viernes, abril 28, 2006

Diálogos.

Elisa lo tenía agarrado del brazo izquierdo, tiraba con fuerza, pero Ugarte era más fuerte: se acercó a Daniel, enterró el cañón de una Colt automática en su frente, y gritó:

-¡Quién te lo ha dicho!
-Nadie, nadie, sólo es un rumor...
-¡O sea todos lo saben!
-¿Saber qué, Ugarte?
-Lo que tú ya sabes, Daniel...
-Y qué es lo que yo sé... Yo no sé nada... Ugarte, razona...
-Tengo mis dudas y ante las dudas prefiero el atajo.
-¡Pero Ugar--!

Dos tiros en la cabeza lo tiraron al piso con tal fuerza, que el cuerpo rebotó. Daniel murió desangrado, Elisa de rodillas lloraba mientras lo veía morir.

-¡Eres un monstruo, Ugarte! -grita ella.
-¿Y a ti qué te hace ser mejor? Al menos el problema está resuelto. Más dinero para cada uno.

Ugarte encendió un cigarrillo, miró a la derecha, y se alejó silbando. Elisa contenía las lágrimas, se levantó y con mano temblorosa, inestable, le apuntó su pistola a Ugarte.

Ugarte sin darse la vuelta:

-Cuando dije más dinero para cada uno, quise decir más dinero para mi. Un placer conocerte, Elisa...

Dos disparos.

Entre los arbustos se levanta un francotirador que recoge el arma, una revista de puzzles y se va tosiendo.

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