viernes, septiembre 09, 2005

Y qué.

Iba en [la] micro. La lluvia acribillaba el pavimento y las gotas, del cielo a la tierra a velocidad kamikaze, luchaban por atravesar los paraguas, abrigos, parkas. Y qué.

Miro por la ventanilla. Vi a Longueira con Lavín y ellos tienen ALAS. Y qué.

En otra esquina, me encuentro con Piñera rodeado de personas que asumo es su familia. Y qué.

La tercera era la vencida: estoy contigo me dice Bachelet. Y qué si creo es la mejor de las tres campañas.

Coldplay en los oídos. Y qué.

Y qué.

Entonces, como un fantasma amigable, un Casper del pasado, en un camión de gas me topo con la sonrisa de un actor con el cual trabajé en una película. Los recuerdos inspiran hondo y comienzan una carrera para salir a la superficie desde el fondo de mi memoria. A ese chico, el que me sonríe, el que promociona el gas, a ese chico fui yo el que le hizo el casting. Y quedó en el papel principal. Y me viene un orgullo ridículo. Innecesario. Intangible.

Y qué. Me da gusto verle la cara nuevamente, aunque sea en una esquina, bajo la lluvia, en una foto gigante pegada al costado de un camión gigante.

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