La Vida se sacó la camisa de 200 dólares. Medía 2 metros. Y sólo de ancho. Los vítores alrededor de La Vida se elevaban al cielo como una plegaria: Muerte, Muerte, Muerte. La gente quería ver Muerte.
-No seas estúpido, yo recomiendo que te abroches la zapatilla que tiene los cordones sueltos y salgamos corriendo...
-¡Nunca! Ya llegamos hasta aquí. ¿Eres un cobarde?
Miré a La Vida. Con una mano levantaba a una familia de japoneses, mientras éstos le sacaban fotos desde el aire. Tragué desamparo.
-No tienes oportunidad, mira el tamaño que tiene, te va a arrancar la cabeza de un manotazo...
-David y Goliat.
-¿Qué?
-Yo soy David. La Vida será siempre Goliat. A veces, hermano, hay que pelear aunque la derrota sea inminente.
-¿Por qué? ¿Para qué vas a pelear si sabes que lo tienes todo perdido?
Apretó los puños. Elongó el cuello. Contrajo los músculos. Estaba listo para salir a pelear.
-Antes de salir, dime, para qué pelear si sabes que no hay victoria.
La gente aplaudía a La Vida, que arrojaba un oso al aire haciendo malabares.
-Cuando veas que caiga. Que la sangre brota de mi boca, mi nariz, mis ojos... ¿lo vas a olvidar o buscarás venganza?
-No es justo, hermano, la pelea con La Vida fue tu idea. No te sacrifiques, porque mi sangre se queda dentro de mi cuerpo, no la voy a perder vengando a un insensato.
Entró al improvisado ring. La gente guardó silencio. El silencio que precede al grito estridente provocado por el placer de ver sufrir y caer a otro. Mi hermano bajó los brazos y cerró los ojos. La Vida, en un principio, lo rodeó con los puños en alto. Mi hermano no se movía. Bastó un golpe de La Vida para que mi hermano volara seis metros por encima de la gente y cayera sobre el cemento con un crujido de huesos. La Vida levantó sus vigorosos brazos y los testigos aplaudieron frenéticos.
-¡Hermano!
Corrí a verle. Pero ya estaba muerto. La Vida se lo había llevado. Prometí a nombre de mi hermano que jamás permitiría que La Vida me llevara con tanta facilidad a mi también. Esa sería mi venganza...
miércoles, agosto 17, 2005
El Club de la Pelea: golpes bajos.
De violencia y violines.
C. Kobowski.
Ediciones SBF Books.
2005.
tecleado por Mat. cerca de las 10:57 a.m.
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