El taxista me cuenta su sueño. Es tartamudo, le cuesta, pero tengo paciencia. Escucho. Ha soñado que América Latina se hundía por culpa de la sobrepoblación. Santiago estaba rodeado de mar. “A lo me-jor lo h-h-hacen pe-lícula”, dice alegre. La solución para rescatar al continente del total hundimiento es partirlo en dos con una bomba atómica. Millones morirán para que el resto sobreviva. “¿Y usted sobrevive?”, le pregunto. Me mira por el espejo retrovisor y sonríe. “Por supuesto, porque yo construí un bunker en el cerro Santa Lucía, ni tonto”. En el momento me parece buena idea. Aunque sea sueño.
domingo, febrero 06, 2011
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