miércoles, febrero 08, 2006

Desde el Jardín.

Tomando desayuno. Aún no son las 8.
-Anoche bajé a tomar agua y encontré unas cuantas hormigas caminando...
-¿Hormigas? -pregunta M, horrorizada.
-Sí, esas pequeñeces cabezonas con antenitas.
-¿Echaste TANAX?
-¿TANAX? Pero si eran como las cuatro, con el sueño que tenía, le iba a echar TANAX quizás a qué, al lavaplatos, a la fruta...
-Debiste echar TANAX.
-Ok, no se me ocurrió.
-Ahora andan por ahí.
-¿Tú crees que tienen grupos de reconocimiento?
-¿Mandar hormiguitas que tanteen el perímetro?
-Claro. Y como en Jarhead, hormigas entrenadas que ocupen máscaras anti-TANAX para cruzar los sectores afectados con ese polvo asesino. Me las imagino, todas reunidas, el General Hormiga mostrando diapositivas a las hormigas soldado graficando a lo que se enfrentan: "ésta compañera murió calcinada bajo la lupa de un cruel niño; ésta compañera murió ahogada en miel, por no obedecer a sus superiores; ésta hormiga fue aplastada por la suela de una mujer histérica; y ésta hormiga (el General Hormiga se acerca a la foto proyectada, vemos una hormiga con las patas tiesas, las antenas retraídas), ésta hormiga murió por TANAX". Las hormigas soldado hablan entre ellas, piden venganza, quieren salir a la lucha, pero el General Hormiga las hace callar y...
-Matías... Estoy tomando desayuno.
-¿Ya?
-Que no quiero hablar de TANAX y hormigas muertas en servicio.
-Ah... bueno... ¿Y tendrán "teams" de comandos especiales que busquen entre la jungla de pasto a una araña, por ejemplo, que lleva varias víctimas hormiga?
-No lo sé, estoy tomando desayuno. Y no quiero pensar en terrorismo en miniatura en nuestro propio patio.
-Cierto. La imagen de las hormigas soldado cruzando un desierto de TANAX con máscaras anti-TANAX me quedó en la retina. Imagina que la cámara entra, descendemos, comenzamos a detallar cada vez más los objetos, llegamos a ras de piso, y entramos finalmente a las dunas de TANAX con las siluetas a lo lejos de las hormigas soldado avanzando...
-Lo lograste.
-¿Qué?
-Se me quitaron las ganas de tomar desayuno. Y levántate, que tienes que trabajar.
-Yo sólo imaginaba...
-Imagina que sales de la cama -me dice M con una sonrisa.

Y me levanto. Son las 8. Me tomo el café y termino de escribir estas líneas. Y escucho desde el primer piso a M:

-¡Atacaron mi laboratorio! ¡Intentan entrar por todos lados! ¡Estamos rodeados!


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"La Guerra de Jardín"
Enzo Guilliano
Ediciones SBF
2006
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