viernes, marzo 24, 2006

La Marcha de los Pingüinos.



-Oye viejo.

-Qué.

-¿Yo soy muy pequeño o tú eres muy alto?

-¿Qué te hace pensar que eres pequeño?

-Me tienes que mirar hacia abajo.

-O tú tienes que mirar hacia arriba.

-¿Por qué nunca me respondes directamente la pregunta?

-¿Por qué preguntas cosas que ya sabes la respuesta?

-Porque soy pequeño.

-No, porque eres un sabelotodo, igual que tu abuelo, y de aburrido juegas a las preguntas.

-¿En serio? Pero es cierto, viejo, no me quiero quedar así.

-¿Así cómo? ¿Pequeño?

-Claro.

-A ver... ¿Tu mamá es pequeña?

-No. ¿La encuentras pequeña?

-Por supuesto que no.

-Le voy a decir a mamá que piensas que es pequeña.

-No fastidies, hijo.

-¿Qué? ¿Se va a enojar?

-Mira, últimamente, con este clima caluroso y extraño, tu madre anda un poco...

-Un poco qué. Dilo viejo.

-No te tengo que decir nada. Ya, camina. Si no caminas, te vas a quedar pequeño.

-Mentira.

-¿Te acuerdas de Frío Polar?

-Qué pasa con él.

-¿Lo encontrabas pequeño?

-Claro que no, viejo, si era un niño.

-¿Estás seguro que era un niño? Recuerda que nunca caminaba, siempre echado junto al agua, pensando quién sabe en qué...

-Me estás contando esto para que te haga caso, es de esas historias que "asustan" para que nosotros, los pequeños...

Un grupo de pingüinos que juega a las cartas interrumpe al padre con el hijo.

-¡Hey! ¡Rastro de Nieve! ¡¿Cuántos años tenía el enano de Frío Polar?!

El padre mira al hijo, el hijo abre los ojos, asustado, y se pone a caminar en silencio. El padre le guiña un ojo a sus amigos, sonriendo...

1 comentario:

gab diaz dijo...

dialogo para la ocasion? o publicado previamente?