miércoles, marzo 19, 2008

semillas.

I.

- Estoy violento -

¿Cuántas muertes

profetizas?

Mi mente

plétora de ideas

Y el reloj inexacto

de mi alma.

Uno nace soldado

y muere poeta.

Mis cenizas al mar

por favor.


II.

Grieg: O el piano.

El ejército de las notas

arremete con sangre

por los campos níveos

de aquel mundo que se sostiene

entre la verdad

lo hermoso

y un oido esculpido en carne

que batalla por temblar

ante la magnífica presencia

de un ejército de notas

y estallidos de música:

¿Han visto como una gota

conmueve la superficie del mar?


III.

Continua

- fina luz -

un hilo de aire

retocado por el color de un aroma

y entre las sombras

siembras

trémula

un jardín de maravillas:

brotan perpetuas tus sonrisas.


IV.

¡ Oh, poeta !

Coronado con las espinas

de los dioses.

Y el desprecio

de los hombres.

Arrepiéntete

y se como una piedra...

como los demás.


V.

Caí convulso

- vibrante como una espiga -

y pronuncié

todas mis vidas:

Ególatra

perfeccionista

guerrero

humilde

ejecutor

culpado.


VI.

Las palabras

se atascan en mis ojos

se agolpan

ruidosas y vibrantes

abejas nuevas

del panal que dejé crecer

con la miel

de las ideas

ahora

han descubierto

la flor

Y míralas volar

sin espacio

en mi cabeza

ansiosas de conocer

tus pétalos...


VII.

Esa noche colocaste tus palmas

sobre mis miserables ojos

y luego retiraste las imágenes de ira

que yo continuaba viendo

y colocaste tus palmas sobre tus ojos.

Lloraste por mí.

Por ambos.

Lágrimas son tus palmas.


VIII.

Lela.


Hoy las puertas de la muerte

acudieron al despertar

de tus ojos

luminosos

fatigados:

Las puertas abiertas

y tú dentro

como si fueras

una semilla seca:

¿ Y mis lágrimas

darán brotes

cuando en tus ojos

las puertas cierren?


IX.

En cada una de las palmas

de tus manos

planté una semilla

un bosque glorioso

que crecerá de ti

y cubrirá

nuestras duras pieles

y lloverá

y seremos un beso

de raíces

y hojas...


X.

Alguien dijo:

“ en lo estático radica

la belleza”

Y si tú eres

una cadencia

de aromas

y sonrisa

¿ Cómo retienes

lo inmóvil

de lo hermoso?


XI.

Que ligeras las líneas

que brotan

como espejismos

de tu boca

entreabierta

y un mundo de aire

de alas

y ligeras las líneas

de tu boca

permitida a un beso...


XII.

¡ Oh !

La antigua furia de los dioses

ha resurgido del vientre de una mujer.

Un hombre.

Ha sido un hombre.

Un laberinto en abundancia.

XIII.


He perdido la práctica. Tal como perdí la fe en dios o una acrobacia no me resulta.

¿ Es que somos una mera vela que una vez encendida es el inicio de la muerte ?

Y nadie dirá que no traté de no perder la práctica. Fui muy precavido. En mi mente como una bitácora las ideas se imprimían, sólidas, indelebles; y ahora son letras bajo la lluvia, tan borrosas...


XIV.


Escasas palabras

escasas ideas

escasas facultades.

¿ Acaso requiero

de un alma

para presentar mi caso

al escaso proceder de la justicia ?

Escasa esperanza.

No hay caso.

Es caso cerrado.


XV.


A callar.

¿ No ven que está soñando ?

XVI.

La luna desnuda

seguía su piel

entre las telas

de una noche:

Ella temía ser

hermosa

y yo procuraba convencerla.

La luna desnuda.

XVII.


Sigue con ambas pupilas esta línea:

Detrás tuyo

se alza

el fantasma de mi cuerpo

y en tus oídos

recito con mi pálida voz

estas palabras:

¿ Sabes tú

cuándo comenzó

este camino ?

