martes, abril 25, 2006

El día a día en los continentes.

En la familia nadie se ponía de acuerdo, si el clima era frío, si era caluroso, si era ambos, cada uno echó de todo y todos reclamaban que la mochila pesaba un elefante, por lo que salió el padre, Qué elefantes y un cuerno, llevad lo que tengáis que llevar, Pero papá, contestó la más pequeña de los hermanos, si llevamos casi todo, Entonces se tendrán que ayudar entre ustedes a cargar las cosas, y si es todo de todo, es todo de todo y a usar los músculos.

La madre lloraba en una esquina.

Es que los niños aún no entendían la palabra DEPORTACIÓN y el padre tampoco sabía cómo controlar el miedo, la pena, la rabia de ser expulsado de su país por tener un apellido que el gobierno del momento consideraba ofensivo.

Dejaron atrás la puerta abierta y una vajilla de porcelana china que les había regalado la tía Carmela. Nunca la usaron, nunca les gustó, nunca conocieron a la tía Carmela.

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