¿Te sabes la historia aquella
del niño que enloqueció de amor?
Que era sólo un chaval
un mocoso de dientes de leche.
Pero el corazón le creció tanto
-inmenso-
inflado del perfume fatal
de una mujer que le hizo girar la cabeza
como ruleta:
la apuesta
pues la apuesta
el premio gordo
fue la niñez misma.
¿Te sabes ese cuento?
Y no sólo los niños mueren de amor
porque yo
yo
ahora
justo ahora
a minutos de que llueva
le he dado la primera vuelta a la ruleta.
Es que me he vuelto loco.
"El músculo y el mito: palpitaciones en las sienes"
C. Klunnasky
editorial SBF
2005
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