domingo, marzo 12, 2006

¿Le tiembla el ojo? Váyase de vacaciones por dos días con M.




Viernes. Aún en la pega, finiquitando -o abriendo- algunos temas con el productor ejecutivo de la serie de ficción de la cual soy el guionista.

En la casa, M esperando a que llegue para hacer los bolsos, un short, las chalas, un par de poleras, ropa interior, una toalla, "¿qué me falta?", el cepillo de dientes, desodorante, un libro, películas y las inmensas ganas de relajarme. Es que no he parado, como una máquina a vapor que se desplaza por los rieles a intensa velocidad, atenta todo el tiempo de no bajar el ritmo. La pega de escribir es una pega gratificante, pero absorbente, centrípeta, vamos para adentro, talemos las ideas, construyamos hacia afuera guiones en la línea de lo que el proyecto requiere.

Me tuve que hacer un EEG. Tuve en su momento la sinapsis como festival chino de fuegos artificiales. Pero resultó que estaba "dentro de los límites normales". Vale decir, "señor, agarre sus maletas y váyase unos días a la playa con su mujer y regrese como tuna, ¡no insulte mi inteligencia, no le he dicho que vuelva como una fruta pletóra de pepas, CARAJO DE JOVEN TÓMESE EN SERIO MI CONSEJO!". Ok, Doc, playa entonces, viento marino y mi mujer al lado.

Llego a la casa. 9pm. M me espera, ella -como fémina que es y el ADN correspondiente- tiene sus cosas listas. Abro el clóset como un poseído, agarro lo que mis manos alcanzan, meto la ropa a presión en los bolsos y recuerdo que no se me quede el cepillo de dientes. M me mira, desarma el desastre en mi bolso y me dice: maximizar el espacio es indispensable. Ok, es que son las ansias de partir a la playa.

Un tío que me considera como un hijo me presta su departamento en Viña. Tiene una parcela cerca de Olmué, pero no me quiero desenchufar tanto, Viña tiene el sonido urbano justo y necesario para no caer en pánico, sintiendo un desarraigo de Santiago tan brusco. Además, hay restaurantes, una acción menos a realizar: cocinar para sobrevivir.

Nos subimos al auto. Partimos. ¿Por dónde?, pregunto a M perdido. La costanera a la costa, bajando por aquí, doblando por allá, saliendo en aquel acceso a la carretera: ¿qué harías sin mi?, me pregunta. La miro y sonrío.

Un Jeep "vengo-desde-La-Dehesa" me jotea todo el rato, me sube las luces, que me tire a la derecha, ¡PERO SI VOY A 120!, el Jeep sigue, se me pega a la cola del auto, insiste. Finalmente me pasa. ¿Qué vemos? Un padre irresponsable, con cuatro hijos, acelerando hasta alcanzar -si pudiera- la velocidad de la luz. ¿Tener hijos provoca eso? ¿Arriesgar la vida de todos ellos para llegar lo más pronto posible? ¿O es sólo para sacarle partido al Jeep que no sale del circuito de las comunas más arriba de la Plaza Italia?

Llegamos al edificio. Nos reciben 4 tipos, nos dan indicaciones, "usted tiene los estacionamientos XX y XX, elija uno, pero le recomiendo el XX, es más fácil de salir y, bla, bla, bla".

Arriba del ascensor. Al fin, el plan maestro de las mini-vacaciones se estaba cerrando. Llegamos al departamento. ¿Las llaves? M las tiene, comienza a abrir. Comienza pero no termina. La puerta no abre. 11.30pm. Llamo a mi tío. "Disculpe, pero la puerta no abre", "¿Cómo que no abre?", ¿"Eso, que una de las chapas está rara", "Llama al conserje y que te ayude, me llamas al rato". Ok. Sube el señor Herrera. Le damos las llaves, esperanzados que su rostro de hombre con experiencia en materias de edificio nos abriera la puerta. 00.30am. "Tío, el señor Herrera también cree que una de las cerraduras se jodió", "Pero cómo", "No sé, tal vez la forzaron", "Bueno... mañana contáctate con el señor Fuenzalida, el tiene otro juego de llaves, a ver si esas abren la puerta". Ok. 00.45am. M y yo con los estómagos encogidos, gritando de hambre.

Buscar dónde alojar. Llegamos a un hostal a unas cuadras de Av. San Martín. ¿Tiene algo? Claro, una doble "en suite". La tomamos. Subimos tres pisos, míster hostal abre la puerta y ahí está: una buhardilla "en suite", con el techo en 45º, TV con cable y una ventana con vista a la calle.

A comer. Después lidiaría con aquél espacio donde me sentía como El Pianista pero sin piano o Ana Frank sin diario de vida. Llegamos a un restaurante Basko. "Queremos esto y lo otro, pero primero pan y bebidas, YA". Delicias del Mar se llamaba. Bueno. 4 tenedores.

Día siguiente. Cambio de mando en la Presidencia y volver al departamento para hablar con el señor Fuenzalida que según el señor Herrera llegaba a las 9 y se iba a las 13. El señor Fuenzalida trata de abrir, no puede. "Esta chapa es de las antiguas, hay que llamar al señor cerrajero". Ya... llamemos al señor cerrajero.

El señor cerrajero, que hablaremos de él como el señor Ríos mira la chapa detenidamente. "Esta chapa está mal, hay que forzar la entrada". Ya... ¿Y cuánto sale? "XX le sale". Ok. Con M lo vemos trabajar, aplica martillo y desatornillador, luego un taladro pequeño de mano, la fuerza bruta de repente, hasta que la SEGURA CHAPA SALE EN MENOS DE 4 MIN. El señor Ríos nos permite entrar, revisa la chapa: se le salió el seguro, pero aparte de eso, no tiene nada malo, voy y le traigo copias de las llaves y una nueva cerradura... me demoro 30-45 minutos. Ok, Vaya.

Yo estaba en colapso. Al menos estábamos adentro. M me subía el ánimo. El señor Ríos puso la nueva chapa, nos dio las llaves, amablemente se despidió y nos dejó copias para el señor Fuenzalida.

Luego de eso, comenzaron las mini-vacaciones. Destino 1: comer junto al mar en alguna pic'á camino a Concón.

Más tarde, caminar...
Más tarde, dormir...
Más tarde, seguir con delicias gastronómicas...

Más tarde, vivir la vida para luego reírse de lo azaroso que se torna un planificado viaje.

Ahora, en casa de regreso y mañana lunes.
Pero tengo otra energía.
Ganas.
Ideas.

Punto cero.

1 comentario:

Unknown dijo...

me gusta como escribes... y deseo un fds como ese... con playa y mi polola... aunqu preferiria campo, pero al fin y al cabo que sea fuera de santiago






cosas extrañas han pasado mis ultimos dias... esto de estra enamorado es tan intenso... debes saber a que me refiero
me preguntaba si tienes msn, y si tienes si lo ocupas, y si lo ocupas si puedes darmelo, debe ser interesante hablar contigo