XVIII.


Me piden confesiones.

“ Entrega a los últimos rebeldes”

repiten como el desagradable

eco de la muerte.

Me piden confesiones.

Se han encargado de colocar

en mi tobillo el grillete

del infortunio.

Pero no puedo dejar que conozcan

el rostro de aquellos

ocultos

rebeldes

tristes

pensadores.

Me piden confesiones.

Confusiones les entrego.


XIX.

Nadie guarda silencio

en noches vigiladas

por el ojo de la luna:

Me he sentado a escribirte.

Y eres lluvia

de un inmaculado cielo

que transporta

el renacer de los sentidos...

Y esto no ha de terminar

sin un comienzo.

XX.

Piel sencilla:

al tacto

te suavizas

y busco

donde apoyar

los pesares.

¿Qué otra superficie

acomodaría

a un cuerpo

cuya piel

son filos certeros?

Otro poema.

XXI.

La luz se divide

¿quién osaría tocarte?

y mis manos

insensibles

atadas.

Y eres sombra

cuando la luz se divide.

XXII.

De las calles al sur

del farol en tu esquina

la ciudad me recuerda

los hilos de una afilada

Telaraña

y debajo de la luz

(en aquella esquina)

te parabas vestida

de infancia

y la telaraña

la ciudad

envenenaba tu piel

tu piel

de niña.

La sombra del concreto

acoge la bruma de los malditos.

Tu piel

niña.

XXIII.

Te olvidabas de lo que nunca

negaste,

amor, amor, un corazón

de abrazos y fidelidad,

una virgen de los sentimientos

y el pecado de la belleza;

me entristece verte

sin poder tocar tu perfil

y los labios aún sonríen

con la ingenuidad

de tu cuerpo:

el frío de la mañana

y tu cuerpo que duerme.

XXIV.

Mis manos son como ríos:

se guían por el mundo.

Mis manos se secan

pero no olvidan la senda:

el mar es la inquieta

conciencia

del río.

Procuro enseñar algo

a las raíces:

la razón de todo río

es festejar la primavera.

Mis manos escriben al mundo.


XXV.


A la intranquila ceguera

de los astros

atribuyo el rocío

de tus pisadas

sigilosa

(exhausta)

mujer

y noche

traviesa.

XXVI.

Inmune

(como el rocío en el ojo

de la mañana)

es mi piel a tu piel

piel de ceniza

mujer extraña:

Dijimos Amor

-durmiendo-

y al despertar

besábamos la despedida.

Nunca sabré tu nombre

despojada

Soledad:

Trataré de callar tu presencia.

XXVII.


Mantén quieta esa postura.

Todo alrededor se balancea

en este instante

en tus ojos.

Equilibrio; entre tú y yo,

mujer,

se desenvuelve ese cielo

oculto por el horizonte.

No eres y eres,

y eres todo;

un río, un aroma, un aliento,

una búsqueda: armonía.

En este momento

amo tu figura

y la inseparable lejanía.

Quieta en esa postura eres el cosmos.


XXVIII.


Todo
dicen
tiene un límite.


Estas líneas
entonces
deberían terminarse.


Pero no pueden
porque mis manos
siguen tu forma.


Todo
suponen
es relativo:
estas palabras
serían entonces
verdad o mentira.


Qué importa.


Yo escribo sin mirarte
y sé que existes.

XXIX.

Venas-Venus

Lamento presentarme
a estas horas:
no podía decidir el camino
a la cumbre.

Mas
estoy presente.


Qué puedo decir:
ella es el centro
del nacimiento.


Sus ojos
la delatan
inocente
desnuda
intocable.


Qué más podrían oír:
presencié en un instante
el universo
que la rodea:
mundos finos
parecidos al papel.


(Y profundos
como el llanto
de saber
que esa quietud en ella
es interminable.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

TACT:

The ability to tell someone to go to hell and have them look forward to the trip!