jueves, octubre 20, 2005

Encuentro cercano del tipo en un día cualquiera.

Le tocan el timbre. Va, abre la puerta. Es un hombre pequeño, verde, con antenas en la cabeza. No, no es un hombre: es un marciano.
-Disculpe, ando buscando la calle (esto y lo otro). ¿Me podría ayudar?
El tipo la piensa, conoce la calle, cómo se le ha venido a olvidar.
-Mire, creo que tiene que seguir derecho, doblar en (tanto y tanto), llegar hasta un semáforo y ahí...
El tipo se detiene. Mira al verdecillo hombre pequeño. Levanta los ojos y exclama:
-Oiga, ¿esa nave octogonal es suya?
-Sí, es mía, es el último modelo para viajes por las 10 dimensiones cuánticas, me ha costado casi una antena sensorial craneana, pero vale lo que cuesta, así mis niños pueden conocer los distantes rincones del universo...
-Bueno, mejor la saca de ahí, pues si no le pasarán una multa.
-¿Una multa? Oh, muchas gracias, no me habría sido grato tener que volver después de un par de días para pagarla, ya sabe, la energía líquida núclear está por las estrellas de cara últimamente...
El tipo le da las últimas instrucciones al marciano y cierra la puerta. Regresa al living. Enciende la TV. Siguen dando el debate presidencial.
-Qué lata... Nunca dicen o hacen algo nuevo. Qué haría por tener un modelo octogonal con capacidad de desplazamiento por las 10 dimesiones...

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