domingo, diciembre 18, 2005

El espacio que habitamos: peces en el aire.

Nuestra casa, de dos pisos, podría estar en medio de la arena, cerca de las olas del mar. La escalera de madera suena como la casa en Algarrobo que tienen unos tíos.

Me gusta la placidez que me rodea cuando transito por las piezas.

Mis vecinos, que viven en casas iguales, tienen luces de colores para celebrar la Navidad que viene. Gracias a ellos la recordé. Y hoy M me mostró los regalos que teníamos para nuestros sobrinos: ¿dónde estuve todo este tiempo? ¿es posible congelar los sucesos y perder la noción de los mismos? ¿es posible desaparecer sin que nadie lo note y regresar sin saber ciertas cosas, como que faltan pocos días para Navidad?

¿En qué se ha convertido la vida?
¿En una pérdida de la conciencia ocasionada por lo abrumador de lo real? ¿digamos, pagar la renta?
¿Vivimos sin memoria?
¿Sólo nos quedan marcas o cicatrices?
¿Quién ordena los engranajes del sistema?
¿Será que nadie y el mundo es un barco a la deriva en el mar del Universo?

Me voy a acostar. Ya comencé a latearme a mi mismo con tanta pregunta irrelevante...
¿Es irrelevante el pensamiento?
¿Por qué?

Buenas noches.
(El sonido de las olas a la distancia es una canción de cuna relajante... mecen el sueño y te cierran los ojos...)

No hay comentarios.: