Ahí estaba, en brazos de M. Tómalo, me decían, cárgalo un rato. ¡Por favor, no, cómo se les ocurre, algo tan pequeño, Y SI SE ME CAE! ¡¿AH?! No pienso cargar con la culpa toda mi vida...
Amiga S. estaba feliz. Con 4 kilos 300 gramos menos, pues el sobrepeso que venía paseando por el planeta en forma semi-circular-elípiticoide delante de su panza es ahora un SEBASTIÁN. El padre no estaba para felicitarlo. Para decirle: compadre, sos un valiente, tenés que ser un grande para tu hijo.
Y alguien dijo: no sé qué pasa, son todos iguales los hombres, NUNCA QUIEREN CARGAR LA GUAGUA.
Apenas carga uno con uno mismo, ¡JÚA! y va a temer por la estabilidad necesaria que requiere un pequeñín para que crezca SIN MAGULLONES si lo vas a tener en brazos... en fin, la naturaleza es sabia, la madre carga al hijo, el "tío" sólo lo admira. "Pero si son casi de goma, si se te cae no le va a pasar nada". Mejor ahorrarse el "no le va a pasar nada".
Me gustó ver a S. feliz con su hijo.
miércoles, septiembre 14, 2005
Pequeñín: dos y medio días en el mundo.
tecleado por Mat. cerca de las 4:33 p.m.
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