Mi señor padre un día llamó por teléfono. Fue más o menos así:
-Buenas tardes... ¿Podría hablar con Juan Pérez Bustos?
Y la respuesta de la secretaria fue algo como:
-Disculpe, pero aquí no trabaja nadie que sea francés.
Mi padre cortó desconcertado y la secretaria seguramente cortó feliz de haber realizado de nuevo "correctamente" su trabajo.
En fin.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario