martes, agosto 08, 2006

La última ejecución efectuada con este método, data del año 1977.

-Yo pago las jarras.
-¿Seguro?
-Seguro, hoy me siento un tipo que debe hacer el bien para que Dios le permita llegar al Paraíso.
-Tú pagas entonces. ¡Salud!

Ambos chocan las jarras y beben la cerveza.

-Gracias por la invitación.
-No es nada. Hay que compartir los buenos momentos, porque nunca se sabe en qué momento te da con la hoz en la nuca la fría muerte.
-Eso es como decir "trata de ser feliz, pero nunca dejes de mirar por encima de tu espalda". No se puede vivir así. La muerte llega cuando tiene que llegar. Es el ciclo. El ciclo natural.
-No siempre.
-Bueno, como quieras. ¿Sigues trabajando de independiente?
-Pues sí, tomo un trabajo allí, otro allá, me da para vivir. Suelen ser trabajos muy simples y rápidos.
-¿Sï? ¿Cómo cuáles?

Pasa un niño corriendo entre las mesas gritando, "¡Guillotina, guillotina, en la plaza, hay que estar ahí antes de que la iglesia deje de tañer las campanas!"

-Bueno, me despido mi buen amigo.
-¿Tienes que partir ya?
-Sí, tengo un asunto que atender. Un trabajo urgente. Saludos.

El hombre sale de la taberna, deja pasar una carroza, y se encamina hacia la plaza entre una multitud que corre a ver funcionar la guillotina y cómo corta la cabeza de algún landronzuelo o un hombre con cierta importancia.


extracto del libro "Cien maneras de proceder"
de Gilberto Reinaldo
ediciones sfb
2006

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

La guillotina, creada con un presumible buen proposito, pero como toda creacion humana, desgenerada para causar el terror. Voy a leer el libro. Chao