Ya no hago preguntas porque todas tienen una respuesta. Lo que provoca a nivel interno sentirse algo "liviano" de mente, ya que llevabas un buen rato elucubrando la respuesta a la pregunta que te acechaba ansiosa y resulta que vas, te atreves a preguntar, y no falta por ejemplo en una mesa de matrimonio el amigo desconocido que llegó con una compañera del colegio y te lanza la respuesta sin antes haber dicho un carajo monosílabo durante toda la maldita cena.
Así que ya no pregunto.
Creo simplemente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario