Sentado en una sala ancha, con la pantalla encima, una pantalla enorme, y tres señoras de edad a mi lado. Pensé: a estas ancianillas les va a dar un ataque. Resultó que al final casi esperé que se pararan a aplaudir.
¿Qué estoy viendo? ¿Un western? ¿Psycho? ¿Straw Dogs como claman algunos? Y es que la película empieza pausada, pero se percibe de inmediato que las apariencias engañan y detrás de ese silencio en los primeros minutos se esconde la sombra de la muerte. Claro, el título lo dice todo.
Cronenberg le pone su firma a los planos: en altura siguiendo a los autos para descender hasta el personaje; quietos primeros planos para mantenernos a la espera de una reacción violenta que puede venir o se contiene. Qué sé yo: cine.
Al final, la historia de violencia es una tormentosa historia de amor.
Eso. Nada más se me ocurre.
Sólo ir a verla de nuevo.
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