En el auto. Semáforo en rojo. Afuera, una mujer carga a su pequeño hijo pidiendo plata de auto en auto. Escucho un "pobre señora" pero también un "si éstas ocupan a sus guaguas pa' puro pedir, quizás la guagua no sea ni de ella". Semáforo en verde. Avanzamos. La señora queda atrás, nadie bajó la ventana para darle un par de monedas sueltas. Tampoco yo. Esta es la herencia que dejaremos una vez muertos. Mujeres y niños pidiendo plata en las esquinas donde autos, pulidos y brillantes no bajarán la música ni abrirán la ventana para darle a la señora un par de monedas, "por que las guardo para el taxímetro".
Pregunta, ¿tuve la oportunidad de cambiar eso?
No.
Y jamás conoceré a la extraña, desconocida señora cargando una guagua suya o prestada por un par de monedas sueltas.
