sábado, octubre 21, 2006

Tributo a la sollozante desconocida.

Hoy casi choco por fijarme en una mina que iba llorando, sosteniendo la gravedad de sus pasos en tres cuadernos que apretaba angustiada.
¿Cuánto falta para el día que yo detenga el auto, me baje, me acerque a ella y le pregunte: por qué vas sufriendo para terminar dándole un afectuoso abrazo?

Luego, dieron la verde.

No hay comentarios.: