Veo pasar a un ciclista montado en su bicicleta radiante, creo que cromada, no sé, el sol rebotaba en su manubrio, y los rayos de las ruedas se tornaban en girasol la luz (pre)potente, y va el ciclista y pasa en frente de un mendigo que arrastra su carro de supermercado con esfuerzo y el delirio de la borrachera o la abstinencia, el asunto es que lleva un solo zapato, el otro pie descalzo, me miro los pies y veo zapatillas nuevas, las que tienen nombre de diosa griega, la de la victoria, pero qué tiene de victorioso pasearse con zapatillas de dios griego frente al vagabundo que día a día muere, y que se joda el que diga, No seas melodramático, o la estupidez, El sistema es así y nada se puede hacer porque la pirámide social lo requiere -pobreza mayor a mayor riqueza-, y yo no tengo mucho que aportar, tal vez debería haber hecho algo en concreto en vez de hablar de ciclistas, bicicletas y sistemas que no funcionan, tal vez debería haberle regalado al vago la diosa de la victoria y regresar yo en calcetines a la casa y ponerme el otro par que tengo, pero creo que en color azul.
Ah, verdad.
El sistema tiene restringido ese tipo de proezas.
No se preocupe Matías. Las angustias del beodo no se solventarían con unas zapatillas ó zapatos. Quizá no sea ese su mayor problema.
ResponderBorrarAy! el sistema!!. El sistema organizado por hombres, hombres al fin, como el beodo!!, pero diferentes.