sábado, diciembre 10, 2005

Bitácora del hombre en su casa esperando el regreso de la mujer que también la habita.

Antes que nada, que equivale a decir "partamos de cero, desde lo inexistente", quiero liberarme del cansancio: he trabajado toda la semana, de 9 de la mañana hasta la mañana siguiente. Y de nuevo a las 9 de la mañana. Ocurre que los recuerdos se desvanecen cuando estás trazando el círculo del infinito para lograr una meta.

Siento encima el polvo del abandono, que he dejado regado por los lugares que siempre me acogen. Le pregunto si he convertido todo en un desierto, ella dice que me calle, que me ama, que la vida a veces se encoge para luego expandirse como el universo. Somos felices.

Estoy solo. M ha viajado a la costa, al norte. Lo agradezco. Yo no tuve tiempo esta semana para recordarle que sigo presente. Aunque quise. Pero al llegar a casa, luego del trabajo, al verla durmiendo plácida, preferí apreciarla en silencio y luego dormir. Para, en la mañana, despertar en silencio y seguir con la rutina de las 9 AM.

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