miércoles, febrero 09, 2005

El dolor te cura de cualquier evento fortuito.

La espalda sigue igual. Rígida e intransigente. El cuerpo es un dictador que no acepta treguas. Y lo atacas con jarabes, pastillas, reiki o parche león. Pero resiste, lucha, combate contra tí, que es combatir contra uno mismo. Ejército de un solo hombre.
Cuando estás con dolor constante se nubla el horizonte; la mirada apunta al suelo, no ves nada, sólo te enfocas en el dolor que llevas y tu cerebro lo persigue, aisla, focaliza: quiere que tengas presente que la mente no es un chofer privilegiado que se pasea por las calles de la vida en un cuerpo año 78.
Deja de tener importancia lo que suceda a tu alrededor. Mal genio. No puedes pensar. Un desastre, como quedarse en pana en pleno desierto.

Espero mi novia acepte darme un masaje.

Espero que el dolor sea de espalda y no más profundo.

Estoy trabajando con el enigmático señor Castro. Con eso, tal vez mejore.

saludos terrícola.

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