domingo, julio 19, 2009

ella y verla por el parabrisas mientras se aleja.

Nuevamente mi mujer se fue de expedición arqueológica. Y me embarga este sentimiento de haber perdido los pulmones, o de estar respirando un aire denso como el agua.
La acompaño al taxi con el bolso, ella va delante mio, y no sabe que la miro con nostalgia anticipada; porque cada vez que partes, la casa sobra en espacio, la cama se duplica y el lado que te corresponde, donde duermes cada noche -estas noches no- lo intento llenar con libros, ropa, algo que continúe la sensación de que ese espacio está ocupado, te pertenece, y te lo devolveré cuando regreses.
Busco música, no quiero hablar conmigo mismo, y la tele me deprime.
Llevas celular, pero donde vas no hay señal. Cierto es que casi nunca hay señal sea cual sea tu destino. No hablaremos entonces hasta el martes, calculo, dos noches ocupando una cama partida, dos días recorriendo estos ambientes que ahora son mi casa pero se cierran en sí mismos en un silencio que me obliga, como dije, a buscar música, algo que me hable y gaste el tiempo. Se lo vaya comiendo, acelere las horas.
Es una tarde melancólica y siendo sincero, mirando por la ventana al cielo gris que atardece, me siento triste.

Siempre espero a que vuelvas.

2 comentarios:

Mariana dijo...

Por qué en lugar de pensar en lo hermoso que puede ser el reencuentro, te empecinas en ése negativismo que no te lleva a ningún lado?, salvo a deprimirte.

No existe nadie que pueda hacer que estés alegre, la alegría está dentro de tí, sólo tienes que sacarla, un poco de aire no le vendrá mal

Patricia dijo...

Que se lee bonita tu nostalgia :)