Si quieres que te respete, no desvíes la mirada cuando te hablo.
No esgrimas tu inteligencia como una serpiente, si esperas que te admire.
Cuando me hables de cambiar para mejor, no sacrifiques tus propios ideales.
No envenenes el espíritu de quienes confiamos en tí. Si uno de nosotros no vale lo que dice valer, no lo midas en la balanza de aquél que cree saberlo todo: nadie sabe todo, todo sabe a nada.
¿Eres mejor que yo que él que ella que ellos que nosotros que el bebé que escucho llora?
Déjate de engaños.
Nos prometiste libertad.
Si quieres que luche por ella, responde mi pregunta.
martes, agosto 09, 2005
Al mundo y sin arrogancia.
tecleado por Mat. cerca de las 1:27 p.m.
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