domingo, agosto 19, 2007

Relatos para que me aceptes.

1.

Un alienígena toca a la puerta.

-Disculpe, ¿la central nuclear más cercana?

El dueño de casa mira la nave.

-No estacione ahí. Sacan partes.

-Oh. Muy amable de su parte, gracias.

***


2.

Un hombre entra a un edificio público. Pregunta en recepción por la oficina de boletos. Se dirige a ella y tranquilamente pide un ticket al Cielo. La coqueta señorita que le atiende lo envía a otro piso. El hombre en la otra oficina se topa con un enorme gordo calvo. El obeso le indica que debe volver al 1º piso, oficina 43-i. El hombre baja. Llega a la 43-i. Una vieja de mal aspecto y hórrido aliento revienta en escándalos diciendo que es el colmo que sigan enviando gente a su oficina en busca de boletos. Bruscamente manda al hombre a la oficina 1-AD. El hombre, algo alterado por semejante burocracia, se dirige la 1-AD. En el camino se topa con una oficina que dice “boletos al CIELO”. Es la oficina 666.

***

3.

-Doctor, alguien me sigue.

-Mmm… ¿Y quién sería?

-Un enano malévolo.

-Ya…

-Doctor, ¿no me cree?

-Sí, sí… ¿y cuáles son las intenciones de este… enano?

-Robarme un calcetín.

-¿Robarle un calcetín?

-Sí, mire…

(El paciente levanta los pantalones.)

…ya se ha llevado uno.

-Oh.

(El doctor se toma la tarde libre y nunca más se le ve.)

***

4.

La abuela sentada en la mecedora. Teje plácida lo que parece ser una bufanda.

-¿Abuela?

-¿Sí, mijito?

Me acerco para que escuche mejor.

-Yo tengo 73 años.

-¡Cómo has crecido!

-¿Abuela?

-¿Sí?

-¿Cuántos años tienes tú?

La abuela deja el tejido. Piensa.

-No sé, no me acuerdo.

Ella estuvo sentada junto a mi cama, tejiendo, los días anteriores a mi muerte. Y seguirá ahí, tan viva como su memoria.

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