jueves, octubre 19, 2006

Es que es así.

Ya no hago preguntas porque todas tienen una respuesta. Lo que provoca a nivel interno sentirse algo "liviano" de mente, ya que llevabas un buen rato elucubrando la respuesta a la pregunta que te acechaba ansiosa y resulta que vas, te atreves a preguntar, y no falta por ejemplo en una mesa de matrimonio el amigo desconocido que llegó con una compañera del colegio y te lanza la respuesta sin antes haber dicho un carajo monosílabo durante toda la maldita cena.

Así que ya no pregunto.

Creo simplemente.

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