domingo, diciembre 25, 2005

El viejo pascuero es amigo de mi vecino.

La Navidad es de los niños.
Cuando uno esperaba ansioso la llegada de los regalos, de uno en especial la mayoría de las veces, corría de un lado a otro, despreocupado de los problemas de los mayores.
La Navidad es de los niños.
Cuando creces, cuando tienes otras prioridades, cuando tienes responsabilidades que no son de niño, lo importante es ver cómo sonríen los pequeños, observar como destrozan los papeles que envuelven el misterioso obsequio.
La Navidad es de los niños.

En mi pasaje, en la casa del fondo, había una gran familia aglomerada. Unos niños más grandes distraían a los menores para preparar el espectáculo. Un adulto gritó, Ahí está, lo veo, viene bajando, y los niños buscaban ansiosos con la mirada por el cielo, recorriendo las estrellas... entonces sucedió el milagro: asomó del segundo piso de la casa de mi vecino el viejo pascuero, bolsa al hombro, inquieto, saludando a los niños, apurado porque había sido descubierto. Me quedé mirando, fue genial ver la preparación de la familia, la coordinación para lograr "atrapar" al viejo pascuero en el momento preciso.
La Navidad es de los niños.
El vecino abrió la puerta, los pequeños entraron corriendo. Los familiares, satisfechos, entraban detrás, riendo divertidos. Se cerró la puerta, el pasaje quedó en silencio.
La Navidad es de los niños.

Con M abrimos nuestros respectivos regalos. Nos abrazamos. Nos dimos un beso. Ya habíamos disfrutado viendo a nuestros sobrinos agarrando sus presentes, rajando los papeles, correteando con las muñecas, el auto a pilas, la polerita nueva...
La Navidad es de los niños.

Lamento mucho, hermano, padre, madre, si les estropee esta noche. Pero ya no somos niños.
Ciertas cosas hay que decirlas en su momento, sobretodo si ya hemos crecido.

Insisto.
La Navidad es de los niños.

Pero de todas formas, con cariño y afecto, con amor profundo, les digo:
Feliz Navidad, espero la disfruten como si fueran niños.

1 comentario:

Cristián dijo...

no creo que sea solo de los niños, creo que tambien puedes llegar a sorprender a un adulto, pero sin duda que es el niño que llevamos dentro el que regresa por un momento y se apodera de nuestro rostro y pone carismos.