miércoles, marzo 22, 2006

Ayer.

La última vez que la vi, ella no me estaba mirando. Nos despedimos antes de que se cerraran las puertas del metro, me bajé aplastado entre la gente, subí un par de escalones de la salida. Escuché que las puertas se cerraban. Me giré para mirarla: ella iba apoyada, equilibrando su mochila, mirando al resto de los pasajeros. El tren partió. La seguí con los ojos. Finalmente, el túnel se tragó al vagón y a la gente y a ella que continuaba sola su camino. Subí los escalones que restaban para salir de la estación, pensando: regresa. Lo que el túnel se traga, siempre regresa. Por lejos que quede la estación.

1 comentario:

Cristián dijo...

HOMBRESH NACO, ERES UN POETA.
C.