domingo, febrero 06, 2005

Cuento Breve II: El mundo interior.

-¡Matías, ven! –gritó la madre desde su alcoba.

Se levantó sin apuro, aturdido por el repentino llamado, estaba tendido al Sol, descansando, qué podría mamá querer en ese minuto. Pero fue sin protestas.

En el camino apareció el padre.
-¡Vamos, que la mamá te llama! –alentó al aludido con energía, pero sin enojo.

Primero cruzó la salita de estar, rodeada por inmensos estantes llenos de libros. Se detuvo un segundo a mirar nuevamente la disposición de los mares en el Mapa Mundi que colgaba sobre un antiguo, bien cuidado, tocadiscos. Luego, las manos en los bolsillos, se fue por la galería. Los cuadros eran hermosos, intrigantes, cómo tanta alegría y belleza cabe en un lienzo.

Llegó a la pieza de la madre. Frente a él la manilla. El silencio colmaba la habitación.

-¡Matías, ven!

Lentamente abrió la puerta. La madre, sentada en la cama y apoyada sobre blandos y cómodos cojines, sonreía maravillosamente. Mira, dijo al niño, mientras ponía frente a sus ojos un chalequito diminuto. Un hermanito.

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