domingo, diciembre 10, 2006

La muerte del Dictador.

Él bombardeó la ciudad y se llevó a muchos hijos a las sombras.
Ahora la tierra se lo comerá con deleite: cientos de maravillosos gusanos.

¿Cómo pudo hacer lo que hizo?
¿Qué impulso le controlaba?

Adiós, Dictador.

Espero nunca toparme con usted en alguna esquina.

10 de Diciembre, 2006

2 comentarios:

M dijo...

No se lo comerán los gusanos, porque lo van a cremar.
Será apenas un anticipo de lo que le espera en el infierno, porque ni siquiera pasará por el purgatorio, derechito a las llamas eternas por los pecados inconcebibles acumulados y ni siquiera confesados.
m

Anónimo dijo...

Yo me hago las mismas preguntas Matías, pero por desgracia el veneno sigue estando presente, no fué el UNICO!.