Hoy casi choco por fijarme en una mina que iba llorando, sosteniendo la gravedad de sus pasos en tres cuadernos que apretaba angustiada.
¿Cuánto falta para el día que yo detenga el auto, me baje, me acerque a ella y le pregunte: por qué vas sufriendo para terminar dándole un afectuoso abrazo?
Luego, dieron la verde.
sábado, octubre 21, 2006
Tributo a la sollozante desconocida.
tecleado por Mat. cerca de las 5:43 p.m.
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