-Oye viejo.
-Qué.
-¿Yo soy muy pequeño o tú eres muy alto?
-¿Qué te hace pensar que eres pequeño?
-Me tienes que mirar hacia abajo.
-O tú tienes que mirar hacia arriba.
-¿Por qué nunca me respondes directamente la pregunta?
-¿Por qué preguntas cosas que ya sabes la respuesta?
-Porque soy pequeño.
-No, porque eres un sabelotodo, igual que tu abuelo, y de aburrido juegas a las preguntas.
-¿En serio? Pero es cierto, viejo, no me quiero quedar así.
-¿Así cómo? ¿Pequeño?
-Claro.
-A ver... ¿Tu mamá es pequeña?
-No. ¿La encuentras pequeña?
-Por supuesto que no.
-Le voy a decir a mamá que piensas que es pequeña.
-No fastidies, hijo.
-¿Qué? ¿Se va a enojar?
-Mira, últimamente, con este clima caluroso y extraño, tu madre anda un poco...
-Un poco qué. Dilo viejo.
-No te tengo que decir nada. Ya, camina. Si no caminas, te vas a quedar pequeño.
-Mentira.
-¿Te acuerdas de Frío Polar?
-Qué pasa con él.
-¿Lo encontrabas pequeño?
-Claro que no, viejo, si era un niño.
-¿Estás seguro que era un niño? Recuerda que nunca caminaba, siempre echado junto al agua, pensando quién sabe en qué...
-Me estás contando esto para que te haga caso, es de esas historias que "asustan" para que nosotros, los pequeños...
Un grupo de pingüinos que juega a las cartas interrumpe al padre con el hijo.
-¡Hey! ¡Rastro de Nieve! ¡¿Cuántos años tenía el enano de Frío Polar?!
El padre mira al hijo, el hijo abre los ojos, asustado, y se pone a caminar en silencio. El padre le guiña un ojo a sus amigos, sonriendo...
1 comentario:
dialogo para la ocasion? o publicado previamente?
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