Y me acerco.
Me aproximo.
No puedo bajar la cortina del cielo
o levantar las rocas muertas:
no sé cómo decirte, mujer
-en menos de una palabra-
que estoy en guerra con el mundo
para que me dejen amarte.
El amor que te mereces,
la vida que te mereces,
el hombre que prometió cambiar.
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