. ¿Pueden ver lo que dicen sus ojos detrás de los lentes? "Don´t even try to mess with the family..." Posted by Hello

jueves, abril 07, 2005

De noche la ciudad.

Y la sirena de los bomberos se lanza en picada desde la alta cumbre de la noche. Siento en la nuca una trémula desconfianza: imagino una bomba cayendo sobre mí. Como solía decir Sonico, “pero qué haces si te cae una bomba nuclear en la cabeza”.

¿Qué hago? Dejo que explote. Imaginar el dolor de cabeza luego de que te reboten un par de toneladas de acero no lo siento saludable.

Mientras la sirena acaparaba la atención nocturna imaginé el tener que caminar por calles inseguras de un país en guerra. Lo primero que sentí fue ganas de correr a la casa. Después, lo ilógico de correr a casa si estás en pleno bombardeo. El Bushido enseña que aunque corras bajo la lluvia, te mojarás igual que si sigues caminando. Una cita pobre a la película Ghost Dog.

La pregunta “si ocurren incendios en la ciudad y dónde” la planteo fugaz y ocasional durante una caminata por la calle, arriba de la micro o vigilando un fósforo. La aguda sirena de guerra, de fuego, de bomberos voluntarios que se suben al elefante-rojo-lanza-agua responde.

De noche la ciudad se quema. Con o sin Nerón. Estén bombardeando o firmando tratados de paz.

Hay catástrofes que nunca se podrán evitar. Y otras, que por tratar de evitarlas, hacen sonar las sirenas.

miércoles, abril 06, 2005


2002 y detalle al fondo. Posted by Hello


2002. Posted by Hello


2002. Posted by Hello


2002. Posted by Hello


2002. Posted by Hello

1,2,3 Historia es.

Estuve con un matrimonio cuyo living era la construcción mutua de la moral cristiana que regía sus vidas. Los muebles, la mesa de centro, la alfombra, el decorado era como un perfecto set de casa de suburbio norteamericana en la década de los cincuenta.

Mi comparación viene de las películas que he visto y sus imágenes son historias de un periodo de la Historia, concluyendo así, que algo conozco de aquella década.

Y decimos, qué sesentero, setentero, ochentero, noventero.

Concluyo: la Historia se mueve, pero los ideales se mantienen.

Lo que me preocupa un poco, porque los ochenta son la muerte de los setenta según se comentaba en los noventa y los sesentas fueron diez años de tests en drogas por estudiantes, novelistas, cineastas, y quién sabe cuántos eran.

La Historia no concuerda con sí misma.

Aun así, fluye.

martes, abril 05, 2005

Sobre el morir.

Mueren, como dicen, los días. Mueren los hombres santos. El hombre de oscuro corazón muere, tanto de viejo o por venganza.

Muere el Papa. ¿Con él qué muere en la sociedad occidental católica apostólica romana? ¿Cuál es la necesidad de aflicción si se cree en la vida eterna? ¿No habrá pasado ya el Papa por las Puertas del Cielo saludando con un leve movimiento de cabeza a San Pedro?

Moriré. Cuándo, no lo sé, y si supiera, sería arruinar la fiesta de la vida.

Millón de años que nos venimos muriendo. Inevitable fin de un proceso biológico. Y no logramos acostumbrarnos. Como tampoco una madre o un padre se acostumbra a la idea de sostener a su hijo recién nacido en brazos…

Un hijo que crece. Y muere al final.

lunes, abril 04, 2005


El Peter Pan se desvanece... Posted by Hello

domingo, abril 03, 2005

La rutina dispersa.

En las primeras semanas de este experimento autogestionado que llamamos "el vivir solo" sentía la amplitud del espacio independiente y propio. Versa el prestigioso dicho: en mi casa hago lo que quiero.
Luego de las primeras semanas comencé a notar que "algo" faltaba. La ausencia, digamos, que provoca la imagen de una silla vacía junto a la ventana. Ya llegará ella para correr las cortinas y abrirla.
Entonces hoy, lavando los platos, caí en la cuenta que hay varios detalles a los cuales se les debe prestar atención, trabajo que antes hacía "otro". Por ejemplo, descubrir que todos los tazones tienen aún pegado por debajo el código de barras.
Pero uno aprende.
Seguro.

JP2

La noticia de la muerte del Papa nos fue anunciada a un amigo y a mí un día antes. Quién nos contó, estaba convencido. Y los tres sentimos la pérdida.
Éramos los únicos tristes un día antes.

sábado, abril 02, 2005


El que sabe, sabe... Posted by Hello


Abran las puertas, que viene el Papa. Posted by Hello

viernes, abril 01, 2005

Nada más real que lo cierto.

Arriendas una casa. Es que te vas a casar y serán dos. Una casa que hace seis años estás esperando poder arrendar, porque les encanta. Una con escalera, patio, barrio tranquilo. Y para mí, muy importante, un cine cerca.

Llegas a la casa. Te quedas a vivir durmiendo en un cómodo futón.

No tienes nada. Ni refrigerador, ni cocina, ni siquiera una planta o mancha de pasto en el patio. Pero es la casa que quisieron.

La pintan. La arreglan. La mejoran.

Y hay que mantenerla. Arreglos que durarán años y serán del día a día.

“En los matrimonios siempre hay conflictos que se superarán”. Quien lo dijo tendrá sus razones. De seguro las tendrá.


Perspectiva. Posted by Hello


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Puerto Aereo. Posted by Hello


Bilbo y sus habilidades. Posted by Hello


Ellas hermanas. Posted by Hello