jueves, marzo 25, 2010

El farsante imaginario.

Se me ocurre un mundo nuevo, donde lo oficial sea relativo y lo relativo un poco más real. Un planeta verde, pero verde real, no una vista panorámica de rincones paradisíacos en helicóptero de un canal se supone pro-ecología. Sólo ahora miro por la ventana y Santiago presenta una ola de gases oscuros retenida por los edificios y pienso, Abajo hay gente, Entre esa polvareda tóxica hay gente, Los pulmones de un niño mueren de a poco ahí abajo entre la gente.

Se me ocurren tantas cosas, pero no veré ninguna concretarse.

Porque fui de la generación que traeríamos el cambio.

¿Y qué trajimos?

Más sueños e interrogantes.

Y la mortífera vastedad de una ciudad carcomida por el asco.

1 comentario:

Mariana dijo...

Qué bonita palabra: "vastedad".

Debemos poner los píes en el suelo,si queremos seguir sobreviviendo D. Matías (observe que no he dicho viviendo)

P.S. En realidad, si lo pensamos bien, nos damos cuenta que el milagro, es que personas tan distintas en todos los sentidos, seamos capacer de convivir en un mundo tan hostil y con educaciones tan diferentes