miércoles, febrero 16, 2005

El tiempo no son 24 horas. Pero 24 horas...

Trabajando. No me quejo, mi visión algo nublada calvinista me impulsa a estar a estas horas quemando un CD para la presentación de un comercial.
Con el director queremos ganar un Cannes. Lo decimos medio en broma y bien en serio: no hay que nivelar hacia abajo me dice siempre un amigo.
¿Qué extraño del planeta? A mi novia. Pero es tan cliché decirlo, que nadie te cree. Es un DEBER echar de menos a la novia. Pues bueno, soy el hombre cliché.
Asustar a mi perro. Eso es divertido también. ¿O debería decir: sentarme ante una chimenea con un whisky en las manos? Patrañas. A veces extraño hasta a las nubes. ¿Muy poético? El cura jolo ya lo dijo: vivimos en un matriarcado. Vale decir, se aceptan sentimientos.

Quisiera escribir en serio.

Quisiera ser escritor.

En cambio, sentado estoy, arremetido por las huestes de morfeo que pretenden conquistar el sector aún despierto de mi congestionado cerebro.

Y también extraño a Sandía.

Ya volverán los viejos tiempos...

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