jueves, febrero 25, 2010

The story of Love.

Primero es porque ves a los mayores decir que se quieren, aunque no sea cierto, pero si tienes ocho o nueve años ver a tus padres besarse con supuesto cariño te implanta un cierto sentido para activar el corazón.
Luego creces y ya no es por seguir la corriente, no, ahora percibes el aroma enredado en el cabello de una amiga o compañera de clases y te salta el estómago y la diferencias de las otras y te baja una marea de poeta porque crees estar enamorado.
Después, digamos a los doce, son los ojos, rozar su piel, la sexualidad que despierta, el fervor de los labios por dar un beso a una chica que encuentras bella, distinta, una que tienes ganas de abrazar, estar cerca, pero cerca en corazón y piel, y se suma a tu vocabulario el "¿quieres pololear conmigo?".
Más grande aún, has jugado a pololear, has dado un beso, has pololeado "de verdad" y has besado "de verdad" y seguramente con bastante más entusiasmo que a la corta edad de doce. Quieres más, ella y tú, seguir la línea natural del arrebato amoroso que concluye en consumar el deseo antes oculto.
Aparece el amor cuando lo comprendes, cuando sabes que alegra y destruye, que no perdura como un instante polaroid, no, el amor significa sacrificio, grabar en la mente y todo el cuerpo que le perteneces a una sola mujer y ella te pertenece por siempre (si es que logras continuar con ello). Si aparte de amar puedes decir "ella es mi mejor amiga".

Digamos que sobrevives todas las pruebas y te casas.

Esa es una historia completamente diferente.

1 comentario:

Mariana dijo...

No me gusta nada eso que dices "que le perteneces a una sola mujer y ella te pertenece por siempre".

Eso no es verdad. Ni nadie nos pertenece, ni nadie es de nuestra propiedad, eso sólo lo son los objetos, no las personas. Otra cosa, es que haya complicidad y amistad!!