Hoy una paloma entró directo al interior de un café donde disfrutaba un cortado. Todos saltaron, qué asco, mira cómo salta, la observaban como si realmente hubiese sido un ratón con alas. Una señora mayor dejó de comer un sandwich, se paró y nos miró a todos como si fuéramos la mayor estupidez del mundo y unos inútiles. Se acercó a la paloma, la tomó con ambas manos, salió del local y nuevamente le regaló su libertad.
Nadie dijo nada.
Ella se sentó y siguió comiendo sin notar ni tomar en cuenta nuestra vergüenza de haber sido temerosos de un ave tan común como lo es una paloma, que se sabe, no es un ratón con alas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario