miércoles, enero 24, 2007

Por qué mi madre nos quiere tanto y por qué nuestro padre también, pero este post es sobre la mamá, viejo, así que no te me pongas sensible, ché..


En vista de que mi hermano fue el primer hijo procreado por y desde el amor entre mis padres (quienes aún continúan casados... debo añadir además que nunca será fácil hablar sobre la sexualidad de mis padres...), en vista de ese detalle, el nuevo hijo que quisieran tener mis padres sería irremediablemente el segundo. Vale decir, el menor.
Mis padres, entusiastas, querían un hijo chico-hermano menor. Pero algo ocurría en el proceso que no lo hacía fácil como fue tener a mi hermano mayor; al contrario, tres veces mis padres escucharon la palabra "pérdida".
Hasta que del amor mis padres lograron "gestarme", decididos por un hijo chico-hermano menor. Una estricta condición había a cambio de que pudieran tenerme -casi una maldición de cuento de hadas-: mi madre tenía que pasar los nueve meses de embarazo en ABSOLUTO reposo. Se movía dos centímetros... y me perdía.
Así fue que crecí siempre recostado sobre mi madre, tal vez escuchándola atento mientras me hablaba, o percibiendo que me hacía cariño, o escuchándola cantar. Quizás soñando lo que ella soñaba.
Esos nueve meses debo haber escuchado a mi hermano mayor hablando con ella, o viendo la tele, o jugando en el suelo con sus autitos. Seguro acompañaba mucho a mi madre. Siempre seremos muy unidos.
Nueve meses de proteger al hijo que la unía a mi padre decidida a no escuchar "pérdida".
Y nací. Y llegué al mundo. Y mis padres y mi hermano fueron felices.
Hijo chico. Hermano menor.

Amor de madre, que por última vez tuvo que escuchar la palabra "pérdida" días atrás.

Pero tu sabes hermano que no nos dejará de querer como nos quiere aunque se lo pida Él mismo... Y tú sabes cuánto nos quiere.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA MADRE, es un ser importantísimo en la vida del hombre, nada menos, quien le trae a la vida. Siempre me ha impresionado, cuando ése hombre es consciente de abandonar éste Mundo, sea quíen sea, y aunque hayan pasado años sin ver a la madre, siempre tiene ésta palabra en la boca: MADRE!

Precisamente, por lo duro que le resultó a la mamá traerte a éste Mundo, ahí tienes una razón más para no abandonarlo.