viernes, octubre 13, 2006

¡Del cielo, del cielo, agua del cielo!

Mi vecino de la derecha, no necesariamente en el aspecto político también, se puso un sobretodo amarillo translucido de plástico y salió bajo la lluvia.

Lo observé desde una ventana, no es propio de un vecino delatar que está "mirando nada más", cuando todos sabemos que todos se miran con todos y todos saben la historia de todos, lo que es más inverosímil aún, porque apenas nos conocemos.

Mi vecino bajo la lluvia envuelto en plástico amarillo. ¿Y qué hace? Se agacha ante una poza de agua (mi pasaje tiene su calle principal de tierra, le da su toque criollo, claro que sólo en verano, porque en invierno y lluvias raras se transforma en el hogar perfecto para el Hombre del Pantáno). Se agacha mi vecino y comienza a sacar piedras debajo del agua. Un gorgoteo aparece ante cada piedra que recoge. ¿Hay un sistema de drenado en nuestra calle de tierra criolla?

mi vecino sigue sacando piedras, las burbújas siguen apareciendo, el agua comienza a disminuir en esa poza. ¡Milagro!

Mi vecino entonces, sin mirar las gárgaras de la charca que se iba desvaneciendo, enfiló hacia su casa, deteniéndose sólo para chequear la cantidad de barro en sus botas antes de entrar...

La poza continúa soltando esferas de aire que revientan bajo las gotas de una lluvia entrometida de verano.

Ahora, la verdad, no entiendo el para qué de hacer eso.
Mi vecino sabrá.
Me imagino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno decide como iniciar una limpieza de sí mismo, y el vecino ha optado por comenzar por las piedras del camino...