martes, enero 16, 2007

El día que amaneció nublado en Santiago que es siempre constante en su elevada temperatura. El día del funeral.


Hoy fue el funeral.
Velaron el cuerpo de mi hermano de 1pm a 4.45pm.
La urna era abierta.
Me quedé mirándolo varios minutos. ¿Horas?
Mis primos y yo pensamos lo mismo: que parecía estar durmiendo y en cualquier momento saltaría, una broma típica en él.
Pero no ocurrió. Se quedó quieto, plácido, cubierto con un chal tejido por mi madre (creo, esa parte es confusa) y una foto enmarcada de mi abuela Lela.
Llegó mucha gente. Es que mi hermano era encantador. De ahí tanta gente.
A continuación vino la misa. Simple. Honesta. Precisa.
Mi madre, mi padre y yo nos subimos en un momento a hablar sobre mi hermano.
Mi madre leyó una carta que la escribió con la tinta de la tristeza y el amor incondicional.
Yo leí algo que tengo escrito en el blog.
Mi padre nos sorprendió. Él habló sobre mi hermano sin leer nada y agradeció la presencia de todos. "Siempre fui y seré un padre chocho de mi hijo mayor".
Termino de la misa. Hay que trasladar la urna hasta la sepultura. Mi padre, yo y familiares agarramos las asideras a los costados de la urna. La levantamos y caminamos hacia la salida de la capilla. Ese pequeño trayecto lo hice llorando.
Llegamos a la sepultura. Hay un toldo. Unas cuantas sillas. Nuevamente tenemos que levantar la urna. Queda dispuesta sobre las guinchas que la bajarán finalmente a dos metros bajo tierra.
Antes de sepultar a mi hermano hubo algunos que quisieron hablar sobre él. Mi tío leyó una emotiva carta. Un amigo habló de sus años estudiando medicina y los sueños que tenía hace seis meses de ser parte de Médicos sin Fronteras. Su novia habló desgarrada por el dolor.
Entonces llegó el momento de poner una reja sobre la urna para colocar encima las coronas de flores. Se forma una cordillera de rosas de todos los colores. Mi madre guarda unas cuantas.
Comienza el descenso de la urna. Alguien, rápidamente, deja algo sobre la urna, una especie de colgante.
Hipnotizado, sigo el descenso de la urna. No puedo creer que esté enterrando a mi hermano mayor de sólo 33 años.
La gente que acudió comienza a despedirse.
Me saludan compañeros que tuve cuando estudiaba psicología. Me encuentro con mis compañeros de colegio.
Están mis grandes amigos Castrol y Mat. El querido equipo de guionistas con los que trabajo.
Finalmente no queda nadie en el lugar de la sepultura. Decido caminar hasta unos árboles. Me pierdo en ellos.
Y lloro. Fuerte. Triste. Liberador...

Ahora estoy en casa de mis padres con intenciones de recorrer las paredes buscando fotos que me sigan hablando de él.

Lo extraño.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento consternada Matias, no quería creerlo, como puede ser?, hace 6 meses ilusionado? y de repente... es que nadie se percató que necesitaba o pedía ayuda a gritos?. Hablamos mucho y no decimos nada, rodeados de gente y sin embargo solos, solos con nuestras frustraciones, tristezas, inseguridades, decepciones y.. nuestro dolor

Abrazo.

Familia Soto Acuña dijo...

Tite.... no puedo decir que entiendo o acepto lo que hiciste, pues no es así... siento mucho dolor.... han pasado un par de meses y aún cuesta hablar.
Tengo en mi cabeza muchos recuerdo... todo buenos.... del que siempre me acuerdo fue una vez que estábamos en Tongoy... y tú estabas tomando clases de guitarra, creo que era guitarra clásica… el echo es que todos los días ensayabas en el living de la casa y todos los días me preguntabas lo mismo…… ¿Suena como si fuera más de una guitarra?, era difícil responder porque yo siempre sentía una sola pero siempre te contestaba si, se escucha como si fuesen varias. Porque de lo contrario me tendrías toda la tarde escuchándote… me acuerdo de eso porque siento que define parte de tú personalidad…. La persistencia, eras capaz de estar horas haciendo algo hasta lograrlo… nunca bajabas los brazos… eso siempre lo admiré de ti… yo creo que por eso lograste ser un gran médico… por lo menos eso escuché el día de tu funeral y estoy seguro que así era.
Siempre te vi como un hermano mayor…. Del que había que aprender mucho. Y al que siempre admiré y lo seguiré haciendo…. A toda tu familia la quiero como si fuera mía, a tu hermano lo siento como mi hermano y él lo sabe, hemos compartido muchas cosas juntos…. y creo que la pena y el dolor también…. No soy bueno con las palabras…. Es un hecho, soy ingeniero lo mió son los números…. Pero donde estés recuerda que hay alguien que te quiere y te agradece todos los momentos que pasamos juntos…. eso nunca se olvidará.

Un abrazo.
Te quiere y te extraña.

Cote.